Inés Arrimadas: “No he vuelto a hablar con Rivera ni de Cs ni de política»
Está llamada a ser la nueva líder de los naranjas y ahora negocia con el PP ir en coalición de forma «excepcional» en Galicia, País Vasco y Cataluña «por la amenaza del nacionalismo». No cederá si no hay un pacto en los tres sitios. A nivel interno, lamenta que «el proyecto de Igea sea criticar al partido»
¿Qué Ciudadanos quiere liderar? ¿Un partido de centro? ¿Transversal? ¿Incluso bisagra?
–Somos un partido de centro, liberal, con un ideario muy claro, moderno, regeneracionista, de progreso, europeísta y constitucionalista. En España estamos acostumbrados a que todo tiene que ser de derechas o izquierdas y nos cuesta entender que entre la derecha y la izquierda hay un centro político potente. En Europa estamos en el grupo de los liberales.
–Con cada vez menos diferencias del PP.
–En el Parlamento Europeo, el PP está en el grupo de los conservadores; Ciudadanos, en el grupo liberal; y el PSOE, en el de los socialdemócratas. Estas diferencias están muy claras en Europa, pero aquí llevamos tantos años de bipartidismo que tendemos a clasificar todas las opciones políticas entre rojos y azules.
–¿Pero en qué se diferencia hoy Ciudadanos del PP?
–El miércoles hubo un debate en el Congreso y nosotros votamos a favor de una regulación sensata y tranquila de la eutanasia, y el PP, no. Nos diferenciamos en temas sociales y de regeneración porque el PP tiene una trayectoria de casos de corrupción que nosotros no compartimos. El PP también tiene un pasado de cesiones al nacionalismo y nosotros creemos que hay que garantizar la igualdad de los españoles sin dar ni un paso atrás. Y creemos que hay que garantizar la independencia de los jueces o de otros órganos, como la Comisión Nacional del Mercado de Valores o de la Competencia, mientras que el PP quiere seguir repartíéndose los cargos con el PSOE. Pero en un momento como éste, de tanta preocupación, es más importante pensar en lo que nos une.
–Dicen que la polarización, los bloques, anulan los matices y pueden acabar convirtiéndoles en una sucursal del PP.
–Eso es lo que quieren Sánchez, Podemos y los nacionalistas, pero no se corresponde con la realidad. Quieren dividir España entre los supuestos «progres», que en realidad no defienden planteamientos progresistas, y los supuestos «fachas», que no son fachas, pero les cuelgan la etiqueta porque no apoyan a Sánchez. Pero España es plural, diversa, con distintas ideologías y en ella hay un espacio de centro que ocupa Ciudadanos.
–Quizás Casado quiere más que Sánchez que acaben como una sucursal del PP.
–El bipartidismo ha estado muy cómodo estos 40 años repartiéndose el poder con los nacionalistas. Pero hay un centro político que representa Ciudadanos, que igual que lideró la Transición ahora está llamado a dirigir las reformas y la etapa de reconciliación que necesita España.
–¿Usted se fía de Casado?
–Con un PSOE tirado al monte, gobernando con Bildu en Navarra, es evidente que ha sido mucho más fácil llegar a acuerdos con el PP.
–¿Pero se fía del líder del PP?
–En tanto se cumplan los acuerdos.
–En esta nueva página que tienen que abrir en Cs, ¿qué decisiones de la etapa anterior no volvería a tomar?
–Es evidente que hemos cometido errores, nadie baja de 57 a 10 escaños sin cometerlos. Pero no hay unanimidad sobre esos errores dentro del partido. Albert dimitió, hemos hecho autocrítica y hay decenas de militantes por toda España opinando sobre dónde estamos y qué tenemos que hacer. Un partido tiene que hacer autocrítica y mirar sus errores, pero también mirar al futuro. Si cuando me afilié a Ciudadanos, en febrero de 2011, me llegan a decir que íbamos a ganar las elecciones en Cataluña, y que íbamos a estar gobernando en Madrid, Andalucía, Murcia, Castilla y León y en 400 ayuntamientos, jamás lo habría creído. Habría pensado que era una utopía. Hay que aprender de los errores y saber analizar las razones de una caída de escaños en el Congreso tan importante, pero también hay que poner en valor lo conseguido. En momentos complicados lo fácil es atacar y hacer de agoreros, pero hay que saber mirar al futuro y valorar nuestros aciertos.
