La ciencia triunfa donde Mao fracasó
En China, el experimento realizado en la agricultura a lo largo de un decenio abre un futuro más brillante, demostrando el triunfo de la ciencia donde la ideología maoísta fracasó al costo de las vidas de millones de sus compatriotas.
Un reportaje en NATURE explica cómo el intercambio de la información sobre condiciones climáticas y de suelos y de las necesidades agrícolas ha resultado muchísimo más eficaz que la colectivización compulsiva del Gran Timonel, recomendando, por ejemplo, al sur del país, densificar la siembra de arroz en lugar de la manera tradicional basada en extensiones más vastas.
Y así, la producción de arroz y trigo creció un 11% en la última década aunque el uso de costosos fertilizantes decayera hasta en un 18%, mientras los granjeros invertían menos en sus tierras y obtenían mayores beneficios.
Es un proyecto que brinda numerosas lecciones, según la prestigiosa revista: que el enfoque científico puede incrementar la productividad y limitar los daños al medio ambiente y que el éxito depende de la creación de canales para diseminar información y dar acceso a datos esenciales, como la impresionante red establecida en China con 1.200 científicos, 65 mil funcionarios locales, 140 mil representantes industriales y 21 millones de granjeros que explotan 37.7 millones de hectáreas.
No menos importante es que los mismos métodos podrían emplearse en cualquier parte del mundo en desarrollo, considerando desde luego que las condiciones difieren de las existentes en el gigante asiático y que tales programas demandan monitoreo y actualización para hacer frente a las condiciones climáticas cambiantes.
El siguiente paso será consolidar el proyecto, porque alrededor de 200 millones de pequeñas granjas se hallan todavía al margen sin aplicar las recomendaciones. Por ejemplo, a través de plataformas científicas y tecnológicas que operan en 21 provincias y cubren una amplia gama de cultivos.
Pero lo más importante ha sido comprobar que un mejor uso de la tecnología existente puede producir más comida en una manera sustentable y el éxito rotundo de los científicos al lograr lo que Mao jamás pudo, persuadiendo a los testarudos campesinos de cambiar sus hábitos ancestrales para mejorar la eficiencia y la productividad de sus parcelas.
