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Isabel Coixet: Mientras sea inteligencia…

   Inteligencia artificial

 

Desde el momento que pagamos con el teléfono o hacemos transferencias con nuestra huella o nuestra cara, estamos utilizando la inteligencia artificial. Nos horroriza o nos fascina o nos deja indiferentes, pero la tenemos entre nosotros.

Nos puede sorprender su capacidad para responder a las necesidades básicas, pero también su increíble capacidad para no conseguir nunca adaptarse a necesidades particulares. De este modo, el simple aprendizaje automático de un chatbot se acercará lo más posible a las expectativas humanas siguiendo un esquema de respuestas a preguntas consideradas estadísticamente las más comunes. Así, los agentes conversacionales de los operadores de Internet consiguen orientar sumariamente a los clientes sin poder adaptarse nunca a las necesidades particulares de cada una de las situaciones a las que se enfrentan.

 

Las IA generativas ya formulan respuestas satisfactorias entre humanos y máquinas. Pero el efecto sorpresa termina cuando se plantean complejas preguntas éticas, morales o científicas

 

Pero ahora las IA predictivas, en cambio, son capaces de refinar sus intercambios con los humanos en función de la información personal que les proporcionamos y constantemente les estamos regalando datos: nuestras filias, fobias, gustos particulares, sueños, reflexiones, lo que nos deprime, lo que nos motiva… Las IA generativas ya son capaces de formular respuestas satisfactorias que pueden perfeccionarse de forma colaborativa entre humanos y máquinas, como es el caso de la más famosa de ellas: ChatGPT.

Un mensaje de inicio te permite formular una solicitud (resumir un texto, escribir una carta a partir de notas, responder una pregunta teórica, traducir un documento, etc.). Pero el efecto sorpresa termina cuando se plantean preguntas complejas (de carácter ético, moral o científico) o cuando entramos en un análisis detallado de la propuesta que se hace, como es el caso del generador de imágenes Midjourney trabajando a partir de modelos y arquetipos simples. En el terreno del arte, las cosas están yendo mucho más rápido, quizás demasiado para que podamos asimilarlo.

Hoy muchos artistas están recurriendo a cosas tan al alcance de la mano como el botón ‘Voy a tener suerte’ del motor de búsqueda de Google, que puede sorprender con una propuesta fuera de lo común o con algo perfectamente acorde con lo que buscan. Otros, paseando por Google Street View, habrán encontrado imágenes fascinantes, como el artista Jon Rafman, que recopila capturas de pantalla en su sitio 9-eyes (personas mostrando las nalgas o haciendo cuernos al coche de Google, prostitutas al costado de carreteras, personas orinando o teniendo relaciones sexuales, etc.). 

Un simple paseo por las profundidades de la Red puede resultar sorprendente, ya que al final es fácil comprar drogas o armas, leer o adherirse a discursos belicosos, ver o conocer gente que busca actividades sexuales exóticas o aventuras extremas. 

Lo que escasea son las conexiones auténticas, las reflexiones auténticamente libres, los destellos  de error y verdad.

 

ENLACE A LA NOTA EN «XLSEMANAL«: https://www.abc.es/xlsemanal/firmas/isabel-coixet/mientras-sea-inteligencia.html

 

 

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