–Si como ocurrió después de las elecciones de abril, Cs volviera a tener la oportunidad de llegar a un acuerdo de gobernabilidad con el PSOE, usted, como líder del partido, ¿sí promovería ese pacto?
–En estos momentos nos es más fácil llegar a acuerdos con otros partidos que respetan con más claridad los principios constitucionales. Yo intenté la vía del 221 con Sánchez y me respondió con un desprecio absoluto hacia el constitucionalismo. Sánchez cierra cada día puertas a los constitucionalistas y se las abre a los independentistas, y la realidad es que ahora está al lado de Torra, de Bildu y de Podemos, y desprecia al PP y a mi partido.
–¿Tiene identificados a los «críticos» con su candidatura? ¿O es sólo Igea?
–Es normal que cuando hay un amplísimo consenso de apoyo a una candidatura, tengan también relevancia mediática los que se oponen. Quienes quieren atacar a Ciudadanos siempre van a coger lo malo y si hay personas que atacan a Ciudadanos van a tener una mayor repercusión. Pero en el Congreso votaremos y veremos qué porcentaje de apoyo tiene cada opción.
–Atacan a su candidatura, no a Ciudadanos, ¿no? Por cierto, ¿está retando a Igea a presentarse? Porque aún no ha anunciado esa decisión.
–Debemos dejar que los militantes elijan entre nuestra propuesta de corrección de errores, de mirada al futuro, de participación y de formación de un equipo de liderazgo y su estilo, su equipo y su modelo de baronías, y además los afiliados nos dicen que ven que lo que hace es atacar todo el día al partido. Los militantes deberían poder elegir entre los dos modelos de afrontar el futuro, el nuestro y el de Igea.
–¿Por qué cree que hace eso de «atacar todo el día al partido»?
–Por ejemplo, cuando Marín o Aguado salen en los medios de comunicación hablan de gestión y de cosas buenas, no atacan al partido. Yo quiero un partido que mire al futuro, al centro, que resuelva problemas y que sea una alternativa a Sánchez. Sin duda que la esperanza después de la negra etapa de Sánchez y Podemos vendrá por el centro.
–¿Se presenta al Congreso con el compromiso de integrar en su equipo a Igea, a los críticos, si gana?
–Eso tendrán que decidirlo los afiliados.
–Pero póngase en el caso de que gana. ¿Les integrará?
–Yo presento un proyecto con un equipo de liderazgo y con un modelo de partido sin baronías, no quiero repetir los errores del PP y del PSOE con las baronías. Mire lo que está pasando ahora con el PP y la negociación del acuerdo Mejor Unidos: el PP bloquea en Galicia un acuerdo que quieren en Cataluña sólo por intereses de partido. Nosotros apostamos por un partido que defienda la igualdad de los españoles, pero para eso primero hay que defender la igualdad de los militantes dentro del partido.
–Un partido sin baronías, como dice, puede acabar en un modelo cesarista. Mire Podemos, al final el partido son Iglesias y sus afines de la dirección nacional. Fuera de Madrid no hay partido.
–Con todos mis respetos, no tenemos nada que ver con ese modelo. Nuestro partido es democrático, participativo, nace de abajo a arriba y garantiza un proyecto de interés general. Y lo que ofrezco a los militantes es un modelo de igualdad de las bases y más participativo, más abierto a la sociedad civil y que piense más en los problemas de los españoles que en las disputas internas.
–¿Ignacio Aguado encaja en la Secretaría General de ese partido?
–En breve presentaré mi equipo. Es evidente que en Ciudadanos hay personas muy preparadas y que forman parte de gobiernos muy relevantes. Somos un ejemplo de partido que integra permanentemente a personas de la sociedad civil, como Edmundo Bal, y que tiene dirigentes con experiencia de gestión. Además de los gobiernos autonómicos estamos gobernando en 400 ayuntamientos en toda España, y desde todos los gobiernos en los que participamos impulsamos la regeneración, el empleo, las ayudas a los autónomos y a las familias. Yo estoy convencida de que gobernaremos también en España después de esta negra etapa de Sánchez y Podemos.
–¿Aguado será entonces su secretario general? ¿En Ciudadanos se puede estar en un Gobierno y al mismo tiempo tener un cargo de alta responsabilidad en el partido?
