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La Inteligencia de EE.UU. augura que Putin impondrá la ley marcial para una «guerra larga»

A juicio de la directora de inteligencia, la guerra se alargará y agravará porque hay «discordancia» entre los objetivos de Putin y la capacidad militar rusa

Vladímir Putin optó este lunes por no ofrecer grandes pistas sobre cuáles son sus planes a partir de ahora en la guerra de Ucrania. El discurso del presidente de Rusia en la celebración del Día de la Victoria -la conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial con una Unión Soviética triunfante- estuvo más dedicado a justificar la agresión al país vecino que a ofrecer a los rusos, a quienes se les acumulan los muertos en el frente, un mapa de por dónde irá el conflicto.

Putin acostumbra a guardar sus cartas, pero, en el otro lado del mundo, EE.UU. se ha empeñado en mostrar su mano. La directora nacional de inteligencia, Avril Haines, compareció este martes, un día después del discurso del presidente ruso, ante el Senado para dibujar su análisis de los próximos capítulos de la guerra: Putin está dispuesto a prolongar el conflicto, que podría convertirse en una guerra más encarnizada, con objetivos territoriales que van más allá del Donbass y que requerirán una movilización superior a la que ha implementado Rusia hasta ahora.

«Nuestra conclusión es que el presidente Putin se prepara para un conflicto prolongado en el que todavía tiene la intención de conseguir objetivos más allá del Donbass», dijo Haines a los legisladores sobre la región del este de Ucrania, controlada en parte por separatistas prorrusos desde 2014.

Desde finales de marzo, el Ejército ruso ha orientado sus operaciones hacia esta región, después de que la estrategia inicial -una toma rápida de las principales ciudades del país, incluida la capital, Kiev, que forzara el derrocamiento del Gobierno de Volodímir Zelenski- fracasara.

Para EE.UU., la concentración de esfuerzos en el Donbass «solo es un cambio temporal para recuperar la iniciativa», pero «los objetivos estratégicos de Putin probablemente no han cambiado».

Cuatro grandes objetivos

Ayer, la inteligencia de Reino Unido, otro aliado de Ucrania, defendía que Rusia subestimó la resistencia ucraniana y eso ha impedido que Putin pudiera anunciar grandes logros militares en su discurso del Día de la Victoria. No es algo exclusivo de la inteligencia británica. En una comparecencia legislativa a finales de marzo, el primer mando militar de EE.UU. reconoció que había habido «agujeros en la inteligencia estadounidense» que les había llevado a subestimar a Ucrania y sobrestimar a Rusia. El problema es qué hará Putin ante esa desconexión entre lo que quiere y lo que le puede dar el ejército desplegado. La conclusión de Haines es que hay «una creciente probabilidad» de que el presidente ruso recurra a «medidas drásticas». Entre ellas, la «imposición de la ley marcial».

La reacción en Rusia ante una medida de ese tipo es una incógnita. En los frentes, los soldados rusos han dado muestras de problemas de moral, de falta de coordinación con los mandos y de desconfianza sobre las órdenes que reciben. Si Putin da ese paso, tendrá que contar con efectivos más proclives a esos problemas y que, sin duda, aumentarán la factura de la guerra.

La otra esperanza de Putin, según el análisis de la inteligencia estadounidense, es que gane la guerra del desgaste.

Frente al silencio de Putin, el análisis de la inteligencia estadounidense es que el presidente ruso tiene cuatro grandes objetivos. El primero, a más corto plazo, es lograr el control del Donbass, con una toma completa de las regiones de Donetsk y Lugansk, lo que le permitiría establecer una zona de seguridad dentro de Ucrania. Al mismo tiempo, el Ejército ruso buscará rodear y ahogar a las fuerzas ucranianas que pelean en el frente del Donbass desde el oeste. Es algo que el Pentágono ha advertido desde hace días, con movimientos rusos desde el norte, en Izium, y desde el sur, desde la Mariúpol tomada, para encapsular y ahogar a los mejores batallones militares de Ucrania.

En tercer lugar, Rusia buscará consolidar el corredor terrestre del sur, que conecta el Donbass con la península de Crimea. Para ello necesita mantener el control de ciudades que ha logrado engullir, como Mariúpol o Jersón. Ayer mismo se registraban combates entre ucranianos y rusos entre esta última ciudad y Mikolaev, otra ciudad sureña que Rusia no ha tomado de momento. Por último, hay «indicaciones» de que Moscú buscará ampliar este corredor por el sur hasta Transnistria, la región separatista prorrusa de Moldavia, que hace frontera con Ucrania en el suroeste. Para ello, Rusia tendrá que pelear también por Odesa, el puerto histórico de Ucrania, donde en los últimos días han arreciado los bombardeos rusos.

Haines advirtió de que si Rusia no emprende «algún tipo de movilización» de más personal militar, sus objetivos más allá de ganar más control en el Donbass serán complicados.

Putin no quiso hablar en su discurso de medidas necesarias para lograr objetivos de esa ambición, como una llamada a reservistas o una movilización incluso más amplia. Podría ser algo impopular en Rusia, la constatación del fracaso de la «operación militar especial», como Putin llamó a la invasión. Pero, según EE.UU., podría verse abocado a ello. Haines aseguró que hay una «discordancia» entre las ambiciones de Putin y las capacidades militares del Ejército que ha desplegado hasta ahora, unos 190.000 hombres. El temor, para la máxima autoridad en inteligencia de EE.UU., es que esto lleve a hacia un conflicto «impredecible y en escalada», en el que Putin tenga que reaccionar con medidas agresivas ante la sobreestimación de su propio ejército.

 

 

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