Karina Sainz Borgo: España, siéntate y traga
Sánchez defendió con más rapidez los tomates que el Estado de derecho
Segolene Royal – Pedro Sánchez
De socialista a socialista. Los tomates españoles ni son ecológicos ni son comestibles, dijo la exministra francesa de Medioambiente Ségolène Royal para señalar la competencia desleal del campo ibérico contra los productores franceses. «¿Habéis probado los tomates bío de España? Son incomestibles». Esas fueron sus palabras (de dudosa traducción, por cierto). Pedro Sánchez, ese hombre atado a una insuficiencia parlamentaria, defendió con más rapidez las hortalizas nacionales frente a los agricultores galos que el Estado de derecho ante sus socios independentistas. Por eso Sánchez se ha apresurado a contestar a Ségoléne Royal.
Con bastante más entusiasmo del que se dedica a hablar de la importancia de la separación de poderes, el presidente del Gobierno ha dicho que las palabras de la francesa son apenas críticas infundadas. ¡Y la ha invitado a probarlos! «Son imbatibles», exclamó con convicción de teletienda. Lo son, presidente, quiero decir imbatibles, como la Constitución que sus socios laceran; imbatibles como la disidencia en el Partido Socialista Obrero Español que usted se ha propuesto boicotear como si de un granjero francés se tratara; imbatibles como las líneas rojas que acaban siendo transparentes.
Hay que pensar, sin embargo, ¿qué se esconde tras este ataque al huerto español? Por algo hablará Ségolène Royal, que vio naufragar, al mismo tiempo, el socialismo francés y su matrimonio con François Hollande. ¿Intentará decirle algo? ¿Un código morse entre miembros de una misma bancada? ¡Pero los tomates! ¡Hablábamos de tomates, no de las leyes, ni de los jueces! ¡Ni de las ideologías o las averías democráticas! ¡No, señor! ¡Hablábamos de tomates! ¿Quién quiere reparar en la dieta política cuando se tiene la huerta más atractiva de toda Europa? Si es que hay tomate a la carta como amnistías para quienes las exijan. ¡Será por tomates! Con rama o sin rama, con terrorismo monosaturado o bajo en calorías; con descaro o sin descaro; con asco o sin él; con escrúpulos o sin ellos. El tomate español es imbatible, perfecto para una cata en uno de sus 22 ministerios o para montar una tomatina que distraiga el trago amargo sobre lo ocurrido esta semana en el Congreso de los Diputados. Las abuelas le añaden un poquito de azúcar a las salsas para amainar la acidez. Pero al PSOE del presidente le han añadido sal y vinagre, para que escueza más la brecha entre lo que se negocia y lo que se expropia.
El tomate español es bueno para la salud, siempre que no vivas en Waterloo. ¿Se le habrá hecho bola la frase de Sánchez a la portavoz de Junts per Cat, Míriam Nogueras? ¿Son realmente españoles todos los tomates? ¿Es un ‘tomacó’ cultivado en Lérida una hortaliza hecha en España? Así como hubo un mayo francés, habrá un febrero agricultor. Las protestas de los campesinos por toda Europa tienen revolucionada la dieta económica, ecológica y hasta vial. Entretanto, el presidente Sánchez se sentará a devorar tomates, feliz, mientras sus socios, a voz en grito, le susurran al oído: «¡España, siéntate y traga!».