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La oposición de Nicaragua crea una coalición para derrotar a Daniel Ortega

Está integrada por la Alianza Cívica y por la Unidad Nacional Azul y Blanco, surgida durante la rebelión popular a punto de cumplir dos años, pero el objetivo es unificar a todas las fuerzas opositoras

El aplauso fue atronador. Todos en pie para homenajear a la ex presidenta Violeta Chamorro, quien hace 30 años destronó por primera vez a Daniel Ortega. El principal símbolo democrático de Nicaragua sirvió también para apuntalar a la Coalición Nacional, presentada hoy en sociedad, y en fecha histórica, con el objetivo de unificar a todas las fuerzas opositoras. Un lanzamiento bajo el asedio policial y con agentes antidisturbios desplegados en los alrededores en un país que sufre desde abril de 2018 un estado de sitio de facto.

«Firmo con la convicción de que todos unidos, poniendo a Nicaragua primero, sin exclusión y sin distinción alguna, vamos a derrotar a la dictadura», clamó Carlos Tunnerman antes de firmar el documento de unidad a nombre de Alianza Cívica Nicaragua, conformada por organizaciones civiles, empresarios, estudiantes y ciudadanos.

«Hoy inicia una nueva etapa, es importante que todos los nicaragüenses nos demos un voto de confianza entre nosotros mismos. En esta etapa vamos a trabajar en conjunto para que las reglas claras en esta gran coalición sean en beneficio de ese pueblo sufrido», ha anunciado Medardo Mairena, líder del Movimiento Campesino, y renuente en un principio a unirse a la iniciativa.

Este ex prisionero político estuvo reunido el lunes en San Salvador con europarlamentarios, incluido Javier Nart, quien en el siglo pasado combatió contra el somocismo en las filas sandinistas. «Duele decirlo, pero el pseudosandinismo de Daniel Ortega es horrorosamente parecido al somocismo», criticó el dirigente español.

Coalición Nacional nace así dispuesta a dar la batalla contra el régimen del matrimonio del presidente Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo. De momento está integrada por la Alianza Cívica y por la Unidad Nacional Azul y Blanco, surgida durante la rebelión popular a punto de cumplir dos años. A ambos se les han unido varios partidos, movimientos y estudiantes. «Nicaragua, Nicaragüita, ¡serás libre!«, exclamó Violeta Granera, activista de derechos humanos presente en el lanzamiento.

63 PRESOS POLÍTICOS

Una libertad inexistente hoy para 63 presos políticos y una libertad vigilada para el resto de los nicaragüenses, quienes en las últimas horas han vuelto a sufrir el inmenso despliegue policial, el asedio a dirigentes en sus hogares y la ira sin límites de la vicepresidenta. «Nunca olvidaremos las bendiciones que increíblemente santificaron maldades. No volverá el pasado. No se irá el sufrimiento del pueblo bueno, creyente y atónito, ante la manipulación de la fe», vituperó Murillo señalando a los obispos y sacerdotes católicos que apoyan a la nueva coalición y que son cruciales por su amparo a los sectores más desfavorecidos.

«Es un paso importante, en la medida que la población exige que haya unidad contra la dictadura, pero hace falta algo más que una coalición para derrotar a la dictadura en las elecciones de 2021. No basta con denunciar la represión, también hay atender las demandas sociales de la gente, desde el coste de la energía eléctrica (su precio subió un 20% el año pasado) al desempleo y las reivindicaciones salariales», adelantó para EL MUNDO el analista político Óscar René Vargas, quien fuera cofundador del Partido Sandinista.

«La Coalición Nacional es la opción política para sacar a la dictadura del poder. Ortega ya no gobierna, sólo administra una cárcel«, resumió el periodista Carlos Fernando Chamorro, hijo de la ex presidenta Violeta.

Un proceso electoral sobre el que se ciernen muchas sombras, entre otros motivos por el evidente mimetismo entre el chavismo y el sandinismo. Daniel Ortega ilegalizó a los verdaderos partidos opositores, los sacó a la fuerza del Parlamento y creo partidos «comparsas» para simular cierta democracia. La gente no se creyó el cuento revolucionario, de hecho la abstención en las elecciones de 2016 rozó el 70%.

«Realmente todos ellos caben en un Volkswagen», ironizó Vargas. Algo parecido sucede hoy mismo en Venezuela con el último invento bolivariano, los diputados «traidores» que han abandonado la Unidad Democrática tras recibir miles de dólares. Según la última encuesta de Datanálisis, Luis Parra, falso presidente parlamentario encaramado por el chavismo, es el menos valorado por el país, con un 93,7% de rechazo, en comparación a la Iglesia Católica, que cuenta con el apoyo del 55,3%.

 

 

 

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