Democracia y PolíticaÉtica y Moral

La decencia era esto

Y querrán que agradezcamos el gesto. Que sintamos remordimientos porque los pobres asesinos hayan renunciado a su derecho

La desprendida generosidad de Bildu, su compromiso con la paz, la democracia, la reconciliación y la convivencia, han dejado en evidencia el rencor de una derecha siempre dispuesta a utilizar de manera tan desaprensiva como forzada el argumento descalificatorio de que todo es ETA. Éste es el discurso que nos aguarda a partir de ahora en boca del sanchismo y sus terminales trompeteras. Un autoblanqueo de emergencia para un presidente atrapado de nuevo en el cepo de sus alianzas estratégicas. Todavía serán capaces de presumir de superioridad moral, de sensibilidad con las víctimas, de estatura ética frente a un adversario envenenado de resentimiento y mal querencia.

Muy gordo ha debido de ser el agujero abierto por las candidaturas etarras en la campaña de Sánchez. Ha opacado los anuncios propagandísticos de regalías sociales —el oficialismo las llama «avances»— y viajes o cine gratis. Ha borrado del primer plano la reunión del jefe del Gobierno con Biden y le ha forzado a suspender su asistencia a la cumbre sobre Ucrania para medirse a Feijóo en un nuevo debate. Ha sembrado el pánico entre los candidatos autonómicos y municipales y generado una necesidad angustiosa de frenar como fuese la fuga de votantes. La presión sobre Otegi ha sido intensa en busca de un guiño, una señal, un detalle susceptible de servir como maquillaje. El problema es que las listas, una auténtica bomba-lapa bajo la caravana electoral socialista, estaban presentadas y es demasiado tarde para sacar de ellas a los criminales. Podrán, ya veremos, renunciar a su elección pero sus nombres y sus alias estarán el día 28 en unas papeletas manchadas de sangre.

Y la decisión ni siquiera afecta al resto, a los otros 37 terroristas condenados que no se ensuciaron las manos pero colaboraron con los comandos que cometían los asesinatos. Subalternos destinados por el aparato a señalar objetivos, preparar la logística de los atentados, cometer sabotajes callejeros o extorsionar a comerciantes y empresarios. Esos tomarán posesión de sus cargos y blandirán con orgullo su pasado de heroicos `gudaris´ ante los conciudadanos de una comunidad lo bastante enferma como para darles su respaldo. El primer paso en el proceso que los conducirá al organigrama del Ejecutivo vasco… y del navarro.

Aún querrán que les pidamos perdón y les agradezcamos el gesto. Que celebremos su voluntad de integrarse en el bloque de progreso. Que sintamos remordimientos porque los pobres asesinos se hayan visto obligados a renunciar a su derecho a ser electos con tal de colaborar en la construcción del «nuevo tiempo». Y veremos a Sánchez sacar pecho y utilizar su tono más deferente para dirigirse a los diputados de Bildu en el Congreso; quedan varias leyes que aprobar con ellos. Le va a ser difícil enderezar este revés pero no renunciará al intento de convencernos de que la decencia era esto.

 

 

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