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La cólera de Bolivia contra Evo Morales

                En su libro “Un día de cólera”, el escritor español Arturo Pérez Reverte nos cuenta la bravía rebelión de los madrileños, el 2 de mayo de 1808, contra el ejército ocupante francés. Tanto fue el impacto de ese movimiento, que el propio Napoleón Bonaparte exclamó: “Ese 2 de mayo, todo el pueblo de Madrid se comportó como un hombre de honor”.

 

En Bolivia ocurrió algo similar entre octubre y noviembre de 2019. Cuando el dictador Evo Morales intentó un fraude electoral que fue rechazado, de manera multitudinaria y persistente, por el decidido pueblo boliviano. Fueron 21 días de protestas callejeras sin tregua contra la dictadura, en lo que se llamó la movilización de “las pititas” (sogas).

 

Ese se recuerda como uno de los momentos más sublimes, heroicos y provechosos, de la historia popular latinoamericana contemporánea.

 

El pueblo derrotó a las bandas armadas de Evo Morales. Obligó a policías y militares a desentenderse del dictador castrochavista. Y lo más clamoroso, el fraudulento Evo tuvo que renunciar.

 

Desde su refugio en la Argentina kirchnerista, el derrotado Morales llamó a sus secuaces a bloquear las ciudades rebeldes de Bolivia, para que no le llegaran alimentos a la gente. Por esa orden abominable, registrada en un audio que ya conocido, ahora Evo es reclamado como terrorista, por la justicia boliviana.

 

La defenestración del tirano, llevó al mando a la joven senadora democrática Jeanine Añez, del partido de Rubén Costas. Su gobierno busca corregir el daño creado por la pandilla de Morales. Y convocó un proceso electoral que reclama la unidad de los líderes bolivianos:

 

Sabina Cuéllar, Luis Fernando Camacho, Oscar Ortiz Antelo, Carlos Sánchez Berzaín, Branko Marinkovic, Mario Cosío, Leopoldo Fernández, Víctor Hugo Velasco, Carlos Mesa, Carmen Eva González, Guido Añez,   Tuto Quiroga, Rubén Darío Cuéllar, Mario Bruno…

 

 

 

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