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La injerencia de Putin en Cataluña

El informe que presentará el PPE en Bruselas señala que el Gobierno y la Fiscalía podrían estar torpedeando investigaciones que prueban los lazos del Kremlin con el separatismo, para no incomodar a sus socios de investidura

El Partido Popular Europeo (PPE) entregará próximamente a la Comisión Especial de Injerencias del Europarlamento un informe de más de sesenta páginas en el que se recopilan investigaciones policiales, judiciales y periodísticas que prueban la injerencia de Rusia en la crisis generada por el separatismo en Cataluña. Desde el año 2014, el Kremlin ha venido sosteniendo una guerra híbrida contra Europa y Estados Unidos a través de programas de desinformación, ciberataques, espionaje y financiación de plataformas destinadas a desestabilizar los países que Putin considera adversarios. La presencia de actores separatistas y la eventual analogía que podría establecerse con Crimea favoreció que, en el caso de España, esta estrategia de desestabilización encontrara en Cataluña su escenario preferente. Según consta en un auto de la Fiscalía de EE.UU. de julio de 2022, el colaborador del servicio de espionaje ruso Alexander Ionov situó a España como uno de los objetivos de desestabilización y desinformación dada su doble condición como miembro de la UE y de la OTAN.

Entre 2014 y 2016, Ionov organizó en Moscú una serie de congresos en los que convocó a partidos independentistas para generar alianzas capaces de debilitar a las potencias enemigas. Al menos a dos de ellos asistieron representantes de Solidaritat Catalana per la Indepèndencia, la plataforma de la que fue cara visible el presidente del F. C. Barcelona Joan Laporta. La inteligencia rusa orquestó también una campaña de desinformación a través de redes sociales y de los canales Sputnik y Russia Today (RT). La campaña resultó especialmente agresiva en el contexto de las consultas ilegales del 4 de noviembre de 2014 y, sobre todo, durante el desafío del 1 de octubre de 2017, momentos en los que se acrecentó la intoxicación mediática desde Moscú.

Los vínculos entre la inteligencia rusa y el separatismo catalán no terminan en las campañas de desinformación. Moscú envió antes y después del 1-O a agentes de un grupo militar especializado de la Inteligencia rusa llamado Unidad 29155 al que se vincula con asesinatos y golpes de Estado. Personas del círculo más próximo a Puigdemont, como Víctor Terradellas, Elsa Artadi o Josep Lluis Alay mantuvieron entrevistas con emisarios rusos. Según expresó el propio Terradellas en sede judicial, se llegó a plantear el envío de 10.000 soldados rusos a Cataluña.

Los hechos probados son lo suficientemente inquietantes como para priorizar una investigación que nos permita conocer hasta los últimos detalles de una trama de la que apenas conocemos la superficie. El informe que presentará el PPE señala, además, que el Gobierno de Sánchez y la Fiscalía podrían estar torpedeando distintas investigaciones en curso para no incomodar a sus socios de investidura. En el caso de que se confirmaran estos extremos y de que, efectivamente, pudiera existir algún tipo de directriz gubernamental destinada a opacar responsabilidades o a entorpecer investigaciones, nos encontraríamos ante unos hechos de una gravedad sin apenas precedentes que afectarían a la propia seguridad y estabilidad de la UE. Urge aclarar el modo en que Moscú pudo convertirse en un agente determinante en el curso del ‘procés’ y todas las conexiones entre la Inteligencia rusa y el independentismo deben ser desveladas. A pocos meses de que España asuma la Presidencia del Consejo de la UE, resultaría escandaloso que pudiera haberse impedido cualquier tipo de investigación destinada a proteger nuestra estabilidad y nuestros intereses como comunidad política y de derecho.

 

 

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