La crítica
Vivir en la calle libertad esquina independencia es muy importante en la vida a la hora de tomar decisiones. No es justo después, cuando hay una equivocación, echarle la culpa a otro.
Mons. Fernando Chomali G. Arzobispo de Santiago
En nuestro querido país se critica mucho. Es una práctica habitual que se aprende desde la infancia. Es casi un deporte nacional. Palos porque bogas y palos porque no bogas. Hay una historia que grafica muy bien esta realidad. Un abuelo con su nieto disponían de un burro para ir al pueblo vecino. Se suben ambos al animal y comienza el viaje. La gente al verlos comentaban: ¡Qué personas más abusadoras! ¡Pobre burro! Frente al hecho, se bajó el abuelo y siguieron su viaje. La gente al ver esto comentaba: ¡Qué niño más abusador! ¡Él arriba del burro y el anciano caminando! Frente a esto el abuelo se sube al burro y se baja el niño. La gente al observar este panorama decía: ¡Qué anciano más abusador! ¡Pobre infante! Frente a esta situación y ya cansados de tanta crítica se ponen ambos a caminar al lado del burro. La gente al ver esto comentaban: ¡Qué poco inteligentes son estos dos! ¡Tienen un burro y no lo aprovechan!
Es muy difícil darles el gusto a todas las personas cuando se toma una decisión. A veces no es fácil actuar. Hay situaciones de la vida que son muy complejas. Es por eso que es importante meditar muy bien cada palabra que se dice y cada acción que se va a realizar, y actuar en consecuencia. Para ello es vital conocer muy bien la situación en la que uno se encuentre a la hora de tomar una decisión. Moverse siempre con el ánimo de hacer el bien posible y nunca hacer alguna acción moralmente cuestionable y menos dañar. Es importante actuar siempre con la verdad y pensando en el bien común. Para quienes tenemos fe, la oración es un modo privilegiado para abrir la inteligencia y actuar con libertad. Muchas decisiones se toman en medio de muchas presiones. Nunca tomar una decisión tomado por la ira, la rabia o la desilusión. Son pésimas consejeras. Tampoco se debe tomar una decisión bajo presiones indebidas.
Vivir en la calle libertad esquina independencia es muy importante en la vida a la hora de tomar decisiones. No es justo después, cuando hay una equivocación, echarle la culpa a otro. ¡Tan nuestro aquello! Es que pensé que… es que escuché que…. es que me dijeron que… No hay nada más personal que el mérito y la culpa. Nada más hermoso que decir esta decisión la tomé yo y asumo las consecuencias.
Es bueno tener un buen consejero. Puede ser un buen amigo que sea capaz de tomar distancia del problema en el cual uno se encuentra y que exige actuar. Desde fuera puede ayudar a objetivar mejor la situación y evitar actuar movidos más por la pasión que por la razón. Las decisiones apuradas suelen ser un desastre. Las consecuencias quedan y a veces son desastrosas.
Eso es lo que se llama actuar en conciencia, la que constantemente la tenemos que ir formando. San Ignacio de Loyola es un maestro en dicha materia y bien aconsejable resulta conocerlo y practicar sus ejercicios espirituales. Cuando se actúa bajo este prima resulta más llevadero aceptar las críticas. Además, siempre está la posibilidad de recomenzar. De estar equivocada la decisión siempre está la posibilidad de pedir perdón, lo que siempre enaltece a quien lo pide y también a quien lo da. Y también, cuando la situación lo exige, de reparar el daño causado.