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La isla del último hombre de Europa

George Orwell se instaló en Jura en busca de la soledad que le permitió escribir ‘1984’

Las Hébridas interiores no están lejos de las grandes ciudades escocesas (a menos de tres horas de conducción de Glasgow, por ejemplo). Sin embargo, se trata de un archipiélago apartado del mundo que vive a ritmos inimaginables en el hiperconectado siglo XXI.

Jura es un territorio alargado de apenas 370 kilómetros cuadrados. Parece el paradigma de lugar inhóspito: sólo viven en esa isla 250 personas. No hay aeropuerto; no hay conexión de ferri más que con la vecina Islay; en sus aguas se producen remolinos peligrosísimos para la navegación; y algunas de las corrientes de marea más feroces de las islas británicas. No hay más que 20 kilómetros asfaltados en la única carretera que va del centro al sur, y muy pocos senderos. ¿Quién querría ir allí?

 

Barnhill, Isla de Jura, Escocia

Barnhill, Isla de Jura, Escocia (Dom Shaw – geograph)

Un hombre de aspecto afilado, con un bigotito también agudo, y torturado por el reciente fallecimiento de su mujer quiso instalarse allí en 1946. Hoy hay centenares de personas de todo el mundo que cada verano intentan ignorar a los infatigables jejenes y caminar los cuatro kilómetros –no hay otra manera de llegar– hasta la casa que habitó durante meses, Barnhill. Es una construcción blanca con tejado negro.

Aquel tipo que buscaba la soledad sin paliativos se llamaba Eric Arthur Blair. Estuvo mucho tiempo barajando El último hombre de Europa para el título de su novela. Al final, la llamó 1984 y la firmó con su seudónimo literario habitual, George Orwell.

 

 

George Orwell

              George Orwell (Levan Ramishvili – Flickr)

 

Si no fuera por Orwell, seguramente el planeta viajero ignoraría la existencia de Jura. Aun con lo dicho anteriormente, no le faltan atractivos. Se pueden desarrollar unas vacaciones disfrutando de la naturaleza en estado puro. De hecho, los ciervos rojos campan a docenas por las laderas herbosas, son confiados y hermosos. La falta de caminos estimula la inventiva en cuanto a diseñar excursiones. Y la isla tiene lo que muchos consideran imprescindible para un reposo feliz: una destilería de whisky. Además, un hotel y un restaurante, y algunos de los lugareños alquilan parte de sus casas como acogedores Bed&Breakfast.

Es raro que aparezca la nieve en Jura, por lo que en teoría se puede acceder a la isla todo el año. El estrecho que la separa de Port Askaig, en Islay, tiene menos de un kilómetro, de manera que es sencillo cruzar a esa isla y de allí a Kennacraig, en la Escocia ‘continental’. Pero las tormentas invernales hacen que muchos días al año nadie se atreva a soltar amarras.

 

 

Jura es una isla de las Hébridas Interiores, en Escocia

     Jura es una isla de las Hébridas Interiores, en Escocia (adege – Pixabay)
La casa que Orwell ocupó durante meses es visitable, pero hay que concertar antes la cita por teléfono. Por lo demás, las actividades deportivas y lúdicas que se pueden desarrollar en Jura e Islay no son escasas: ciclismo, pesca, paseos a caballo, golf, navegación en velero… si se atiende a la activa y bien organizada web oficial de turismo. Sin embargo, esta no hace énfasis alguno en la presencia de Orwell en Jura para escribir una de las novelas más importantes del siglo XX –y seguramente la más premonitora de los tiempos que ya han llegado–. Ello no impide que amantes del autor, además, de otros libros geniales como Rebelión en la granjaHomenaje a Catalunya, Los días de Birmania Sin blanca en París y Londres se llenen de barro los bajos de los pantalones por el páramo para, entre la mirada atenta de los ciervos rojos, acercarse a la mesa donde depositó su máquina de escribir y creó una de las más desasosegantes utopías sobre la calidad del alma humana.

 

 

 

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