Israel confirma haber destruido la flota militar del depuesto régimen de Asad en Siria
Israel ha lanzado más de 300 ataques contra Siria desde la caída de Al Asad, según una ONG
Jerusalén/Damasco/ El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, confirmó este martes que la Armada de Israel ha destruido toda la flota militar del depuesto régimen de Bashar al Asad en Siria, mientras sus tropas terrestres siguen apostadas dentro del área desmilitarizada de la frontera.
«La Marina de Israel operó el lunes por la noche destruyendo con éxito la flota siria», indicó Katz durante una visita a una base naval en Haifa, en el norte de Israel.
Los ataques a gran escala desde los buques de guerra israelíes se llevaron a cabo para evitar que las capacidades y el armamento de la marina siria cayeran en manos de las fuerzas insurgentes, la mayoría islamistas y proturcas.
«Quien siga los pasos de Al Asad terminará como Asad. No permitiremos que una entidad terrorista islámica extremista actúe contra Israel desde más allá de sus fronteras, haremos todo lo posible para eliminar la amenaza», advirtió el ministro.
Buques de guerra sirios armados con misiles mar-mar fueron destruidos en ataques llevados a cabo por misiles balísticos de la Armada israelí en la bahía de Minet al Beida y el puerto de Latakia, en la costa siria.
«Las Fuerzas de Defensa de Israel han actuado en los últimos días para atacar y destruir capacidades estratégicas que amenazan al Estado de Israel», subrayó Katz.
Las tropas israelíes quieren crear una zona segura más allá de la actual zona desmilitarizada que Israel y Siria pactaron en 1974
Insistió en que las tropas israelíes quieren crear una zona segura –sin fuerzas con armas pesadas, y sin presencia israelí permanente–más allá de la actual zona desmilitarizada que Israel y Siria pactaron en 1974 en su acuerdo de desarme.
«Las FDI están completando su establecimiento en la zona de amortiguación y en áreas controladas», indicó Katz.
El titular de Exteriores israelí insistió ayer en que la presencia de tropas en la frontera es «limitada y temporal», aunque el Observatorio Sirio de Derechos Humanos aseguró hoy que han avanzado hasta 14 kilómetros al interior del país, algo que el Ejército negó después categóricamente.
La Fuerza Aérea israelí, por su parte, ha llevado a cabo unos 300 ataques aéreos en Siria desde el colapso del régimen de los Asad, destruyendo depósitos de armas químicas y de misiles de largo alcance para que no caigan en manos de «fuerzas hostiles».
En los últimos dos días los bombardeos israelíes se concentraron en bases aéreas, almacenes, aeronaves, sistemas de radar, centros de investigación científica y depósitos de armas
Aviones de combates de Israel han lanzado al menos 310 ataques contra diferentes puntos de Siria desde la caída del presidente sirio, Bachar al Asad, el pasado 8 de diciembre después de que los insurgentes islamistas tomaran Damasco, informó este martes el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Según la ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, los cazas israelíes reanudaron este martes sus bombardeos contra una serie de fábricas pertenecientes a la Defensa Aérea del Ejército del despuesto Al Asad en Alepo, así como almacenes de armas a las afueras de Damasco, entre otros.
«Con esta serie de ataques aéreos intensivos en territorio sirio Tel Aviv busca destruir todas las armas y el material del Ejército de la futura Siria», indicó el Observatorio.
En los últimos dos días los más de 300 bombardeos israelíes se concentraron en bases aéreas, almacenes, aeronaves, sistemas de radar, centros de investigación científica y depósitos de armas y municiones en casi todas las provincias del país, donde además los combates entre diferentes facciones continúan en algunos puntos.
«Los ataques dieron como resultado la suspensión completa de las defensas aéreas y pusieron fuera de servicio todas las posiciones atacadas», añadió el Observatorio, que señaló que los bombardeos azotaron las provincias de Deir al Zur, Hama, Homs, Al Hasakah, Latakia, Damasco, Deraa, Alepo y Al Quneitra.
El Ejército israelí confirmó el lunes que había entrado en la parte siria del Monte Hermón, dentro de la zona desmilitarizada entre Israel y Siria, tras la toma de Damasco por la insurgencia.
Asimismo, este martes desmintió las informaciones sobre que sus tropas están avanzando hacia Damasco, mientras que recordó que los uniformados israelíes se han posicionado en toda la zona desmilitarizada y en algunos «puntos adicionales», tanto en el lado sirio de la frontera como en el israelí.
