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José Dávila: Daniel Ortega ya está derrotado

Daniel-Ortega-1Daniel Ortega ya está derrotado política-moral e históricamente. Los resultados de “sus elecciones” este 6 de noviembre ya no importan, ya no valen, ya se saben. La farsa electoral que diseñó para seguir en el poder, ahora más que nunca concentrando el poder  sirvió solamente para darnos cuenta que la democracia está lejos en nuestro país, y que debemos prepararnos para seguir luchando por el sueño de Pedro Joaquín Chamorro, de que Nicaragua vuelva a ser República.
Ortega ya está derrotado políticamente porque no compitió con nadie en este proceso, eliminó a los que podían haberle dado batalla, no debatió, no hizo campaña, todo lo organizó para no hacer nada, solo para garantizarse su reelección, seleccionó a algunos que le hicieran comparsa. Eso es derrota política.

Ya está derrotado moralmente, por no cumplir como mandatario con su obligación moral de propiciar elecciones libres y someterse al escrutinio del pueblo para que dijera en las urnas si quería que siguiera él, o se elegiría a otro como su sucesor, cero en ética política, cero en autoridad moral para sentirse triunfador este 6 de noviembre.

Está también derrotado históricamente, pues como proyecto político y estilo de gobernar se agotó según las leyes de la historia, perdió autoridad legítima, su modelo híbrido se sostiene gracias al apoyo del gran capital, y ya nada nuevo puede ofrecer de futuro, solo quedó apoyado en las armas, la coacción y el control de los ciudadanos.

Sus elecciones no sirvieron para ese ejercicio democrático, pluralista y participativo que se da en los países libres en un proceso electoral creíble y competitivo, no sirvieron para reencauzar a Nicaragua por el camino democrático, más bien la alejaron de ese sendero.

Sus elecciones no sirvieron para la formación ciudadana que producen los debates electorales, en que distintos partidos presentan sus programas de gobierno para discutir cuál es el mejor, y el ciudadano pueda escoger a conciencia cuál le parece mejor, y darle su voto con toda libertad y sin ninguna coacción.

Más lejos estuvieron las elecciones de Ortega de permitir un cambio de autoridades, que cuando no saben gobernar y cometen error tras error y arbitrariedad tras arbitrariedad, el pueblo con elecciones libres tiene en sus manos la posibilidad de cambiarlos; Ortega no permitió que el pueblo expresara su voluntad soberana.

Y lo peor, estas elecciones no encendieron ninguna luz al final del túnel para resolver todos los problemas sociales que afligen al país, la pobreza que no se supera, una educación partidaria que ha eliminado el poderío creativo de la juventud, unos programas sociales que son dádivas partidarias y no apoyo para la autoayuda y la productividad de la gente.

Estas elecciones no abrieron esperanza para nada nuevo, seguirán cinco años más de lo mismo, el mando de un país seguirá en manos de una sola persona que es autoritaria y falta de visión democrática. Generalmente toda elección sugiere que las cosas van a mejorar, pero en nuestro caso no.

Se comienza a especular con una apertura democrática que pueda lograr la OEA después de las elecciones, y si bien Ortega es poco confiable, la situación de falta de credibilidad y legitimidad luego de estas elecciones, la posibilidad de aislamiento y hasta de sanciones internacionales, lo podrían obligar a hacer algunas concesiones voluntarias a favor de la democracia.

Pero Nicaragua no está para concesiones voluntarias de un mandatario, está para lograr su sueño, por el que han muerto miles de nicaragüenses, que es una democracia auténtica, con pluralismo efectivo, desarrollo humano integral y sostenible para todos, paz y tranquilidad, justicia social, equidad, Estado que trabaje por el bien común, elecciones libres e institucionalidad democrática duradera.

jose-davila

José Dávila: El autor es social-cristiano y exembajador de Nicaragua en Alemania

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