Juan José Monsant Aristimuño: Cinco notas
Definitivamente nos antecedieron días muy movidos que se iniciaron con el inesperado gesto del presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, de abandonar de manera inexplicable (pero que sugería alineación con la ALBA), la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el momento que iniciaba su discurso formal el presidente constitucional de la República Federativa de Brasil, Michel Temer.
Luego, el domingo 25 en horas de la madrugada ocurrió el deceso del joven pitcher de los Marlins de Florida José Fernández, junto a sus cercanos amigos Eduardo Rivero y Emilio Macías, cuando la lancha donde se desplazaban en horas de la madrugada, se estrelló contra un malecón artificial a la salida del puerto de Miami.
No fue una muerte más, el joven pitcher tenía tras de sí una historia que contar; nacido en la ciudad de Santa Clara (aquel pueblo que tomó el Che Guevara por donde pasaba el tren), intentó tres veces escapar de Cuba, siendo sorprendido en una de ellas y llevado a la cárcel. En el tercer intento lo logró, atravesando en una precaria barca junto su madre y hermana el caprichoso Caribe, donde, atrapados por aguas turbulentas, su madre cayó al mar y tuvo que lanzarse al agua para rescatarla. Llegaron a México y de allí a los Estados Unidos para iniciar una vida nueva de expectativas, incertidumbres, sueños y adaptaciones.
Descubierto jugando béisbol en el Braulio Díaz High School de Tampa, y firmado en el 2013, inició una carrera estelar en las Grandes Ligas que lo convirtió en el alma de su equipo, lo que se evidenció en las lágrimas de sus compañeros al dejar sus gorras en la lomita, desde donde tantas veces logró dominar al equipo contrario con sus curvas engañosas y rectas de fuego.
La nota de duelo fue seguida por el Acuerdo de Paz firmado con sendos “balígrafos” fabricados con casquillos de bala calibre .50, en la colonial ciudad de Cartagena de Indias, entre el presidente de Colombia Juan Manuel Santos y el representante de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri (Timochenko). No sabemos qué irá a pasar en la hermana República, pero es evidente que de ser auténtica la intención proclamada y firmada ante las puertas del Templo de San Pedro Claver, Colombia debería situarse en uno de los puntales del desarrollo inclusivo y equilibrado del continente, siendo como es un pueblo trabajador, culto y sometido al imperio de la Ley.
Y ese mismo día, el lunes 26 en horas de la noche, se realizó el primer debate, de los tres programados, entre los candidatos presidenciales Hillary Clinton y Donald Trump, el cual fue observado por más de 80 millones de personas solo en los Estados Unidos, convirtiéndose en el debate presidencial de mayor audiencia televisiva desde aquél primero realizado entre John F. Kennedy y Richard Nixon en 1961.
Lo observé con mucho interés porque por primera vez en los Estados Unidos se enfrentaron dos conceptos excluyentes del hombre y la sociedad, para que el electorado elija su manera de vivir y compartir. Una, se nos asemeja autoritaria, emocional, superficial; la otra, la continuidad del modelo que los fundadores de la nación se propusieron cuando crearon su Carta Magna, que la llevó a convertirse con el tiempo, en el modelo democrático representativo más exitoso conocido en Occidente; y que ahora se proyecta hacia la inclusión equilibrada de todos sus integrantes, independientemente de su raza, sexo, religión o condición socioeconómica, para el disfrute equitativo de todos los bienes espirituales y materiales que produce y posee la nación.
Finalmente, no podemos dejar pasar el fallecimiento de uno de los hombres más constructivos e importantes del siglo XX, Shimon Peres, uno de los creadores del moderno Estado de Israel, excombatiente, expresidente, dos veces Primer Ministro, parlamentario, escritor, diplomático, Premio Nobel de la Paz, cercano a la socialdemocracia, amigo y solidario con los pueblos de América Latina. Su existencia no solo es ahora patrimonio moral de Israel, sino de la humanidad.