Jugando a hacerse las víctimas: un debate en la ONU sobre el concepto “rusofobia”
El término “rusofobia” forma parte de la propaganda imperialista rusa y ha servido para justificar la invasión de Ucrania.
(Este es el texto de mi intervención ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 14 de marzo de 2023, en una sesión convocada por la Federación Rusa para debatir sobre la “rusofobia”. Si desean citarme exactamente tal como hablé, tal vez deseen cotejarlo con el vídeo de la sesión, que por ahora está disponible aquí).
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Señoras y señores, comparezco ante ustedes como historiador de la región, como historiador de Europa del Este y, concretamente, como historiador especializado en asesinatos en masa y atrocidades políticas. Me complace que se me haya pedido que les informe sobre el uso del término “rusofobia” por parte de los actores estatales rusos. Creo que un debate de este tipo puede aclarar algo sobre el carácter de la guerra de agresión de Rusia en Ucrania y la ocupación ilegal rusa del territorio ucraniano. Hablaré brevemente y me limitaré a dos cuestiones.
Señoras y señores, comparezco ante ustedes como historiador de la región, como historiador de Europa del Este y, concretamente, como historiador especializado en asesinatos en masa y atrocidades políticas. Me complace que se me haya pedido que les informe sobre el uso del término “rusofobia” por parte de los actores estatales rusos. Creo que un debate de este tipo puede aclarar algo sobre el carácter de la guerra de agresión de Rusia en Ucrania y la ocupación ilegal rusa del territorio ucraniano. Hablaré brevemente y me limitaré a dos cuestiones.
La primera cuestión es que la ofensa a los rusos, y la ofensa a la cultura rusa, es principalmente el resultado de las políticas de la Federación Rusa. Si nos preocupan las ofensas hacia los rusos y hacia la cultura rusa, entonces deberían preocuparnos las políticas del Estado ruso.
La segunda cuestión es que el término “rusofobia”, que estamos debatiendo hoy, ha sido explotado durante esta guerra como una forma de propaganda imperial en la que el agresor afirma ser la víctima. En este último año, ha sido un concepto que ha servido como justificación de los crímenes de guerra rusos en Ucrania.
Permítanme comenzar por la primera cuestión. La premisa, cuando hablamos de “rusofobia”, es que nos preocupa que se ofenda a los rusos. Se trata de una premisa que sin duda comparto. Comparto la preocupación por los rusos. Comparto la preocupación por la cultura rusa. Recordemos, pues, las acciones de este último año que más daño han causado a los rusos y a la cultura rusa. Nombraré brevemente diez.
1. Obligar a emigrar a los rusos más creativos y productivos. La invasión rusa de Ucrania ha provocado que unos 750.000 rusos abandonen Rusia, entre ellos algunas de las personas más creativas y productivas. Esto supone un daño irreparable para la cultura rusa, y es el resultado de las políticas del Estado ruso.
2. La destrucción del periodismo independiente ruso para que los rusos no puedan conocer el mundo que les rodea. Esto también es una decisión política rusa, y causa un daño irreparable a la cultura rusa.
3. La censura general y la represión de la libertad de expresión en Rusia. En Ucrania, puedes decir lo que quieras en ruso o en ucraniano. En Rusia, no.
Si te plantas en Rusia con un cartel que diga “no a la guerra”, te detendrán y muy probablemente te encarcelarán. Si te plantas en Ucrania con un cartel que diga “no a la guerra”, independientemente del idioma en que esté, no te pasará nada. Rusia es un país con una lengua principal en la que se puede decir poco. Ucrania es un país de dos lenguas donde puedes decir lo que quieras. Cuando visito Ucrania, la gente me informa sobre los crímenes de guerra rusos usando ambos idiomas, usando el ucraniano o usando el ruso, según prefieran.
4. El ataque a la cultura rusa mediante la censura de los libros de texto, el debilitamiento de las instituciones culturales rusas en el país y la destrucción de museos y organizaciones no gubernamentales dedicadas a la historia rusa. Todas esas cosas son una decisión política rusa.
5. Al iniciar una guerra de agresión en 2014 y 2022, Rusia ha pervertido la memoria de la Gran Guerra Patriótica y ha privado así a todas las generaciones futuras de esa herencia. Es una decisión política rusa. Ha hecho un gran daño a la cultura rusa.
