La nueva derrota correísta en Ecuador apuntilla las aspiraciones bolivarianas en Iberoamérica
A Noboa, empresario y con vías de comunicación abiertas con la Administración Trump, se le ha percibido como la persona idónea para pilotar el momento presente, a pesar de los apagones eléctricos o el asesinato de cuatro niños a manos del Ejército

Daniel Noboa es reelegido presidente de Ecuador para el periodo 2025-2029 –
La izquierda populista que lideró Rafael Correa, presidente de Ecuador entre 2007 y 2017, parecía al borde del regreso al poder, pero al final la victoria de Daniel Noboa ha sido contundente: el 55,6% de los votos frente al 44,3% de la correísta Luisa González. Noboa, presidente durante los dos últimos años, volvió a derrotar a González, por un margen mucho más amplio que en las elecciones anticipadas de 2023. El margen del triunfo de Noboa fue una sorpresa, pues las encuestas insistían en el empate que ya se dio en la primera vuelta, celebrada en febrero y donde ambos candidatos sumaron el 44%. Este porcentaje suponía que el correísmo había roto su techo del 33% obtenido en otras primeras vueltas. Sin embargo, el resultado final mantiene a ese movimiento, conocido como Revolución Ciudadana, en la oposición y le obliga a buscar un nuevo liderazgo en el país (Correa está exiliado en Bélgica para evitar demandas judiciales presentadas por actuaciones en sus mandatos).
El fracaso del correísmo es una mala noticia para la izquierda bolivariana en la región. En Bolivia, el bolivarianismo ya afronta las elecciones previstas para agosto con el pie cambiado, ante la división interna entre el presidente, Luis Arce, y su antiguo mentor, el expresidente Evo Morales, que insiste en ser candidato a pesar de que legalmente no puede hacerlo. La noticia de Ecuador tampoco alimenta las aspiraciones del kirchnerismo en Argentina o de la izquierda en otros países vecinos, como Colombia.
La sacudida internacional que ha supuesto el arranque de la presidencia de Donald Trump puede tener que ver con la victoria amplia lograda en Ecuador por Noboa. Si en la primera vuelta, el 9 de febrero, él y su contrincante quedaron empatados, el temor económico que supone la guerra de aranceles abierta en el mundo los últimos días por el presidente estadounidense podría explicar que en la segunda vuelta de este domingo Noboa ganara finalmente por diez puntos, frente a unas encuestas que predecían un resultado muy ajustado en una u otra dirección.
A Noboa, empresario y con vías de comunicación abiertas con la Administración Trump, se le ha percibido como la persona idónea para pilotar el momento presente, a pesar de hechos en su mandato de dos años que jugaban en su contra, como los apagones eléctricos o el asesinato de cuatro niños a manos del Ejército.
Romper una tendencia
El miedo a un cambio drástico, en este contexto internacional de incertidumbre, puede romper una tendencia que se había registrado los últimos años en Latinoamérica: el voto de castigo que, país tras país, derribaba al partido en el gobierno. Está por ver qué ocurrirá en las elecciones presidenciales de este año en la región—en Bolivia, Chile y Honduras—, pero la convulsión ante un nuevo orden mundial, también en el ámbito económico, es un factor que puede influir notablemente entre las poblaciones.
La reacción ante el resultado electoral por parte de la opositora Luisa González, que ya perdió en 2023, ha mostrado la cara negativa del correísmo. Antes de la jornada electoral, González auguró que Noboa iba a perder las elecciones y no querría reconocer los resultados. Pero al final quien ha actuado así ha sido ella misma: habría habido margen para comportarse de este modo si la victoria de uno o de otro hubiera sido por estrecho margen, pero con diez puntos de diferencia –más de un millón de votos– es imposible que un recuento cambie el ganador.
González denunció que «Ecuador está viviendo una dictadura y el fraude más grotesco de su historia». Manifestándose así, ante la falta de evidencias, daba argumentos para quienes achacan lo mismo a la era de Correa. «Me niego a creer que exista un pueblo que prefiera la mentira a la verdad», dijo, poniendo de manifiesto el acusado populismo de ese movimiento político.
El correísmo no queda aniquilado, a pesar de ser su tercera derrota consecutiva en las presidenciales. El ajustado resultado en la primera vuelta evidenció un empate que se manifestó en las legislativas que tuvieron lugar entonces: el partido del presidente Noboa, Acción Democrática Nacional (ADN), logró en febrero 66 escaños, frente a los 67 obtenidos por Revolución Ciudadana. Si bien ADN sumó una cincuentena de diputados, pues en 2023 era un partido ampliamente desconocido, y ese fortalecimiento le permite una mayor robustez en el debate político, el correísta RC tiene una importante capacidad de choque en la Asamblea. No obstante, la nueva correlación de fuerzas ofrece mayores garantías a Noboa para sacar adelante sus proyectos.
Retos de Noboa
Los retos de Noboa no son fáciles; en sus dos años de presidente ha demostrado capacidad de cierto liderazgo nacional, pero le ha faltado mayor eficacia en ciertas políticas y, en el plano personal, una mayor empatía con la ciudadanía (este domingo celebró la victoria en su casa de descanso, en la costa, en lugar de estar con sus seguidores en Quito).
Económicamente el país ha ido superando las dificultades de los últimos años, gracias al buen comportamiento de las exportaciones. Noboa se ha comprometido a activar la producción industrial mediante la creación de zonas francas tecnológicas. El mayor problema social es del exponencial aumento de la violencia; para combatirla y dar mayor imagen de actuación decidida frente a los grupos de crimen organizado, Noboa ha propuesto la modificación de la Constitución para que pueda establecerse alguna base militar extranjera en suelo nacional (Correa cerró la base estadounidense que existía).
En los formalismos institucionales, el país podrá volver a la normalidad de contar con un presidente y una vicepresidenta (María José Pinto) en buenas relaciones. Noboa despreció a la vicepresidenta Verónica Abad nada más resultar elegidos ambos hace dos años; la envió a realizar tareas en el exterior y luego la apartó de sus funciones.