La ofensiva insurgente comenzó el pasado 27 de noviembre y fue liderada por el Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), heredero de la exfilial siria de Al Qaeda, y en apenas 12 días logró tomar Damasco y poner fin a 54 años de poder de la familia Al Asad en Siria.
Los insurgentes del Organismo de Liberación del Levante son ahora la fuerza que controla la ciudad y la única autoridad «visible»
Damasco regresó este martes a una relativa normalidad, con una reapertura casi total de los comercios y el retorno del tráfico caótico apenas tres días después de la caída de Asad, de cuyo derrocamiento quedan aún signos en la calle en forma de coches quemados, carteles vandalizados y una ausencia casi total de autoridades.
Tiendas de alimentos, restaurantes, hoteles ahora plagados de periodistas extranjeros, taxistas y talleres de autos, entre otros cientos de negocios, reabrieron con normalidad y para sorpresa de algunos, entre alguna que otra celebración callejera, algún tiro al aire y transeúntes que mostraban la bandera siria con tres estrellas emblema de este derrocamiento.
Los insurgentes del Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, HTS, en árabe) son ahora la fuerza que controla la ciudad y la única autoridad «visible», mientras el gobierno provisional que encabezará a partir de hoy el político Mohamed al Bashir como primer ministro comienza a asumir funciones.
La nueva policía es el Servicio General de Seguridad, que ya servía en los territorios del noroeste dominados por los insurgentes y que ahora, de momento en muy poco número, asumirá la responsabilidad de guardar la seguridad pública.
Mientras se despliegan, son los milicianos quienes se han dejado ver más. Muy jóvenes, barbados, armados con fusiles automáticos y vestidos generalmente con chaqueta de camuflaje, pantalones y zapatillas de deporte y con pañuelos de muchas formas y colores anudados en la cabeza, su presencia en las calles es discreta pero constante, según pudo comprobar EFE en la ciudad vieja y otros distritos de la capital.
Coches policiales y militares calcinados son la única presencia de los viejos poderes en las calles, en contraste con las furgonetas completamente cubiertas de barro
Coches policiales y militares calcinados son la única presencia de los viejos poderes en las calles, en contraste con las furgonetas completamente cubiertas de barro, el rasgo que distingue a los vehículos que, desde el inicio de la ofensiva el pasado 27 de noviembre bajaron desde su reducto de la provincia norteña de Idlib hasta «liberar» la capital.
El barro, explicó uno de ellos a EFE, era para evitar ser detectados por drones y cámaras térmicas.
Junto a estos jóvenes, otros asumieron aparentemente de forma voluntaria tareas como la gestión del caótico tráfico, ante la ausencia total de policías, incluso en la custodia de edificios públicos, la mayor parte de los cuales lucía abandonado.
La inercia de la ciudad, una de las más antiguas de la humanidad, prosiguió inexorable y los damasquinos regresaron a sus tareas bajo una sensación de alegría por la caída de Al Asad, con ilusión hacia el futuro, pero también claramente con dudas y el constante deseo de que, «ojalá», todo salga bien esta vez.
«Todo es muy bueno. Estamos contentos y esperamos lo mejor. Que haya seguridad. La vida regresa a la normalidad poco a poco. Es importante que lo haga (…) Esperamos que el futuro sea mucho mejor. Ojalá. Es lo que esperamos. El pueblo sirio ama la vida, es activo y tiene esperanza. Lo más importante es que haya orden, derecho y respeto», dijo a EFE Ahmed desde su taburete en la entrada de la ciudad vieja de Damasco.
«Había mucha injusticia y durante 50 años hemos visto bloqueos, asesinatos, golpes y hambruna»
Otro damasquino, Mohamed, que habla italiano y regenta una tienda de recuerdos en la capital, dijo a EFE que con el anterior régimen «había mucha injusticia y durante 50 años hemos visto bloqueos, asesinatos, golpes y hambruna».
«Ahora a probar otra cosa. Posiblemente es mejor. Y si no lo es, pues el pueblo sirio es inteligente y buscará lo mejor. De momento no ha habido anarquía o sangre. Y esto debería haber sucedido desde hace cinco o seis años», dijo.
Michel, de 50 años y que toda su vida vivió bajo el régimen de los Al Asad, Hafez (1971- 2000) y Bachar (2000-2024) reconoce estar contento y que el cambio hacía falta. Pero consideró también que «muchos de los que se alegran ahora, puede que no lo estén pronto».
«He salido a ver como estaba todo. Y está bien, tranquilo. Pero no hay nadie velando por la seguridad en la calle. ¿Hasta cuando podrá durar eso?», añadió.