6. La degradación de la cultura rusa en todo el mundo, y el fin de lo que solía llamarse russkiy mir, el mundo ruso en el extranjero. Antes había mucha gente que se sentía amiga de Rusia y de la cultura rusa en Ucrania. Dos invasiones rusas han puesto fin a esta situación. Esas invasiones fueron decisiones políticas del Estado ruso.
7. La matanza masiva de rusoparlantes en Ucrania. La guerra de agresión rusa en Ucrania ha matado a más hablantes de ruso que cualquier otra acción con diferencia.
8. La invasión rusa de Ucrania ha provocado la muerte masiva de ciudadanos rusos que luchaban como soldados en su guerra de agresión. Unos 200.000 rusos han muerto o han quedado mutilados. Esto es, por supuesto, una decisión política rusa. Es una decisión política del Estado ruso enviar a jóvenes rusos a morir en Ucrania.
9. Crímenes de guerra, trauma y culpa. Esta guerra significa que una generación de jóvenes rusos, los que sobrevivan, se verán implicados en crímenes de guerra y sufrirán traumas y tendrá un sentimiento de culpa durante toda su vida. Eso supone un gran daño para la cultura rusa.
Todo este daño a los rusos y a la cultura rusa lo ha conseguido el propio gobierno ruso, sobre todo en el transcurso del último año. Así que si estuviéramos sinceramente preocupados por el daño a los rusos, estas son algunas de las cosas en las que deberíamos pensar. Pero quizás la peor decisión política rusa con respecto a los rusos sea la última.
10. La formación o educación continuada de los rusos para que crean que el genocidio es normal. Lo vemos en las repetidas afirmaciones del presidente de Rusia de que Ucrania no existe. Lo vemos en las fantasías genocidas de los medios de comunicación públicos rusos. Hemos visto esto en un año en el que la televisión pública ha llegado a millones o decenas de millones de ciudadanos rusos cada día. Lo vemos cuando la televisión pública rusa presenta a los ucranianos como cerdos. Lo vemos cuando la televisión pública rusa presenta a los ucranianos como parásitos. Lo vemos cuando la televisión pública rusa presenta a los ucranianos como gusanos. Lo vemos cuando la televisión pública rusa presenta a los ucranianos como satánicos o demonios. Lo vemos cuando la televisión pública rusa proclama que hay que ahogar a los niños ucranianos. Lo vemos cuando la televisión pública rusa proclama que hay que quemar las casas ucranianas con la gente dentro. Lo vemos cuando la gente aparece en la televisión pública rusa y dice: “No deberían existir en absoluto. Deberíamos fusilarlos”. Lo vemos cuando alguien aparece en la televisión pública rusa y dice “mataremos a un millón, mataremos a cinco millones, podemos exterminaros a todos”, es decir, a todos los ucranianos.
Ahora bien, si estuviéramos sinceramente preocupados por lo que puede estar dañando a los rusos, nos preocuparía cómo está afectando a los rusos las decisiones políticas del Estado ruso. La afirmación de que los ucranianos son “rusófobos” es un elemento más del discurso de odio ruso en la televisión pública rusa. En los medios de comunicación rusos, esas otras afirmaciones sobre los ucranianos se entremezclan con la afirmación de que los ucranianos son rusófobos. Así, por ejemplo, en la declaración de la televisión pública rusa en la que el orador proponía exterminar a todos los ucranianos, su razonamiento era que había que exterminarlos a todos porque muestran “rusofobia”.
La afirmación de que hay que matar a los ucranianos porque padecen una enfermedad mental conocida como “rusofobia” es mala para los rusos, porque les educa en el genocidio. Pero, por supuesto, tal afirmación es mucho peor para los ucranianos.
Esto me lleva a la segunda cuestión. El término “rusofobia” es una estrategia retórica que conocemos de la historia del imperialismo.