– Todos los que están dedicados a cargos de representación están volcados de lleno con sus obligaciones institucionales. Pero en todos los partidos se aprovecha, además, el talento de quien está en el Gobierno. Respecto al secretario general, ya le comenté que estoy acabando de cerrar el equipo y lo anunciaré en breve. Tengo muchos compañeros preparados para dirigir el partido y para dirigir nuestros gobiernos.
–Sobre los acuerdos electorales autonómicos que propone, ¿si no hay pacto en Galicia usted no lo firmará en el País Vasco y Cataluña?
–La pregunta es si el PP, de verdad, se va a negar a sumar en una coalición en Galicia.
–Ya le han contestado. Les han dicho que «no».
–No pierdo la esperanza. No voy a tirar la toalla hasta el último momento. El PP tiene muy difícil explicar que da portazo y cerrojazo en Galicia después de todo lo que han dicho de España Suma. ¿Iban de farol? Es incomprensible que cierre la puerta a un acuerdo constitucionalista que respete a los dos partidos, que integre a la sociedad civil y a otras personas relevantes de otros ámbitos, y que lo haga a costa de abrir la puerta a que pueda haber un Gobierno nacionalista en Galicia. No es un tema de partido. Esto no va de que en Galicia «no», porque soy muy fuerte, y en Cataluña «sí» porque necesito tapar mis malos resultados. La coalición debería presentarse en los tres territorios donde hay amenaza nacionalista.
–Insisto. Si en Galicia se confirma el «no», ¿aceptarán que la negociación se circunscriba a País Vasco y Cataluña?
–Ya le he dicho que no pierdo la esperanza de que el PP de Galicia rectifique porque es momento de demostrar sentido de Estado.
–¿Qué piensa cuando ve las encuestas que en Cataluña coinciden en otorgarles un tercio de los escaños que consiguieron en las últimas autonómicas?
–Cuando ganamos por 36 escaños, poco antes las encuestas nos daban 26 y 25. La clave es la movilización. No cuántos somos, sino cuántos vamos a votar. En las anteriores elecciones ganamos porque hubo una participación histórica. Creo que la fórmula de Mejor Unidos es ilusionante para Galicia, País Vasco y Cataluña, y puede ayudar a que ningún voto constitucionalista se quede en casa. El PP debe pensar en los intereses de los españoles y no de su partido, y la mejor fórmula para afrontar estas elecciones es una coalición que integre a personas de la sociedad civil y del centro izquierda crítico con Sánchez. Hay que ser generosos y pensar en España.
–Se habla de Rosa Díez. ¿La quiere en la coalición?
–No estamos en nombres en estos momentos, sino en encontrar la fórmula para defender de la mejor manera el interés general. Hemos invitado a UPyD porque en el País Vasco han tenido representación hasta hace muy poco. La realidad es que en los tres territorios hay una clara amenaza nacionalista. No estoy pidiendo al PP que no se presente ni que pierda su marca, sino que lo hagamos juntos para que no se pierda ni un solo voto.
– En Cataluña, ¿qué le suman las siglas del PP?
–Si nos dejáramos llevar por los intereses estrictamente de partido, en Cataluña diríamos lo mismo que dice el PP en Galicia. Pero hay que pensar más en el país y respetar a los votantes de todos los partidos. Es evidente que en Cataluña el liderazgo nos corresponde a nosotros; y en Galicia, debe llevarlo el PP. Pero con los dos partidos en coalición.
–Cataluña es la seña de identidad de sus siglas. ¿No puede ser un problema que Cs las difumine allí para mezclarlas con las del PP?
–No es un problema de siglas en una papeleta, es un tema político. La coalición puede ser Cs–PP o PP–Cs, dependiendo del sitio, pero con la fórmula de Mejor Unidos porque es la más útil para defender el constitucionalismo.
–¿Este ensayo autonómico debe extrapolarse a las próximas generales para garantizar así que el centro–derecha llegue a La Moncloa?
–No es un ensayo de nada. Estamos ante circunstancias excepcionales en un momento excepcional y si el PP cierra la puerta en Galicia, lo tiene difícil de explicar. El centro político y el liberalismo tienen sentido propio y un espacio propio, pero entendemos que hay situaciones que obligan a sumar. En estos momentos lo mejor para el constitucionalismo es ir unidos.
