La investidura de Pedro Sánchez fracasa y se activa la cuenta atrás para nuevas elecciones
El líder socialista no consigue más votos favorables que contrarios. El plazo para que se disuelvan las Cortes y se convoquen comicios expira el 23 de septiembre
El PSOE y Unidas Podemos han mantenido sus diferencias y ha sido imposible encontrar un punto de encuentro entre las parcelas de poder que pretendía Podemos y las que estaba dispuesto a aceptar Pedro Sánchez. No ha habido la menor posibilidad de acuerdo y la investidura ha fracasado.
Han sido más los noes que los síes. 155 frente a 124, además de 67 abstenciones. Entre los primeros, los 123 votos socialistas y el del diputado del Partido Regionalista de Cantabria (PRC). PP, Ciudadanos, Vox, Junts per Catalunya, Coalición Canaria y Navarra Suma sumaron sus noes y se abstuvieron Unidas Podemos, ERC, PNV, Bildu y Compromís. Todos los grupos han pedido a Sánchez que no deje pasar estos dos meses, hasta la convocatoria de elecciones en septiembre, y empiece de nuevo la negociación. “Negocie con nosotros, no lleve a los españoles a elecciones”, han sido las últimas palabras del líder de Podemos al dirigente socialista.
El tono del debate tuvo tintes dramáticos, cuando no tristes, y en algunas intervenciones traslució el sentimiento de derrota. El más explícito fue el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que lamentó “una nueva derrota de la izquierda”. Pero fue el intercambio de reproches entre Sánchez e Iglesias lo que protagonizó el debate en la Cámara, pese a que fue la portavoz socialista, Adriana Lastra, la que con la máxima crudeza puso de manifiesto la ruptura de relaciones. “Usted no ha ganado las elecciones y quería tener un Gobierno paralelo al del PSOE”, reprochó al líder de Unidas Podemos.
Tampoco han variado sus posiciones el PP y Ciudadanos, para quienes este episodio ha sido una pura lucha por el poder que ha acabado mal. “Si tengo que renunciar a mis principios y no ser útil a mi país, está en lo cierto señor Iglesias, yo no seré presidente. Si me obliga a elegir entre ser presidente y mis convicciones, elijo mis convicciones y defender a España”, le ha dicho Sánchez a Iglesias. “Hace falta un Gobierno coherente y cohesionado y no, dos Gobiernos”, ha explicado el presidente en funciones Sánchez como una de las razones para no aceptar las demandas de Unidas Podemos.
Además, ha añadido, no se pueden dar áreas de la máxima complejidad y trascendencia “a quien no tiene experiencia de gestión”. Con este binomio – afán de controlar el Gobierno y ausencia de competencia para asumir los ministerios más relevantes – ha resumido Sánchez las razones de la ruptura. Antes, había expuesto a toda la Cámara la secuencia de las fases de la negociación. Todas fallidas. ¿Por qué no ha sido posible el acuerdo?, se ha preguntado el líder socialista. “Conciliar dos culturas y dos tradiciones siempre supe que no iba a ser posible, pero propuse el acuerdo a cambio de un programa, y pronto advertí que el programa no era el tema central.
«El programa nunca fue el problema”, ha señalado. En su exposición, el presidente en funciones ha responsabilizado del fracaso de la negociación exclusivamente al partido de Iglesias. El problema estaba en los ministerios. “Ustedes querían controlar el 100% de los ingresos y el 50% del gasto; con el 25% de los escaños querían controlar el 80% del gasto social, siendo la cuarta fuerza política”, continuó Sánchez.
Se les ofreció una vicepresidencia social, el Ministerio de Sanidad y Consumo, de Vivienda y de Igualdad, “y lo han rechazado”. La aspiración de Sánchez de presidir el Ejecutivo no incluía “a cualquier precio”. “Quiero un Gobierno plural, diverso, pero en una única dirección y con capacidad de gestión”, ha apuntado. La cartera de Hacienda que pedía Podemos no se aceptó porque “no puede estar en manos que quien nunca ha gestionado un presupuesto”. Tampoco la de Trabajo “para derogar la reforma laboral y subir el SMI “, según había solicitado la formación de Iglesias, “como si no supieran que eso depende de todo el Gobierno de la nación y del Parlamento”, afirmó el presidente en funciones.
Iglesias no quiso que empezara la votación sin hacer un último intento, una oferta de urgencia y en el último minuto: la renuncia al Ministerio de Trabajo a cambio del control de las políticas activas de empleo. La respuesta ha llegado de la portavoz socialista, Adriana Lastra. “Por sorpresa hace una última oferta para quedarse con las políticas activas de empleo”. Y tras una pausa de segundos, el mazazo: “Las políticas activas de empleo están transferidas a las comunidades autónomas”. Y su conclusión: “Quieren conducir un coche y ni siquiera saben dónde está el volante”. Esas políticas, en efecto, son gestionadas por las comunidades pero al Gobierno central le corresponde la aprobación previa y el reparto.
Pero la oferta de Iglesias era forzada, sugerida por “un socialista de gran prestigio”, según sus palabras, ya fuera de tiempo y, probablemente, destinada a dejar patente que Podemos no quería romper. “Es muy difícil negociar un Gobierno de coalición en cuatro días en vez de en 80 días”, se ha quejado. El líder de Podemos también ha dado ante la Cámara su versión de los hechos, repleta de cesiones a las demandas de los socialistas, como la de no plantear ninguna propuesta radical, aceptar su propio veto y acatar la Constitución en todo, fundamentalmente en la cuestión de Cataluña. “Pedimos competencias, no sillones”, ha apuntado Iglesias. “Miren a la derecha, están encantados”.
“De su intransigencia nos arrepentiremos todos”, ha reprochado Gabriel Rufián, portavoz de ERC, a Sánchez y a Iglesias. Otra vez, “la izquierda derrotada”, ha señalado. El diputado republicano ha regalado a ambos un libro de cuentos escrito por Oriol Junqueras en la cárcel, que con las narraciones que habría querido contar a sus dos hijos en estos dos años que lleva en la cárcel. Por otro lado, la portavoz de Junts per Catalunya, Laura Borràs, ha manifestado que su partido no tenía ninguna razón para votar a Sánchez, al no haber hecho ninguna aproximación a las tesis de los independentistas.
No hubo cambios sustanciales en los discursos de los líderes del PP y de Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, respectivamente, de los que dieron el primer día de la investidura; tan solo añadir a sus críticas el “espectáculo” dado por los negociadores por un mero afán de reparto de sillones.
Pero las intenciones eran las de pactar y Sánchez sigue al frente “de una banda”, como sostiene invariablemente Albert Rivera. La pesadumbre se ha apreciado en la intervención del portavoz del PNV, Aitor Esteban, que en tono conciliador le ha dicho a Iglesias que sus peticiones no eran realistas para un grupo sin experiencia de gestión. “No tiren la toalla, sigan negociando”. Esta ha sido también la petición de José María Mazón, del PRC, único apoyo que ha tenido Sánchez. A la petición de continuar negociando no ha respondido el secretario general del PSOE, cuyo mandato del Rey para tratar de ser investido ha decaído con su derrota. Aún tiene dos meses para intentarlo antes de una nueva convocatoria electoral. “Negocie con nosotros y no lleve a los españoles a otras elecciones”, le ha pedido el líder de Unidas Podemos.