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la furia íntima de Cristina Kirchner con Kicillof

 

Cristina Kirchner cede y ordena una tregua en la guerra interna del  peronismo | EL PAÍS Argentina

 

Escenas íntimas en la sede del PJ

Axel Kicillof, ya se sabe, no estuvo invitado, junto al resto de los mandatarios de ADN cristinista. “Decime la verdad. Tenés un acuerdo con ellos”, ironizó un dirigente peronista frente al Gobernador por considerar que el oficialismo lo beneficia al discriminarlo.

Es un festejo pírrico. En la provincia de Buenos Aires, hay problemas políticos mucho más grandes. Si hay una muestra gráfica del estado en el que llegó el peronismo bonaerense a la elección del domingo, es la distribución espacial que se dio en la sede.

Con completa literalidad, las facciones que lo componen quedaron representadas en las habitaciones del Hotel Grand Brizzo, en La Plata, donde se reservaron tres salas: en una, se veía un cartelito en la puerta que decía MK (por Máximo Kirchner), en la otra SM (por Sergio Massa) y en la tercera AK (Axel Kicillof).

Así esperaron los resultados: distribuidos cada uno con su comunidad adentro de esos cuartos. El de Massa fue el que recibió más gente de distintos espacios pero más por la comida que ofrecían que por el interés político. Cuando el resultado ya era irreversible, se vieron los tres a solas. Fue Máximo el que dijo a Kicillof: “Yo no tengo nada para decir porque esto lo avisé hace un montón”. Repitieron la coreografía de los últimos meses con Massa intermediando, los tres acordando una respuesta que muestre cierta coordinación interna y un escenario que lo expuso todo solo con la gestualidad: el vínculo entre CFK, su hijo y el gobernador de Buenos Aires no sólo es irreversible. Es una guerra.

En estos cinco días, hubo muchísimos llamados cruzados intentando reaccionar a la derrota sin exponer tanto la interna. Fue imposible y quedó a la vista con el largo texto de Cristina rememorando lo que hacía con Alberto Fernández: retarlo en público y sostener que ella la vio desde antes. Es curiosa la repetición del método con el fracaso que resultó aquel Gobierno.

En la intimidad, CFK culpa directamente al Gobernador de haberle hecho perder la libertad. Considera que cuando él anunció en abril el desdoblamiento electoral, aceleró los tiempos de la Justicia para emitir un fallo y le impidió un camino que ella negaba pero tenía en realidad: presentarse a diputada nacional y tener fueros. Jamás lo dirá en público pero lo dice mucho en privado. Lo que es evidente es que este escenario político vuelve muy difícil cualquier alternativa que no sea el cumplimiento de la pena y eso empieza a tomar volumen en el ánimo de la expresidenta. Por algo encabeza su posteo con: “Desde San José 1111, a 143 días de mi injusta prisión y proscripción”.

Se abre ahora una zona muy incierta: Kicillof necesita -al igual que Milei- aprobar el presupuesto en la Provincia y la composición de las cámaras tiene una representación muy alta del kirchnerismo. ¿Podrán negociar? Lo mismo que el Gabinete: ¿Seguirán en funciones los ministros de Justicia, Salud, Cultura y Ambiente que tiene Máximo en el equipo del Gobernador? Nadie duda de que a partir de ahora la pelea será a matar o morir. La pregunta es de quién será la mayoría de las víctimas.

¿Se rompe el peronismo?

La escena bonaerense es una parte del todo. El peronismo está, desde el final de la gestión de Alberto Fernández, en una pugna no resuelta por el poder. Una incomodidad por el dominio de CFK pero una falta de decisión sobre quién la sucederá. Un dirigente de peso se preguntaba dónde estaba la autocrítica de la expresidenta sobre el resultado en las provincias donde jugó Fuerza Patria. Como mostró el politólogo Pablo Salinas, en seis de las siete provincias donde ganó el PJ, justamente no fue con la marca de Fuerza Patria.

Hay un primer hito en este terreno todo partido: la conformación del bloque en la Cámara de Diputados. ¿Juan Grabois estará en un mismo bloque con Guillermo Michel, el massista que manejaba la Aduana y que ahora entrará por el peronismo entrerriano? Se está construyendo una partición que algunos imaginan como dos bloques representados por el kirchnerismo duro de un lado y el PJ federal más Frente Renovador por el otro, funcionando juntos en un interbloque.

A los que empujan esa idea, les habló CFK cuando escribió: “No se dejen romper”. Hay empresarios importantes también interesados en una “racionalización” del peronismo, que busque más entre Gobernadores o caudillos provinciales, la renovación para 2027. Todo es futurología de final impredecible.

El Gobierno nacional celebra este desmembramiento. No es sólo el resultado de los votos lo que los estimula, sino la incapacidad del peronismo para reorganizarse liberando al Presidente un escenario auspicioso porque básicamente no tiene a nadie enfrente.

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