CorrupciónCulturaDeportesÉtica y Moral

Karina Sainz Borgo: Los impunes

Esta ha sido la semana de los que saben que no habrá castigo

Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de FútbolLuis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de FútbolOscar J Barroso/Shutterstock/ GTRES

 

Después de estrujarse las gónadas, golpearse el pecho y llevar a las jugadoras de la selección nacional sobre el costado como un raptor amateur, Luis Rubiales ha dicho que no dimite. Esta misma semana, señalado por un tipo de estupro más grave que el del máximo responsable de la Federacion de Fútbol, el expresidente de la Generalitat y prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, emite facturas con el grillete aún en el tobillo para que Pedro Sánchez pague las Fantas, perdón, quise decir las cuentas, de un Gobierno ya no de coalición, sino de rendición. ¡Será por decoro!

También en estos ocho días, los diputados recogieron el acta y, de paso, los tirantes de crupier. Cortar y repartir las cartas. Quién da más. ERC ya tiene grupo parlamentario propio gracias al préstamo de dos diputados de Sumar y no se descarta que PSOE preste otros dos a Junts, el partido de Puigdemont, para negociar la investidura de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno tras unas elecciones que ganó Alberto Núñez Feijóo y que dilapidó con la inestimable ayuda de Santiago Abascal. Mengua el PP dentro y fuera de su electorado.

Volviendo a los desbocados, a Rubiales y los de su estofa. El comportamiento de unos y otros parte de un elemento común: la sensación de ser intocables, de que haga lo que haga este o aquel representante público, no tendrá que pagar las consecuencias. La impunidad, como la avaricia, a veces revienta el saco y en otras solo lo ensancha, como una especie de estado tumoral de la cosa pública. Sobar, apretar, disponer, hacer. Cada quien a lo suyo, Rubiales a las jugadoras de la  Federación que él preside y Pedro Sánchez con los nacionalistas que desean separarse del país que dirige, al menos en funciones. Hay una especie de bucle de la hediondez, el desfile de personajes escapados de un leprosorio moral, una piara que ejerce el uno para todos y todos para uno del abuso.

Esta fue la semana de los impunes, de los que cruzan las líneas porque saben que no habrá castigo ni reprimenda. Alguien necesita a Luis Rubiales y a Carles Puigdemont donde están, de la misma forma en la que en algún momento fue necesaria la ceguera o el silencio de este o aquel funcionario, diputado o ciudadano. La transparencia de Sumar es a la investidura de la izquierda lo que para el gobierno de Pedro Sánchez la foto de Montilla, Torra, Aragonés, Puigdemont, Pujol y el abad de Montserrat en Codalet, Francia. Es una concesión. Del primate que guarda la puerta de un negocio tan lucrativo como el fútbol a la orgía casi medieval, con todo e hisopo nacionalista. Arrepiéntete y cree en el ‘procés’. A ambos los protege el mismo condestable: el PSOE a punto de formar gobierno tras perder unas elecciones. Demoscopia arriba, demoscopia abajo… ¿Cómo se repara la valla rota de las formas? ¿Quién se repone de negociar con un prófugo? Campa la impunidad. Y los que actúan en su nombre.

 

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba