Judas, Caifás, Herodes…
Escribe Horacio que al sentir la deslealtad de un compañero sucumbe la mitad de tu espíritu. Pero el poder carece de amigos, como se ha confirmado en la ruptura de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón y el cisma de los fundadores, con la excepción del líder.
Para los cuadros cercanos a Pablo Iglesias y a Irene Montero, la forma con la que ha actuado Íñigo Errejón ha sido detestable. Le obligaron primero a dejar el escaño, pero él dice que no ha abandonado el partido y que valora más sus ideas que un escaño. En esta película de la implosión, Íñigo Errejón ha sido Judas; Manuela Carmena, Caifás; Pablo, Herodes. Errejón no ha sido Evita, sino un político profesional que odia a los grasitas. Como en el tango, la ambición también anida en los nuevos partidos.
La izquierda, como siempre, se devora con los grupos antipartido, y camina de fracción a fracción hasta la derrota final, cuando la deslealtad anida en el propio aparato. Desconcertados y desconfiados, los candidatos a las elecciones y los secretarios generales se han reunido para preparar la campaña y responder a la decisión tomada por Errejón con la complicidad de Manuela Carmena, que se burló de las siglas que la hicieron alcaldesa.
Íñigo declara que quiere «carmelizar la Comunidad de Madrid». Pero en la dirección morada no hablan sólo de ruptura de la disciplina de partido, sino abiertamente de traición: «Errejón, que se reclama peronista -más movimientos, menos partidos- sabe que la peor traición política es la del número dos a su número uno».
Achacan la infidelidad al ansia de poder y la cobertura de los medios. «Los medios hacen de Lady Macbeth, regalándole todos los días la promesa de su gloria y su enorme valía y lo han convertido en alguien poco de fiar, que usa a los suyos para su provecho personal, ahora que hay que sacar los Presupuestos. Ayer usó a Podemos; hoy, a Carmena y, como siempre, se cree sus propias mentiras. Tiene mucho de personaje trágico. Decidir romper Podemos el día de su quinto cumpleaños encierra algo de psicopatía. El odio ante un partido que no le ha votado y al que él ha traicionado porque no le ha reconocido la inmensidad de su genio. Primero, con el jaque pastor; luego, con el complot de Bescansa; y ahora, engañando a Carmena como Schleicher engañó a Hindenburg. Errejón ha pasado de ser una promesa política a ser el Joker de Batman».
En IU piensan que Errejón se sale de la rotonda por la variante líquida, con la peor forma de responder a la emergencia de la ultraderecha.