–No me contestó si aceptará ir en las próximas generales en coalición con el PP
–En Andalucía el PP se ha presentado durante muchos años solo y ha sido incapaz de tener una mayoría suficiente para gobernar. Sólo cuando nos hemos presentado nosotros hemos podido llegar al Gobierno andaluz. Ahora, en los tres territorios que proponemos Mejor Unidos la amenaza nacionalista hace que no se pueda perder un solo voto. Pero en otros sitios a lo mejor no tiene sentido. Lo que llama la atención es que el PP pida ir juntos en España cuando a la primera de cambio dice que no en Galicia.
–Ustedes también dijeron que no a España Suma en su día. Por eso le insisto en si después de lo resultados de noviembre, primero debe hacerse el pacto en estos tres territorios y luego planteárselo a nivel nacional para las generales.
–Somos un partido con un espacio político propio y gobernamos para 20 millones de españoles. Estamos en el Gobierno de Madrid, de Andalucía, de Murcia, de Castilla León y hasta en 400 ayuntamientos. Ciudadanos tiene futuro con su espacio propio, como partido de centro liberal, y así vamos a seguir. Pero en situaciones excepcionales hay que unirse. Vimos hace unos días cómo el nacionalismo vasco, gallego y catalán se unían para atacar al Rey.
–¿A dónde se dirige Cataluña en las próximas elecciones?
–Depende de Sánchez. Si sigue blanqueando a Torra, seguirán con la maquinaria del «procés». El Gobierno está alimentando el «procés» con mesas bilaterales y una lluvia de millones al separatismo, porque ese dinero no va a las urgencias ni a los colegios, se queda en las embajadas, chiringuitos independentistas y TV3. Si Sánchez sigue por ese camino el soberanismo va a salir muy reforzado, y ya dijo Junqueras que se estaban rearmando para volver a declarar la independencia y volver a dar un golpe de Estado.
–¿Un tripartito, si saliera, relajaría la situación?
–Eso esperaron algunos con el tripartito de Maragall y mire donde estamos.
–Pero es mejor que ERC gobierne con el PSC que con JxCat, ¿no?
–ERC no va a dejar de adoctrinar, de abrir embajadas, de forzar la inmersión lingüística, de subvencionar a TV3 y de declarar personas non gratas a aquellos que no comulgamos con el secesionismo.
–¿Qué salida ofrece usted? Los catalanes que votan a partidos independentistas están ahí, no les van a echar de Cataluña.
–Salidas dentro de la ley. Y en toda España se puede cambiar la ley electoral para exigir un mínimo de voto y que no tengan representación en el Congreso, como en Italia y en muchos países. Se lo propuse a Sánchez, pero en vez de pactar con Cs o el PP prefirió pactar con Podemos y los separatistas. Los partidos constitucionalistas tenemos que frenar las políticas de Sánchez.
–En la polémica que hay con el «pin parental» de Vox, ¿Cs puede ceder para mantener la estabilidad de un Gobierno?
–Aquí se está presentando un falso dilema. Están los que, como Iglesias, defienden que los padres no tienen nada que decir. Y los que dicen que sólo pueden opinar los padres en la educación de sus hijos, sin respetar unos mínimos democráticos. Nosotros creemos que hay que garantizar los dos derechos constitucionales. Los padres tienen derecho a decidir en libertad sobre la educación de sus hijos y los niños tienen derecho a recibir una educación en valores democráticos.
–¿Cree que Vox es un partido tóxico?
–Yo dejo que cada uno defina a su partido. Nosotros nos diferenciamos en muchas cuestiones de Vox, pero hay otras en las que podemos entendernos.
–¿Para usted no son extrema derecha?
–Es populismo, igual que otras opciones políticas. Pero yo no voy a hacer como hace Sánchez, colgar etiquetas y dividir al mundo entre buenos y malos según sus intereses. Siempre se pueden compartir cosas y hay que buscar puntos de acuerdo con todos.
–¿Sigue manteniendo relación con Rivera?
–A nivel personal sí, pero no hemos vuelto a hablar ni de política ni del partido.
–Y viviendo en Madrid, ¿se sigue sintiendo catalana?
–Me siento andaluza, catalana, española y europea, nunca he tenido problemas con las identidades. Mis padres son de Salamanca. Estoy casada con un catalán. Cataluña es mi casa. Nunca he entendido al nacionalismo excluyente.