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Kast debe ser el líder de la derecha

Para poder ser un Presidente efectivo y exitoso, Kast necesitará primero demostrar que es un líder capaz de unir a la diversidad de sectores de derecha. Solo así podrá alinear al país tras un objetivo común de retomar el camino correcto del desarrollo sostenido y el fortalecimiento de las instituciones.

 

 

El principal desafío que tiene José Antonio Kast es convertirse en el líder de toda la derecha en Chile. Si no es capaz de hacerlo, no podrá convertirse en el líder del país en caso de ganar la elección presidencial de diciembre. Si no se convierte en el líder de la nación, su presidencia correrá el riesgo de ir por el mismo camino de frustración y mediocridad que los cuatro años de gobierno de Gabriel Boric. Para poder ser un Presidente efectivo y exitoso, Kast necesitará primero demostrar que es un líder capaz de unir a la diversidad de sectores de derecha. Solo así podrá alinear al país tras un objetivo común de retomar el camino correcto del desarrollo sostenido y el fortalecimiento de las instituciones.

Ahora bien, nunca es bueno tomarse la leche antes de ordeñar la vaca. En las próximas semanas, Kast deberá dedicarse de lleno a asegurar lo que hasta ahora aparece como una probable victoria el 14 de diciembre. Pero incluso para optimizar sus chances de convencer a indecisos que potencialmente pudieran optar por el voto nulo en vez de apoyar al candidato del Partido Republicano, Kast debiera desplegar todas sus habilidades para demostrar que tiene lo se que necesita para ser un estadista.

Es cierto que la vara está relativamente baja. Bastará con vestirse de forma pulcra y ser respetuoso con la tradición republicana del país para marcar un quiebre con el estilo más relajado y despreocupado que privilegia el Presidente Boric. Pero para ser un gran Presidente, no basta con ponerse traje y corbata y asearse cuidadosamente todas las mañanas. Los presidentes deben mostrar capacidad de liderazgo y ejercer rigurosamente la autoridad que confiere el cargo.

Hasta ahora, Kast ha demostrado más capacidad para ser valiente y decir lo que piensa que para construir equipos de personas con estilos y mentalidad diversa. En su militancia partidista, Kast ha estado más asociado con la formación de partidos nuevos y con los conflictos con otros militantes que con la construcción de amplios acuerdos. En los últimos diez años, Kast renunció a la UDI, creó su propio partido, y participó de conflictos que terminaron en la creación de otros dos partidos. Entre sus siete rivales en la primera vuelta de la elección presidencial del 16 de noviembre, había dos candidatos -Evelyn Matthei y Johannes Kaiser- que en algún momento compartieron militancia partidista con él.

Todos cometemos errores. Pero las personas sabias -y los líderes más exitosos- son capaces de aprender de sus errores. En su trayectoria política, Kast ha mostrado admirables atributos de liderazgo. El solo hecho que su trayectoria política lo haya convertido en uno de los solo cuatro líderes derechistas que ha logrado pasar a una segunda vuelta presidencial en Chile desde 1989 demuestra sus incuestionables atributos.

Pero Kast también ha cometido evidentes errores políticos. En la segunda vuelta de la elección presidencial de 2021, fue incapaz de superar a Gabriel Boric. Mientras el candidato radical de izquierda supo ser lo suficientemente pragmático para tomar posiciones más moderadas en la segunda vuelta, Kast desperdició la oportunidad de llegar a la presidencia al aferrarse obstinadamente a posiciones demasiado extremas que eran rechazadas por una mayoría de la población. Algunos siempre creerán que la victoria de Boric ayudó a que fracasara el primer proceso constituyente y que tener a Boric como Mandatario por cuatro años fue un costo relativamente menor comparado con el daño que hubiera causado al país la aprobación del primer proyecto constitucional (el mamarracho). Pero lo cierto es que Kast fue derrotado en la segunda vuelta por un candidato con poquísimas calificaciones y limitada preparación para ocupar la primera magistratura.

Después, durante el segundo proceso constituyente, después de que su Partido Republicano obtuviera 23 de los 51 escaños en el Consejo Constitucional, Kast fue incapaz de liderar la construcción de un acuerdo para redactar un texto constitucional que recibiera el apoyo mayoritario del electorado. Si el fracaso del primer proceso constituyente fue responsabilidad exclusiva de la izquierda radical e irresponsable, el fracaso del segundo proceso se debió a la incapacidad de Kast para ordenar a los convencionales de su partido para construir un acuerdo amplio que permitiera darle una incuestionable legitimidad democrática a un texto que mantuviera el modelo de libre mercado y la fortaleza institucional que desarrolló Chile desde el retorno de la democracia en 1990.

En las semanas que se vienen, Kast deberá entender que, si quiere ganar cómodamente la segunda vuelta y convertirse en el próximo presidente de Chile, deberá demostrarle a la derecha, y a todo el país, que tiene lo que se necesita para ser líder del sector y para liderar después al país en el objetivo de retomar el sendero del desarrollo y del crecimiento. Para ser un buen político, deberá demostrar que sabe negociar y construir acuerdos. Después de todo, los buenos políticos son capaces de ponerse de acuerdo con otros políticos que piensan distinto. Para poder llevar al país por un mejor camino, Kast deberá primero demostrar que es capaz de convertirse en el líder de la derecha.

 

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