La nueva Thatcher no tiene quien le doble el pulso
Unos 200.000 afiliados 'tories' votan a lo largo de este mes a su candidato para sustituir a Boris Johnson como líder del partido. La gran favorita es Liz Truss, muy por delante de Rishi Sunak en las encuestas. Estos son los planes de ambos
Liz Truss visita una granja de Devon.
La carrera por la sucesión en Downing Street y en el Partido Conservador avanza en el Reino Unido, con los candidatos Liz Truss y Rishi Sunak intentando ganar el voto de los miles de miembros de la formación, que tendrán este mes de agosto para decidir cuál de los dos sustituirá a Boris Johnson. Será el 5 de septiembre cuando se anuncie al ganador, o quizá más bien ganadora, ya que según las encuestas, la ministra de Exteriores es en este momento la favorita de ese 0,3% del electorado total del Reino Unido que será el que tome la decisión.
Una de estas consultas es la que realizó BMG Research y que publicó la cadena iNews, y cuyos datos apuntan a que el que fuera el ministro de Finanzas hasta hace una semanas y que durante la pandemia se convirtió en casi una celebridad, no cuenta con suficientes apoyos entre los entre 160.000 y 200.000 miembros del partido que tienen en sus manos la elección de la persona que ocupará Downing Street a partir del próximo mes. Según esta consulta, entre todos los votantes conservadores, que incluyen a los miembros que eligen al próximo primer ministro, Truss está por delante de Sunak, con un 43% de electores que creen que sería mejor como líder del partido y del Gobierno, en comparación con el 32% del exministro.
Los datos de la consultora YouGov tampoco son halagüeños para Sunak, que según esta empresa se «enfrenta a una batalla cuesta arriba» en la que «se está quedado atrás». «La ventaja de Liz Truss sobre su rival ha aumentado en 38 puntos, con la ministra de Exteriores con el 69%, frente al 31% de Sunak», dicen en las conclusiones de la última encuesta, que señala que al principio de la contienda «el 21% de los miembros no estaban seguros de cómo votarían», una cifra que «desde entonces ha caído al 13%, siendo Truss aparentemente la mayor beneficiada». Para rematar, una nueva consulta de miembros del Partido Conservador realizada por ConservativeHome encontró que es más probable que Truss se convierta en la próxima primera ministra, con un 58% de los encuestados apoyándola, un 12% de indecisos y un 26% a favor de Sunak.
Otro problema al que se enfrentan ambos es al cambio de opinión entre los votantes, aunque la situación parece más estable, una vez más, para Truss, ya que 83% de quienes actualmente dicen que tienen la intención de votar por ella aseguran que su decisión es firme, con solo un 17% que reconoce que aún podría cambiar de opinión, un número que asciende al 29% en el caso de quienes apoyan a Sunak.
Se esperaba que los miembros recibieran las papeletas por correo antes del 11 de agosto y tendrán tiempo de votar hasta las 5 de la tarde del 2 de septiembre. El retraso en el envío se produjo después de que los servicios de inteligencia plantearan preocupaciones sobre la «vulnerabilidad del proceso de votación», que permitía cambiar el voto, algo que ya no es posible ahora, ya que aunque la amenaza no fue calificada como «hostil», por precaución se añadió un código de uso único para reforzar la seguridad de las papeletas.
Apoyo de pesos pesados
La campaña de Truss -a quien algunos analistas comparan con Thatcher, aunque ella no comparte esta opinión- cobró mayor impulso con el respaldo de Nadhim Zahawi, uno de los pesos pesados entre los ‘tories’ que también se apuntó en un principio a la carrera por el liderazgo y que, pese haber dicho que no respaldaría públicamente a ningún candidato, finalmente dio su apoyo a su compañera de filas, más alineada que Sunak con las políticas del aún primer ministro Boris Johnson. Otros nombres potentes que la apoyan son el exsecretario de Irlanda del Norte, Brandon Lewis; y Tom Tugendhat, que también puso su nombre sobre la mesa como una opción para gobernar. Pero quizá el mayor impulso lo obtuvo cuando Penny Mordaunt, que fue eliminada de la carrera siendo una de las favoritas, dio la cara por ella y elogió «su autenticidad, su determinación, su ambición por este país y su sentido del deber». «Ella para mí es la candidata esperanza», dijo.
En este contexto, el propio Sunak reconoció ante una multitud en Grantham, la ciudad natal de Margaret Thatcher en Lincolnshire, que es el ‘underdog’, una palabra que puede traducirse como ‘el perdedor’ pero también como el más débil o con menos posibilidad de ganar, ya que «las fuerzas fácticas» de la formación están del lado de su contrincante. Una fuente conservadora de alto rango reveló que incluso Boris Johnson, cuya caída fue provocada por el efecto dominó tras la renuncia de Sunak como ministro de Finanzas, está «casi comenzando a sentir lástima» por él.
Cambio de rumbo
Sunak intentó deshacerse de su imagen de exministro de Finanzas que pretende subir los impuestos al prometer «el mayor recorte de impuestos sobre la renta desde el Gobierno de Margaret Thatcher», y prometió recortar la tasa básica del 20% al 16% en los próximos siete años, una medida que los aliados de Truss calificaron como un «cambio de rumbo» tras calificar sus planes como «cuentos de hadas reconfortantes», pero poco realistas. Los impuestos parecen ser uno de los principales campos de batalla entre ambos.
Sunak, que se describe a sí mismo como «un producto de la inmigración» en territorio británico, ha prometido que entre sus prioridades en caso de ganar y asumir el poder, están abordar la inmigración ilegal y el crimen, cumplir con las promesas del Brexit y controlar la inflación, a la que calificó como «el enemigo que empobrece a todos». Describió este enfoque de control antes de reducir los impuestos como «thatcherismo de sentido común». Es «lo que Margaret Thatcher habría hecho», dijo ante el público.
Además, afirmó que aumentar el endeudamiento del Gobierno sería «inmoral», en clara alusión, precisamente, a uno de los compromisos de Truss, de quien hay quienes dicen que intenta dar una imagen semejante a la de la ‘dama de hierro’, incluso con su vestimenta. En otras áreas, la ministra de Exteriores favorable al Brexit asegura que no subirá los impuestos, y no recortará el gasto público a menos que haya una manera de hacerlo que «no genere problemas en el futuro», adelantará el objetivo de gastar el 2,5% del PIB en defensa hasta el 2026 e incluso está dispuesta a introducir un nuevo objetivo del 3% para el 2030.