Julio María Sanguinetti apoyó el proyecto de ley de eutanasia en Uruguay respaldado en la carta póstuma de Carlos Alberto Montaner
El dos veces presidente de Uruguay escribió que la práctica del “cóctel terminal” está muy extendida y que la discusión se reduce a dos conceptos: “Libertad o dogma”
(Desde Montevideo, Uruguay) El ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti (1985-1990, 1995-2000) recordó la última carta del escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner para argumentar a favor de la legalización de la eutanasia. Un proyecto de ley para su despenalización fue aprobado en la Cámara de Diputados de Uruguay pero la discusión se dilata en el Senado.
“Cuando usted lea este artículo yo ya estaré muerto”, dice el texto de Montaner, que dejaba de vivir en Miami para irse a España. “Este artículo lo comencé a escribir en Miami a inicios de 2022 y lo concluyo dictándolo, ya que actualmente tengo grandes dificultades para escribir. En ese momento, antes de que se me informara de un diagnóstico más severo aún, llegué a la conclusión de que no permitiría que el Parkinson que padecía desde hacía años me arrebatara más facultades”, dice el texto.
Montaner se amparó en la ley española, realizó el procedimiento previsto y el 3 de junio murió en Madrid.
Sanguinetti utiliza este testimonio para abordar el proyecto de ley que se discute en Uruguay sobre la eutanasia. La iniciativa fue presentada por Ope Pasquet, un diputado del Partido Colorado, la histórica colectividad política que Sanguinetti lidera.
El proyecto de ley establece las condiciones médicas y legales para que una persona exprese por anticipado su deseo de morir cuando ya no hay salida para su patología o enfermedad. De aprobarse la propuesta, esa voluntad anticipada deberá ser expresada y reafirmada en cuatro oportunidades y, en al menos dos, tiene que haber testigos.
Dos médicos deben corroborar que el paciente cumpla con las condiciones médicas exigidas para poder iniciar el proceso de la eutanasia. Si entre los dos profesionales hay diferencias, un tercer médico tendrá que dirimirlas.
En cualquier momento, el paciente puede cambiar de idea y dejar sin efecto el proceso.
De aprobarse, sería una ley “muy garantista”, opinó Sanguinetti. “Exigen la evidencia fehaciente de la voluntad del paciente y de los sufrimientos insoportables, así como toda una tramitación en el que intervienen dos médicos alternativamente”, escribió Sanguinetti en su columna en el semanario colorado Correo de los Viernes, del 11 de agosto.
Sanguinetti asegura que encara este tema desde el “ángulo filosófico de la libertad”, una visión que “no debe restringirse por la imposición de un criterio moral que choca con el de otros sectores de la sociedad”, consideró.
“Ante todo, hay que discutir con respeto por todas las posiciones o sentimientos. No es un tema de mayorías o minorías, como a veces se plantea. Ni de encuestas favorables o desfavorables, aun cuando en el caso parezcan ser afirmativas. Ni siquiera se trata de estar a favor o en contra de la eutanasia, porque bien puedo yo no aceptarla para mí pero no por eso creo adecuado que la ley se lo prohíba a quien no ve otra respuesta digna a su penosa situación”, planteó quien fue durante 10 años presidente uruguayo.
“El núcleo del razonamiento es que nada se le impone a quien, por razones religiosas o filosóficas, no acepta la eutanasia”, argumentó.
Sanguinetti comparó este proyecto de ley con la ley del divorcio, una normativa que no obliga a separarse a quien cree que “lo que Dios unió no hay voluntad humana que pueda desatarlo”.
La Iglesia Católica de Uruguay es una de las instituciones que se opone de forma más contundente a la legalización de la eutanasia.
“Las leyes que en el mundo democrático han autorizado la eutanasia no obligan a nadie. No hay autoritarismo ni intervención del Estado ni de autoridad alguna. Estamos ante un ser humano que, como Montaner, siente profundamente que solo tiene por delante padecimientos progresivos, físicos y morales, y que, en ejercicio pleno de su voluntad, desea poner punto final a una penuria insoportable”, escribió el ex presidente.
Sanguinetti señaló que el “cóctel terminal” es una práctica que está largamente extendida y que ha escuchado con frecuencia relatos sobre su uso.
“Libertad o dogma, esa es la cuestión”, concluyó Sanguinetti.