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José Ignacio Moreno León / Mayo francés: estudiantes contra el autoritarismo

Las protestas del llamado «Mayo Francés», de 1968

En la historia de la civilización occidental Francia destaca por acontecimientos que han generado importante influencia en la evolución de esas sociedades. Así, con la Revolución Francesa se elimina el absolutismo monárquico, se inicia la época contemporánea y se definieron los fundamentos y principios de la democracia moderna, con el reconocimiento de la soberanía popular, los ideales de libertad y fraternidad y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789). Es en base a esos principios originarios que posteriormente los países de la Europa Occidental y de la América desarrollaron sus sistemas democráticos y han conformado sus defensas contra las tiranías y los autoritarismos violadores de los derechos humanos y de la libertad.

Luego y, a casi 23 décadas de ese histórico proceso, la sociedad francesa acaba de dar otro ejemplo del espíritu democrático y libertario de su pueblo, con el triunfo, en las pasadas elecciones presidenciales del 7 de este mes, del joven líder liberal Emmanuel Macron, promotor de mayor cooperación con el bloque europeo. Los electores de Francia le dieron así un contundente rechazo a la corriente populista y ultraderechista de Marine Le Pen, cuyo triunfo hubiera significado un peligro para la unidad europea y el cierre de las fronteras del país, con graves consecuencias sociales.

Mayo tiene otro motivo para recordar un evento francés que también ha marcado huella en la lucha por la libertad y contra el autoritarismo, en este caso con la activa participación de movimientos estudiantiles y de trabajadores. Se trata del histórico movimiento del Mayo Francés de 1968, promovido inicialmente por alumnos de la Universidad de Nanterre, cerca de París, quienes se oponían a ciertas normativas de esa universidad y eran duros críticos de la sociedad consumista y del autoritarismo gubernamental. Fue un movimiento que se inició con la protesta de cerca de 1500 estudiantes, pero que rápidamente se extendió a la universidad de La Sorbona y a las barriadas de París, incluyendo el emblemático Barrio Latino, con la incorporación de la Unión Nacional de Estudiantes y el sindicato de profesores de Francia, contando con la solidaridad de numerosos ciudadanos parisinos que reaccionaron frente a la violenta represión policial, causante de varios heridos y muertos.

Motivados por esa rebeldía estudiantil que, con la consigna de que el derecho de vivir no se mendiga, se toma, conquistó la simpatía de la mayoría de los franceses y motivó a los sindicatos del país para convocar a una huelga obrera que agrupó a más de nueve millones de trabajadores de todo Francia, quienes ocuparon importantes fábricas reclamando mejores salarios y condiciones laborales. El movimiento estudiantil ya superaba los 600 mil jóvenes que protestaban contra la represión y el autoritarismo gubernamentales, a lo que se agregó la huelga laboral que prácticamente paralizó al país para junio de ese año. Todo ello provocó que el gobierno de De Gaulle decretara la disolución de las manifestaciones y celebrará unas elecciones legislativas, lo cual fue rechazado por los estudiantes, quienes presionaban por el cambio de la estructura política vigente y contra el autoritarismo del viejo general héroe de la Segunda Guerra Mundial. Al final las protestas forzaron al régimen a la realización de profundas reformas para hacer frente a los reclamos de la sociedad francesa, liderada por sus estudiantes y trabajadores. Luego de un referendo que perdió en abril de 1969, Charles De Gaulle se vio forzado a renunciar y se retiró del escenario político. Por lo que se reconoce que el movimiento del Mayo Francés provocó el inicio de una serie de cambios políticos en ese país y el entierro del liderazgo personalista y autoritario que había prevalecido en la V República francesa.

El Mayo Francés tuvo además consecuencias que desbordaron las fronteras de ese país, sirviendo de referencia para movimientos similares de lucha por la libertad y contra el autoritarismo. Fue así como, en agosto de ese mismo año, en la capital de la antigua Checoslovaquia, se produjo el primer intento de rebeldía contra el imperio comunista soviético, conocido como La Primavera de Praga. Una rebelión que fue ahogada en sangre cuando más de 600 mil soldados rusos, apoyados con 2300 tanques y 700 aviones arrasaron con los rebeldes en Praga, ahora la capital de la nueva República Checa que disfruta de la democracia, a raíz del colapso de la Unión Soviética. En octubre de ese mismo año, otro movimiento estudiantil y social, en el que además de estudiantes de la UNAM y del IPN de México, con el apoyo de profesores e intelectuales y otros ciudadanos de la capital, protestaban por mayor libertad y democratización de la sociedad de ese país, y fueron reprimidos por las fuerzas militares del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, causando lo que se denominó La matanza de Tlatelolco, con más de 250 asesinados y cerca de 1200 heridos. En el sur del continente, un año después del Mayo Francés, el 26 de mayo de 1969, una insurrección estudiantil y obrera en la ciudad de Córdoba, conocida como El Cordobazo, provocó el colapso en Argentina de la dictadura militar del general Juan Carlos Onganía, con saldo de varios muertos y heridos entre estudiantes y obreros por las fuerzas represivas de ese régimen militaristas.

El Mayo Francés y los demás eventos reseñados, ilustran cómo la rebelión estudiantil siempre ha estado presente en reclamos por la libertad y los derechos humanos, frente a regímenes dictatoriales que desconocen los principios democráticos y los valores de la ciudadanía que son pilares para el buen funcionamiento de la sociedad contemporánea y como forma irrenunciable de asegurar la paz social.

José Ignacio Moreno León
jmoreno@unimet.edu.ve
Director General del CELAUP
Universidad Metropolitana
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