Cuando un imperio ataca, afirma que es la víctima. La retórica de que los ucranianos son en cierto modo “rusófobos” está siendo utilizada por el Estado ruso para justificar una guerra de agresión. El lenguaje es muy importante. Pero lo más importante es el contexto en el que se utiliza. Este es el escenario: la invasión rusa de la propia Ucrania, la destrucción de ciudades ucranianas enteras, la ejecución de líderes locales ucranianos, la deportación forzosa de niños ucranianos, el desplazamiento de casi la mitad de la población ucraniana, la destrucción de cientos de hospitales y miles de escuelas, el ataque deliberado al suministro de agua y calefacción durante el invierno. Este es el escenario. Esto es lo que está ocurriendo.
El término “rusofobia” se utiliza en este contexto para promover la afirmación de que la potencia imperial es la víctima, incluso cuando la potencia imperial, Rusia, está llevando a cabo una guerra atroz. Se trata de un comportamiento históricamente típico. La potencia imperial deshumaniza a la víctima real y afirma ser la víctima. Cuando la víctima (en este caso Ucrania) se opone a ser atacada, a ser asesinada, a ser colonizada, el imperio dice que su deseo de que la dejen en paz no es razonable, que es una enfermedad. Es una “fobia”.
Esta afirmación de que las víctimas son irracionales, que son “fóbicas”, que tienen una “fobia”, pretende distraer de la experiencia real de las víctimas en el mundo real, que es una experiencia, por supuesto, de agresión y guerra y atrocidad. El término “rusofobia” es una estrategia imperial diseñada para cambiar el tema de una guerra de agresión real a los sentimientos de los agresores, suprimiendo así la existencia y la experiencia de las personas más perjudicadas. El imperialista dice: “Aquí solo estamos nosotros. Somos las verdaderas víctimas. Y nuestros sentimientos heridos cuentan más que la vida de los demás”.
Ahora bien, los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania pueden ser y serán evaluados por la legislación ucraniana, porque tienen lugar en territorio ucraniano, y por el derecho internacional. A simple vista, podemos ver que hay una guerra de agresión, crímenes contra la humanidad y genocidio.
La aplicación de la palabra “rusofobia” en este contexto, la afirmación de que los ucranianos son enfermos mentales en lugar de estar sufriendo una atrocidad, es retórica colonial. Forma parte de una práctica más amplia de incitación al odio. Por eso es importante esta sesión: nos ayuda a ver el discurso de odio genocida de Rusia. La idea de que los ucranianos tienen una enfermedad llamada “rusofobia” se utiliza como argumento para destruirlos, junto con los argumentos de que son alimañas, parásitos, satanistas, etcétera.
Pretender ser la víctima cuando en realidad se es el agresor no es una defensa. De hecho, forma parte del delito. La incitación al odio contra los ucranianos no forma parte de la defensa de la Federación Rusa ni de sus ciudadanos. Es un elemento de los crímenes que los ciudadanos rusos están cometiendo en territorio ucraniano. En este sentido, al convocar esta sesión, el Estado ruso ha encontrado una nueva forma de confesar crímenes de guerra. Gracias por su atención.
(A continuación intervine por segunda vez, en respuesta a una pregunta del representante ruso. De nuevo, si desean citarme directamente, pueden consultar el vídeo, que está aquí. Como la pregunta se refería a las fuentes, he añadido algunos enlaces, por comodidad. No eran un elemento de mi presentación).
Gracias, señor presidente. Ha sido un placer estar con usted y entre diplomáticos. El representante ruso ha considerado oportuno pedirme las fuentes, y estoy encantado de complacerle.
Si se trata de fuentes de declaraciones de altos funcionarios de la Federación Rusa, remito al representante ruso a la página web del Presidente de la Federación Rusa. Allí encontrará discursos del Presidente de la Federación Rusa en los que niega que Ucrania exista basándose en que Ucrania fue inventada por los nazis, niega que Ucrania exista basándose en que fue inventada por los comunistas y niega que Ucrania exista basándose en que un vikingo fue bautizado hace mil años. No voy a comentar aquí la validez histórica o la lógica de estos argumentos. Simplemente señalo que se trata de un asunto de dominio público, que estas son las declaraciones del Presidente de la Federación Rusa. Del mismo modo, Dmitri Medvédev, miembro del Consejo de Seguridad ruso, en su canal de Telegram, ofrece repetidamente el tipo de lenguaje genocida del que se ha hablado hoy.
