La cerveza no es solo cosa de hombres
Cada vez más estudios desvelan la cercana relación de las mujeres con la cerveza: una monja del siglo XII tuvo la idea de añadir el lúpulo.
Según el estudio ‘Mujeres cerveceras. Desmontando mitos y leyendas’, el 45 por ciento de ellas bebe de la botella.
Cierre los ojos. Piense en una jarra de cerveza. ¿Qué se le viene a la cabeza? ¿Amigotes y fútbol? ¿Señores con tripa? Actualícese, la cerveza también es cosa de mujeres. Lo demuestra un estudio concienzudo, Mujeres cerveceras: desmontando mitos y leyendas, de Ambar. El informe reivindica la mano femenina en la historia de la cerveza y certifica la expansión de esta bebida entre las mujeres. Su sabor amargo, la estabilidad de su espuma, su frescor y la estimulación del apetito que provoca la cerveza proceden de una planta trepadora. Se llama Humulus lupulus.
En la Edad Media se bebía mucha cerveza para evitar las aguas insalubres
El lúpulo es un aliado esencial de la cerveza desde la Edad Media, y fue una mujer, la monja benedictina Hildegarda de Bingen, la que tuvo la idea, en el siglo XII, de añadir lúpulo a la cerveza. Hildegarda sobresalió por sus amplios conocimientos, escribió libros sobre mística, teología, música, herbología y medicina. Fue consejera de reyes como Federico I Barbarroja, Enrique II de Inglaterra o Leonor de Aquitania.
Se percató de que la cerveza –que se bebía mucho para evitar las aguas insalubres– era demasiado dulce y lo asoció con los problemas de visión de sus consumidores. El lúpulo dio amargura a la cerveza y añadió un leve efecto antibiótico.
Santa Hildegarda
Antes de que Hildegarda de Bingen introdujera el lúpulo, a la cerveza se le añadía gruit, una mezcla de hierbas aromáticas. El lúpulo le da amargor y equilibra el dulzor de la malta. Además tiene propiedades antibacterianas combatiendo microorganismos y ayudando así a la conservación.
Cebada y dátiles
En el año 3000 antes de Cristo ya se hacía cerveza en Egipto. Usaban trigo, cebada y azúcar de dátiles. La imagen muestra a un hombre bebiéndola. Quizá sea el motivo por el que en Egipto a pesar de ser musulmanes no está prohibido el consumo de alcohol. Tradición milenaria.
Fines curativos
El uso de la cerveza era no solo lúdico; en las tabernas se consumía sin límite dando lugar a generosas borracheras y resacas, también tenía una función medicinal como analgésico, o desinfectante. Han quedado muchas figurillas relativas a la elaboración como la de la imagen, demostrando que podía ser elaborada tanto por hombres como por mujeres.
De todos los tiempos
Martha Jefferson, primera dama de Estados Unidos, elaboraba una cerveza excelente. En la imagen, lienzo de Van Gogh. Agostina Segatori, dueña de la cafetería en la que se pinta el cuadro y amiga del artista, posa ni más ni menos que con un a jarra de cerveza.
Expansión
El consumo creció con los hallazgos sobre fermentación de Louis Pasteur y con la emigración de alemanes a América. En la actualidad compite a descaro con el vino entre bebedores de cualquier edad -legal a partir de los 18 años en los países con consumo de alcohol regulado- y de cualquier género.