La crisis económica y política en Cuba barre con el simbólico desfile del Primero de Mayo
Las autoridades cubanas cancelan todas las actividades previstas para el Primero de Mayo debido a la crisis económica y política que vive el país.
Fila de automóviles para conseguir gasolina en el municipio Plaza de la Revolución. | Imagen: AFP
Una nota oficial de la Central de Trabajadores de Cuba informó sobre la posposición de todas las actividades convocadas para este Primero de Mayo en Cuba debido a la crisis económica que sufre la Isla, marcada por falta de combustible y los apagones, que se agudizaron por las fuertes lluvias de este fin de semana y dejaron a al menos 18 circuitos de La Habana sin electricidad.
«Debido a la inestabilidad climatológica que ha provocado intensas lluvias en varios territorios, y el pronóstico para las próximas horas, se ha decidido posponer en todo el país las actividades conmemorativas por el Día Internacional de los Trabajadores que se habían convocado para este Primero de Mayo», informó el Noticiero Nacional de la televisión estatal cubana este domingo.
No obstante, tras el anuncio de la cancelación del tradicional desfile en la Plaza de la Revolución, utilizado como arma propagandística por el régimen año tras año, pues solo se suspendió en 2020 y 2021 debido a la pandemia del Covid-19, muchos cubanos creen que puedan existir otras motivaciones, como la de cierto temor de las autoridades de que el desfile termine volviéndose, al menos parcialmente, en su contra.
La idea podría parecerle a algunos descabellada, pero tras la rebelión popular del 11 de julio de 2021 las autoridades cubanas se han mostrado temerosas de un nuevo estallido social, más cuando no han logrado eliminar las causas que propiciaron aquellas manifestaciones pacíficas, sino más bien le han sumado otras.
Un factor incuestionable que demuestra la crisis del régimen son las cifras del éxodo migratorio que ha atravesado la Isla en los últimos años, siendo el año fiscal 2022 en el que mayor cantidad cubanos han abandonado el país rumbo a Estados Unidos, donde entraron más de 224.000 por la frontera con México y 6.182 fueron interceptados por las tropas guardafronteras tras emprender la travesía por mar.
Estos datos, que son los mayores de la historia de la Isla, solo incluyen a los que entraron a EEUU por la frontera, por lo representan una porción de los que emigraron a otros países del mundo como España, donde la comunidad cubana ha crecido notablemente en los últimos años.
Aunque este 1 de mayo una de las principales preocupaciones de las personas en Cuba sigue siendo cómo irse del país, es la escasez de gasolina lo que más se escucha en el boca a boca de la población, pues debido al déficit de combustible en La Habana los conductores tienen que hacer filas de varios días para llenar los depósitos de sus automóviles mientras en otras provincias como Villa Clara se ha restringido la venta solo a carros estatales.
Pero la escasez de combustible no afecta solo al transporte, sino también a la generación eléctrica, pues se vienen reportando desde inicios de abril apagones día tras día en la mayor parte de las provincias del país, un fenómeno que se viene acentuando cada verano en los últimos años.
En medio de esta crisis de combustible y de expectativas de los cubanos sobre el futuro, también la violencia contra las mujeres se ha incrementado de forma alarmante, pues reportes de observatorios independientes registran 27 feminicidios hasta la fecha, la cifra más alta desde que se comenzaron a contabilizar, y solo siete menos que en todo 2022, pese a que solo vamos por el cuarto mes del año.
En un contexto como este, donde, además, los cubanos se ven obligados a hacer largas filas para conseguir los pocos alimentos que aparecen en los mercados, en ocasiones solo en Moneda Libremente Convertible o a precios inaccesibles, y con un sistema sanitario en crisis, no es descabellado pensar que las autoridades valoraran la posibilidad de cancelar la marcha, y luego el resto de las actividades relativas al Día de los Trabajadores, por una posible falta de participación.
Y es que, además de en fenómenos como la emigración o las crecientes muestras de descontento popular de los últimos años, como fueron las protestas del 11 de julio, los cubanos han mostrado su distanciamiento del régimen también mediante la no participación en los más recientes comicios realizados en el país, donde las cifras de abstención han sido las más elevadas desde 1959.
Pese a ello, las autoridades cubanas siguen haciendo oídos sordos a los problemas y el desengaño de la población, también alimentado por el fracaso de la reforma económica llamada «Tarea Ordenamiento», que en cualquier sociedad democrática se habrían saldado con una ola de dimisiones, pero no en Cuba, donde tras los nefastos primeros cinco años de Díaz-Canel, fue «reelecto» antidemocráticamente y mantuvo a su gabinete prácticamente intacto.
No obstante, la respuesta del régimen parece ser la misma: más control, amenazas y represión.
Si a los manifestantes del 11J los castigaron con absurdas y ejemplarizantes condenas de prisión por ejercer su derecho constitucional a la protesta pacífica, tampoco han dudado en arremeter contra cualquier tipo de disenso en los últimos meses, donde vemos casos que van desde los arrestos a intelectuales como Alina Bárbara López Hernández y Jorge Fernandez Era, la censura de una proyección de películas de cineastas cubanos como Juan Pin Vilar, Ricardo Figueredo y Fernando Fraguela, hasta el encarcelamiento de jóvenes cubanas como Sulmira Martínez y Aniette González por sus publicaciones en las redes sociales.
Con un sistema político y económico totalmente en crisis, incapaz de renovarse sin traicionar su ortodoxia, el régimen cubano se muestra cada vez más incapaz de brindar una opción de futuro a la población.
Mientras tanto, los símbolos caen uno tras otro, y mientras se cancela por primera vez en la historia (salvo los dos años de la pandemia) la marcha del Primero de Mayo debido a la crisis energética en el país, el poder sabe que la verdadera gasolina de estas movilizaciones masivas, cuando son auténticas, no es la que viene de los pozos de PDVSA, sino la que sacó a decenas de miles de cubanos de sus casas el 11 de julio de 2021, sin importar si había transporte, restricciones por la Covid-19 o si el viaje sería solo de ida y terminaría en una mazmorra del régimen, como le sucedió a más de 700 personas.