José Hernández: El intangible institucional
Los venezolanos, como todos los seres humanos, somos capaces de lo mejor y de lo peor. Como lo han sido los alemanes seguidores de Hitler, como fueron los camboyanos seguidores del Khmer Rouge o como lo han sido en EEUU los seguidores del Ku Klux Klan o los sicarios de Pablo Escobar en Colombia. Hay cierta tendencia al error, al morbo, a la perversión. Venezuela, como ha ocurrido otras veces en nuestro país y en otras partes del mundo, no escapa de la tendencia.
En el manejo del poder, ese morbo perverso se puede hacer crónico ante la ausencia de instituciones. Cuando la impunidad es del 98%, los asesinos llegan a decir, “en Venezuela no se paga muerto”; cuando el gobierno rechaza la gestión contralora del legislativo, se llega a tener el país más corrupto de la región.
Los casi 25 años del chavismo, arrancando desde la madrugada del 4 de febrero de 1992, han sido un constante proceso de destrucción institucional. La presidencia, los tribunales, el legislativo, los gobiernos locales, la Fuerza Armada.
Nada se ha salvado de ese afán destructivo. PDVSA, empresa estrella dentro de los procesos gerenciales del hemisferio y del mercado petrolero global, hoy es una deuda y un inagotable déficit. Las empresas de Guayana, no existen. Todo el sistema de generación eléctrica, público y privado, está tan colapsado que durante una eliminatoria de la FIFA entre Venezuela y Brasil con la presencia de jugadores que ganan millones, se fue la luz por 22 minutos, por ejemplo.
Lo del Consejo Nacional Electoral negándose a un referéndum y a unas elecciones regionales que corresponden este 2016, es otra muestra más de esa destrucción. Ese Consejo (antes Supremo Electoral), fue el modelo desde donde se construyeron las instituciones electorales españolas y centroamericanas. Hoy lleva siete meses trancando el #RR2016, porque a los rectores se los ordena el dictador felón que ocupa Miraflores.
Pero esa tabla rasa en que se ha convertido Venezuela, ese solar inculto que hoy es la patria, tiene también a los venezolanos quienes, como todos los seres humanos, somos capaces de lo malo y de lo bueno. La tragedia del #RR2016, para quienes ocupan el poder, es que convoca al venezolano, a ese que puede ser culpable de lo sublime y lo terrible.
Lo terrible, para quienes ocupan el poder en Venezuela, del #RR2016 es que implica el esfuerzo de los venezolanos. Los Cabrujas, las Pulido, los Reverón, las Cáceres, los Convit, las Camejo, los Capriles, los Mendoza, los Gallegos, las Carreño, los Blanco, las Bermúdez, los Uslar, los Bolívar, los Miranda, las Villegas. Por decir algunos apellidos, de hombres y mujeres que siguen en la sangre de todos, ese país sigue allí y el Referéndum lo convoca a cambiar. Y eso, a este gobierno totalitario, criminal y mamarracho, lo enloquece. Y Venezuela va a cambiar. Así será.
La institución con el #RR2016 es cada venezolano, cada uno de nosotros. Eres tú.
La Venezuela de todos, la estamos haciendo todos. Todos los días. #RR2016.