La ‘facción boba’ de la oposición venezolana: Rechaza a Guaidó, impugna a Maduro y venera a Trump
Todo esto hace que por una simple y llana curiosidad nos preguntemos ¿cuál es la explicación política, sociológica, de sicología social o costumbrista para esta sandez colectiva de este grupo de venezolanos que, en toda la geografía, voluntaria e involuntariamente, formen parte de esta ‘facción boba’ de la oposición venezolana? Vamos a intentar algunas respuestas.
¿El legado español?
Ramón Menéndez Pidal solía decir que la envidia es una “pasión muy humana, pero demasiado española”. Unamuno, con más precisión, sostenía que la envidia es la “íntima gangrena del alma española”. Don Quijote, aleccionando a Sancho llama a la envidia “raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes”. Jorge Luis Borges coincidía: «Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: es envidiable». Al escritor catalán, Luis Racionero, le preguntaron en una ocasión ¿qué le ofende tanto de España?¡La envidia, la envidia, la envidia! Es nuestro defecto estrella. Igual que los ingleses son hipócritas, los franceses vanidosos y los alemanes disciplinados, el español lleva la envidia en el genoma.
Se ha insistido mucho que la envidia es pues el pecado capital de los españoles. Una característica especial del carácter y la cultura de la Madre Patria que hace que este sentimiento sea diferente al de cualquier otro país hasta el punto de ejemplificarla con asertos como este: la “envidia de los españoles no es aspirar al coche del otro, sino a que el otro se quede sin coche«. En casos extremos los envidiosos están incluso dispuestos a infligirse daño a sí mismos, con tal de que el envidiado sufra un daño mayor. Traducido en términos de la ‘facción boba’, prefiere que Maduro se quede en el gobierno pero que Juan Guaidó no llegue al poder. ¿Pura, simple y específica envidia?
El genoma venezolano
¿Corre en el torrente sanguíneo de los latinoamericanos el genoma de la envidia española? Sin duda, no es cuestión de selección, es una forma de legado, sobretodo entre los más encumbrados criollos del subcontinente, orgullosos de tener un mayor torrente de estirpe española. Es la secuencia del ADN y la de sus 3.000 millones de nucleótidos de la porción de sangre española que probablemente abunda en la ’facción boba’ de la oposición venezolana. Muchos de ellos caraqueños que presumen del abolengo español. Si aún lo dudan, obsérvenlos en Twitter o en Internet. Son fácilmente reconocibles: hablan mal de Guaidó, adulan a Trump y se oponen a Maduro. Son caricaturas de aquel fanático legionario español, Millán Astray que vociferaba ¡viva la muerte!
El envidioso se regocija del mal ajeno o intenta causar algún daño a alguien que triunfa, por medio de la calumnia, como don Basilio en «el barbero de Sevilla» o con mentiras e infamias que hacen que Otelo imagine la infidelidad de Desdémona. También se asegura que la política es una de las actividades humanas donde la envidia se evidencia con mayor deformidad. El envidioso en política siempre piensa que los éxitos de otro estaban a su alcance, pero una distorsión del destino se los arrebató. Por eso se dice que la envidia es mucho más virulenta cuanto más cerca está el envidiado de los envidiosos, hecho que podría explicar por qué la ‘facción boba’ odia a Guaidó y adora Trump.
¿Es Juan Guaidó víctima de una perniciosa envidia de la ‘facción boba’? No creemos que haya dudas. En la historia de Venezuela, aparte de Bolívar, no ha habido un presidente que haya surgido de los presuntuosos capitostes caraqueños. En la historia venezolana a los ‘amos del valle’ no les quedó más remedio que dejar que la envidia los consumiera a fuego lento mientras veían desfilar, uno tras otro, a presidentes provenientes de las provincias, menos de Caracas, lo cual tampoco impidió que hayan devenido en cortesanos y en los aduladores más refinados de todos los provincianos que ocuparon la silla presidencial, incluyendo a Chávez y a Maduro.
Por eso es que ante la posibilidad de un cambio de gobierno la ‘facción boba’, sección caraqueña,podría estar reflexionando así: un tal ‘Juan’, de apellido ‘Guaidó’, probablemente de ancestros que se remontan a la tribu Siquisique… ¿presidente de Venezuela? ¿No hemos tenido suficiente con José Antonio Páez de Acarigua, Ignacio Andrade de Macuto, Cipriano Castro de Capacho, Juan Vicente Gómez de la Mulera, Eleazar López de Queniquea, Medina Angarita de San Cristóbal, Rómulo Betancourt de Guatire, Raúl Leoni de El Mantecal, Carlos Andrés Pérez de Rubio, Luis Herrera de Acarigua, Rafael Caldera de San Felipe, Hugo Chávez de Sabaneta, Nicolás Maduro de Cúcuta y ahora… ¿Juan Guaidó de La Guaira?
Demasiado realismo para la “facción boba” de la oposición venezolana.