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Karina Sainz Borgo: Siéntate y traga

Diluidos, algunos desmanes se toleran mejor

Se adelanta la navidad como se prohíbe la entrada de negros a un local. A nadie se le ocurriría reírse de la segunda, pero con la primera entra una risa floja. Ambas pertenecen a esa lógica progresiva y desquiciada del abuso de poder cuando se aplica lentamente. Diluidos en la perplejidad, algunos desmanes se tragan con más facilidad. Cuelan. Se sienta uno y traga. A todos conviene un buen feriado, una paga doble en marzo o una pierna de pernil asado que tape unas elecciones fraudulentas –justo después de apresar 1.200 ciudadanos, Nicolás Maduro la prometió a quienes aún no está en la cárcel–. ¡Y un subsidio y también una zanahoria previa al palo! Que Venezuela es un ejemplo de cómo se instauran las pesadillas es algo más que elocuente, hasta el punto de que nos parezca normal que un expresidente como José Luis Rodríguez Zapatero patrocine un régimen torturador o que retire su firma de una declaración que denuncia las violaciones de los derechos humanos a manos del heredero de Hugo Chávez. Pero bastantes otras tropelías se diluyen en el bebedizo de la actualidad. ¿Alguien pensaría que el sujeto que jaleó a una turba sediciosa en el Capitolio estaría en la carrera presidencial para repetir en la Casa Blanca? ¿Es normal que un sujeto como Nicolás Ortega le quite la nacionalidad a los nicaragüenses que le adversan y, sin embargo, el asunto siga en el aire como un hilo musical y nada más? Siempre se ha dicho que Calígula jamás nombró cónsul a su caballo –¡bulo!, ¡bulo!–, pero bastantes veces que el nepotismo entronizó a personas muy poco hábiles en lugares de poder. Envueltas en determinado moño, algunas tropelías lucen más atractivas. Según las fuerzas independentistas, existe una singularidad que justifica a los catalanes frente a un extremeño o un madrileño para recibir un trato fiscal distinto. ¿Y si en lugar de impuestos fuese, por ejemplo, un distintivo? ¿Nos resultaría más claro? ¿Puede una disputa entre dos partes resolverla el representante de una de ellas? La maldad necesita del silencio, el disimulo, la complicidad y la estupidez para poder imponerse. Se avanza de a poco, para que mientras se transita, el camino no parezca tan abyecto.

El ‘Retablo de las Maravillas’ cervantino, el traje del emperador de Andersen o el escorpión de Esopo han sido formas universales de magisterio para advertir los rodeos que damos al sentido común para dar por ciertas cosas que no son o hacer pasar por lógicos asuntos que contradicen la naturaleza de las cosas. Un ciudadano corrupto no puede representar a los justos, un político comprometido con una causa no puede ser imparcial, un presidente no puede gobernar sólo para la facción que lo eligió e ignorar al resto. Ninguna de estas situaciones es posible, pero tienen lugar. Un dictador que perdió las elecciones preside aún Venezuela de la misma forma que un jefe de Gobierno puede dar por buenas decisiones que vulneran la norma. Las líneas rojas no se cruzan de golpe. Teñirlas de rosa de a poco es mucho más efectivo.

 

 

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