Con respecto a las fuentes de la televisión pública rusa. Esto es muy sencillo. Estaba citando a la televisión pública rusa. La televisión pública rusa es un órgano del Estado ruso. Como ha dicho el propio Presidente de la Federación Rusa, la televisión pública rusa representa los intereses nacionales rusos. Por lo tanto, las declaraciones de la televisión pública rusa y de otros medios de comunicación públicos son significativas, no solo como expresiones de la política rusa, sino también como prueba de la motivación genocida de la población rusa. Esto es cierto hasta tal punto que los propios presentadores de la televisión rusa han mostrado en público su preocupación ante la posibilidad de que puedan ser procesados por crímenes de guerra. Así que remito al representante de la Federación Rusa a los archivos de vídeo de los canales de la televisión pública rusa. Para quienes no sepan ruso, les remito al excelente trabajo de Julia Davis. Julia Davis ha reunido un archivo de material de vídeo ruso relevante.
Si las fuentes en cuestión son sobre las atrocidades rusas reales en Ucrania, estas son bien conocidas y han sido abundantemente documentadas. Lo más sencillo para el Estado ruso sería permitir a los periodistas rusos informar libremente desde Ucrania. Para todos los demás, lo más sencillo sería visitar Ucrania, un país que tiene un presidente bilingüe elegido democráticamente que representa a una minoría nacional, y preguntar a los ucranianos sobre la guerra en ucraniano o en ruso. Los ucranianos hablan ambos idiomas y pueden responderle en los dos.
El representante de la Federación Rusa consideró oportuno atacar mis cualificaciones. Me tomo esta reprimenda del Estado ruso como una insignia de orgullo, ya que se trata de un elemento muy menor en un ataque más amplio contra la historia y la cultura rusas. Mi trabajo se ha dedicado, entre otras cosas, a la crónica de los asesinatos en masa de rusos, incluido el sitio de Leningrado. A lo largo de mi carrera me he sentido orgulloso de aprender de historiadores de Ucrania, Polonia, Europa en general, y también de historiadores de Rusia. Es lamentable que a los principales historiadores de Rusia y a los principales académicos de Rusia no se les permita practicar libremente sus propias disciplinas en su propio país. Es lamentable que organizaciones como Memorial, que ha realizado un trabajo heroico en la historia rusa, estén ahora criminalizadas en Rusia.
También es lamentable que las leyes de la memoria en Rusia impidan el debate abierto sobre la historia rusa. Es lamentable que la palabra Ucrania haya sido prohibida en los libros de texto rusos. Como historiador de Rusia, espero que llegue el día en que se pueda hablar libremente de la fascinante historia de Rusia.
Hablando de historia, el representante ruso negó que existiera tal cosa como la historia de Ucrania. Me gustaría remitir al representante ruso a excelentes estudios realizados por historiadores que conocen tanto el ucraniano como el ruso, como el reciente trabajo de mi colega Serhii Plokhy en Harvard. Remitiría a la gente en general a mi clase abierta sobre historia ucraniana en Yale, que espero sirva para explicar la importancia de la historia ucraniana de forma más elocuente de lo que yo pueda hacerlo aquí.
Y lo que es más importante, quiero dar las gracias al representante ruso por haberme ayudado a explicar lo que intentaba decir en mi exposición. Lo que he intentado decir es que no corresponde al representante de un país más grande decir que el país más pequeño no tiene historia. Lo que el representante ruso acaba de decirnos es que siempre que los ucranianos, en el pasado o en el presente, afirman que existen como sociedad, eso es “ideología” o “rusofobia”. El representante ruso nos ha ayudado ejemplificando el comportamiento que yo intentaba describir. Como he intentado decir, despreciar la historia ajena, o calificarla de enfermedad, es una actitud colonial con implicaciones genocidas. El imperio no tiene derecho a decir que un país vecino no tiene historia. Afirmar que un país no tiene pasado es un discurso de odio genocida. Esta sesión ha sido útil para ayudarnos a establecer la conexión entre las palabras y los hechos rusos. Muchas gracias.
Traducción de Ricardo Dudda.
Publicado originalmente en el Substack del autor.