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Inés Arrimadas gana las elecciones de Cataluña, pero los independentistas mantienen la mayoría

Ciudadanos, primera fuerza política con 37 escaños, seguido de JpCAT (34) y ERC (32). El bloque separatista suma mayoría gracias a los 4 diputados de la CUP. Mal rendimiento electoral del PSC y caída estrepitosa de PP y los comunes

Victoria histórica de Ciudadanos, pero nueva mayoría parlamentaria de los independentistas. Dos años después de las últimas elecciones, y tras una declaración ilegal de independencia y la posterior aplicación del artículo 155, todo sigue igual en Cataluña.

Pese a que el partido de Inés Arrimadas ha conseguido ser la primera fuerza política de Cataluña, Junts per Catalunya y Esquerra Republicana han respondido por separado en la cita electoral del 21-D mejor que juntos en 2015, y sus 66 diputados, sumados a los 4 de la CUP, sitúan al bloque separatista con mayoría en el Parlament.

Con el 98,45 por ciento escrutado, Ciudadanos ha superado el millón de votos y ha logrado el apoyo del 25,36 por ciento de los catalanes, con 37 diputados, 12 más que en los anteriores comicios. El extraordinario tirón de Arrimadas queda devaluado por el mal comportamiento electoral del PSC y PP. Los constitucionalistas suman el 43,46 por ciento del voto total frente al 47,54 por ciento de los independentistas.

Miquel Iceta solo ha mejorado en un escaño los resultados del PSC y se ha quedado en 17, lejos de lo que le atribuían las encuestas. Mucho peor ha sido el resultado del popular Xavier García-Albiol, que pierde 8 escaños respecto a 2015: de 11 a 3. CatComú-Podem, la marca de Podemos en Cataluña, también ha bajado, de 11 a 8 escaños. Su 7,43 por ciento hace que los no independentistas sumen más del 50 por ciento del total de votos.

En el bloque independentista la sorpresa ha sido el buen rendimiento electoral del partido del expresidente Carles Puigdemont, que con 34 escaños es la segunda fuerza más votada, y pese obtener un número de votos muy parecido al de ERC, le ha ganado la partida a Oriol Junqueras y le supera en 2 escaños.

JpCAT y ERC suman 66 escaños, y con los 4 de la CUP se sitúan en 70, 2 más de los 68 que se necesitan para la mayoría absoluta. La CUP ha caído 6 diputados respecto a 2015. De este modo, los partidos separatistas volverían a tener la iniciativa parlamentaria en la Cámara catalana.

 

Ley electoral

En definitiva, salvo Ciudadanos, la primera fuerza política en Cataluña, y JpCAT, que ha adelantado a ERC, todos pierden. Unos por la estrepitosa caída en votos —caso de PP y la CUP— y otros por no responder a las expectativas, como les ha ocurrido al PSC y ERC. El resultado es de nuevo un Parlamento muy fragmentado, con ningún partido por encima de los 40 diputados.

La ley electoral ha vuelto a primar a los separatistas, que en porcentaje de voto no llegan al 48 por ciento. La Loreg beneficia en votos a los territorios donde es mayoritario el voto que suele optar por los partidos nacionalistas, y ni siquiera la alta participación, que ha alcanzado un récord histórico al rozar el 82 por ciento del censo, ha cambiado esta situación.

Un ejemplo: en Barcelona, más propicia al voto constitucionalista, los 85 escaños que allí se reparten corresponden al 62,9 por ciento de los escaños totales del Parlamento autonómico, cuando en realidad representan al 74,8 por ciento. En cambio, los electores Gerona, donde tradicionalmente se vota a los independentistas, suponen el 9,3 por ciento del total de los catalanes y eligen al 12,5 por ciento de los diputados.

