José Ignacio Hernández: Maduro “reelecto” ¿y ahora qué?
Sobre las once de la noche del domingo 20 de mayo el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció la reelección de Nicolás Maduro, con una supuesta participación del 46%, considerada la más baja de nuestra historia. Poco antes, el candidato Henri Falcón denunció diversas irregularidades, señalando que no reconocía los resultados.
¿Cuáles son las principales consecuencias de anuncio del CNE?
1. La ilegitimidad de las elecciones
La “elección presidencial” realizada el 20 de mayo nació como un proceso ilegítimo desde que la llamada Asamblea Nacional Constituyente (ANC) decidió convocarla. Tal evento violó todas y cada una de las garantías de integridad electoral existentes, como he explicado en un informe que puede leerse aquí. Una parte significativa de la comunidad internacional advirtió de su ilegitimidad, tal y como lo hiciera en fecha reciente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Pero un evento que nació ilegítimo se realizó, si cabe, con mayor ilegitimidad, como lo evidenciaron las denuncias formuladas por Henri Falcón, así como los señalamientos formulados por el rector del CNE, Luis Emilio Rondón. Tales denuncias dan cuenta de un “ventajismo” a favor de Maduro, que incluso violó el llamado “Acuerdo de Garantías” suscrito con el aval del CNE.
Sin embargo, aclaro: el evento del 20 de mayo no es ilegítimo por las denuncias de “ventajismo”, sino por la acción perpetrada por la ANC. Desde tal perspectiva, el “ventajismo” solo ratifica la ilegitimidad de tal evento.
2. Inexistencia jurídica de las elecciones
Las graves violaciones cometidas desde enero de 2018 no solo afectaron la legitimidad del evento electoral del 20 de mayo, sino que además determinan su nulidad.
Así, tal evento violó los derechos políticos de los venezolanos por las arbitrarias restricciones impuestas al derecho al voto libre, con lo cual, de conformidad con el artículo 25 constitucional, tal proceso debe tenerse por nulo.
Pero no se trata de cualquier nulidad. Al haberse tratado de un proceso ilegítimo en su origen y violatorio de derechos electorales, el evento comicial del 20 de mayo debe considerarse, desde el punto de vista jurídico, inexistente.
3. ¿Qué cambia después del 20 de mayo?
Para poder apreciar qué cambia después del 20 de mayo, conviene recordar qué cosas no cambian.
A tal fin, es preciso recordar que el evento del 20 de mayo no podía influir en las causas constitucionales que llevaron a Venezuela a la actual crisis política, como lo fue el golpe de Estado en contra de la Asamblea Nacional y la instalación de la ilegítima ANC. Nada de lo que hubiese pasado en ese evento podía haber solucionado esas causas.
Pero ahora, a la crisis política venezolana se le suma el resultado electoral del CNE, que no solo debe considerarse ilegítimo sino además, inexistente, como han reiterado diversos actores de la comunidad internacional, como por ejemplo Panamá y Chile.
Al ser la “reelección” de Maduro ilegítima, debe considerarse también ilegítimo su acceso al poder. En pocas palabras: Maduro no puede considerarse un presidente electo democráticamente, con lo cual su autoridad no puede considerarse legítima –más allá de las violaciones constitucionales en la que pueda seguir incurriendo–.
Esto responde a la distinción académica entre la “legitimidad de origen” y la “legitimidad de ejercicio”. La primera depende de la elección democrática del gobernante, mientras que la segunda depende del ejercicio constitucional del gobierno.
Maduro había perdido la legitimidad en el ejercicio de cargo debido a las sistemáticas violaciones constitucionales que ha realizado y promovido, especialmente, luego de la instalación de la ANC. Ahora ha perdido la legitimidad de origen –cuestionada, por lo demás, visto el fraude en su elección de 2013– pues no puede considerarse que su “elección” en 2018 fue resultado de un proceso legítimo.
4. ¿Y ahora?
La profesora Pippa Norris explica en uno de sus libros cómo elecciones que no son reconocidas pueden derivar en inestabilidad política. J. Tucker, igualmente, ha señalado que las elecciones fraudulentas pueden generar condiciones adecuadas para promover acciones que permitan un cambio político.
En consecuencia, puede decirse que lo más importante del evento del 20 de mayo podría comenzar a suceder el 21 de mayo. En medio de una severa crisis económica y social, y con un entorno internacional cada vez más hostil, el régimen de Maduro se ha enfrentado a severos problemas de gobernanza que luego del 20 de mayo empeorarán. Desde tal perspectiva, el 20 de mayo agravará –mucho más todavía– la crisis venezolana.
La pregunta es si el agravamiento de la crisis puede promover una transformación política en Venezuela que permita atender la crisis económico-social, y recuperar la legitimidad democrática.