Esta gran movilización electoral, que ya habían augurado la mayoría de las encuestas, ha logrado batir incluso el récord de participación entre todas las contiendas electorales celebradas en España, el 79,9 por ciento de las generales de 1982, cuando triunfó el PSOE liderado por Felipe González.

Elecciones excepcionales

Más de cinco millones y medio de catalanes estaban llamados a votar hoy en las urnas en unas elecciones de carácter de excepcional por ser las primeras que se convocan por el Gobierno central en aplicación del artículo 155, tras la destitución del Gobierno de Puigdemont por declarar de forma ilegal la independencia de Cataluña.

Las elecciones se han celebrado además con cuatro candidatos huidos de la Justicia en Bruselas —el expresidente Puigdemont y sus exconsejeros Meritxell Serret, Toni Comín y Clara Ponsatí— y otros tres en la cárcel —Junqueras, cartel electoral de ERC,Joaquim Forn y Jordi Sànchez—.

Una circunstancia que los partidos independentistas han aprovechado durante la campaña de las elecciones catalanas. Puigdemont, desde Bruselas, ha insistido día tras día en la necesidad de derrotar el «tripartito del 155» formado por Ciudadanos, PSC y PP, y sin entrar al choque directo con ERC, entre otras cosas porque las encuestas lo han ido acercando en intención de voto a la candidatura encabezada por Junqueras.

ERC ha tratado de capitalizar el voto del independentismo usando la figura de Junqueras. El último día de campaña, los republicanos incluso viajaron a Madrid para celebrar su penúltimo acto electoral del 21-D en la prisión de Estremera, donde sigue preso su líder. Junqueras llegó a decir que él está en la cárcel por ser «consecuente» con sus ideas, lo que se interpretó como un ataque al huido Puigdemont.

Pese a ir en 2015 en coalición con la antigua Convergencia, ERC ha dejado claro durante la campaña que si ganaban ellos las elecciones catalanas su candidato a la presidencia sería Junqueras, y no Puigdemont. Esa es una de las incógnitas que se abren a partir de hoy. ¿Puede Junqueras optar a la Generalitat estando en prisión? ¿Regresará Puigdemont de Bruselas para ejercer de diputado, arriesgándose a su detención inmediata?

Límite: 7 de abril

Sea como sea, lo único seguro es el calendario que se abre a partir de las elecciones catalanes de hoy. El Parlamento catalán tiene hasta el martes 23 de enero para constituirse. La potestad para convocar esta sesión le corresponde al presidente de la Generalitat, pero con el artículo 155 aplicado será la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, delegada por Mariano Rajoy, quien lo hará.

Tras la sesión constitutiva se abre un plazo de diez días hábiles para que el presidente de la Cámara proponga la investidura de un candidato a presidir la Generalitat de Cataluña, y como muy tarde el 6 de febrero se celebrará el primer debate de investidura. Si no hay votos suficientes para la mayoría absoluta, se celebraría una segunda votación en la que valdría la mayoría simple.

Si tampoco se vota a un presidente en segunda votación, se abre un plazo máximo de dos meses en el que se podrán celebrar sucesivas sesiones con la fecha límite del 7 de abril. Si para entonces tampoco hay acuerdo, se volverían a celebrar las elecciones.

Las elecciones del 21-D también han sido excepcionales por celebrarse en un día laborable, lo que ha condicionado la partipación. Así, en el avance ofrecido a las 13 horas se informaba de que había votado un 34,69 por ciento, una cifra inferior a la registrada hace dos años. Y en cambio a las seis este porcentaje ha crecido hasta el 68,32, cinco puntos por encima de los anteriores comicios.

Al cierre del recuento, la participación ha alcanzado un récord histórico al rozar el 82 por ciento del censo. Esta cifra supone un aumento de siete puntos con respecto a las autonómicas de 2015, cuando ya batió las marcas anteriores con el 74,95 por ciento. La mayor participación se ha registrado en la provincia de Barcelona. La circunscripción de Girona ha sido la segunda en participación.

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