La otra cara del hambre en Cuba
'El hambre tiene dos caras, pero muestra una y oculta la otra. Los cubanos son hoy golpeados por las dos a la vez, sometidos por un Gobierno que hambrea a sus gobernados deliberadamente.'
El hambre tiene dos caras, pero muestra una y oculta la otra. Los cubanos son hoy golpeados por las dos a la vez, sometidos por un Gobierno que hambrea a sus gobernados deliberadamente.
Sí, el castrismo causa hambre con premeditación y alevosía, pues ese flagelo no se debe a una guerra, o a una catástrofe natural, sino a que el bien alimentado Raúl Castro y sus rollizos cómplices se niegan a liberar a la agricultura y a restaurar las libertades elementales a las que tienen derecho todos los pueblos del mundo, por temor a perder el poder y la dolce vita de que disfrutan ellos y sus familias.
Me detendré hoy, no en la cara visible del hambre en Cuba, digamos convencional, o sea, el solo poder hacer una sola y muy escasa comida al día, o ninguna en días salteados, no desayunar, etc.
Examinaremos los efectos que no son perceptibles a simple vista por no poder ingerir diariamente los alimentos necesarios con un balance mínimo de vitaminas, proteínas, minerales, aminoácidos, calorías y grasas esenciales.
Los expertos llaman a eso hambre oculta, pues «la procesión va por dentro». Generalmente el propio afectado no es consciente de ello. Me refiero a la desnutrición, la cara oculta de una subalimentación prolongada.
La cara del hambre convencional sí se percibe a primera vista. Recuerdo que a principios de los años 90 en La Habana me encontraba con amigos que de momento casi no reconocía por lo mucho que habían adelgazado. Probablemente a ellos les pasaba lo mismo conmigo.
Depresión, ansiedad, retardo y trastornos mentales, suicidios
Con la malnutrición, la persona puede no perder mucho peso corporal, y pocas veces se da cuenta de que su salud se está depauperando.
Los primeros estudios profundos del hambre oculta se realizaron luego de la Segunda Guerra Mundial, al conocerse en detalle las consecuencias nefastas de la desnutrición de quienes sobrevivieron en los campos de concentración y en ciudades sitiadas por las hordas nazis.
Hoy se sabe que comer con escaso valor nutritivo por periodos prolongados puede causar trastornos psiquiátricos, demencia, retardo mental en los niños, depresión, ansiedad, deterioro del sistema inmune, problemas cardiacos, trastornos del cerebro, inclinación al suicidio, anemia, diabetes, pérdida de masa muscular, raquitismo, obesidad, piel seca, cabellos frágiles, uñas quebradizas.
Por ejemplo, la carencia de vitamina A es la principal causa de ceguera evitable en los niños a nivel mundial y también de la ceguera nocturna en mujeres embarazadas. La diarrea es mortal para los pequeños con mala nutrición.
Ah, y un detalle poco conocido: hay malnutrición lo mismo por déficit de alimentos que por exceso de calorías y carbohidratos sin suficientes proteínas, vitaminas, fibra, minerales, aminoácidos, grasas, y otros nutrientes básicos.
Según la Organización Mundial de Salud (OMS), en el mundo «hay 450 millones de personas con malnutrición que sufren trastornos de su salud mental que dificultan grave y penosamente sus vidas».
Si millones de cubanos no están incluidos en esa lista de la OMS es por razones políticas, pues la mayoría de los funcionarios de esa institución del sistema de Naciones Unidas son admiradores de la «revolución cubana».
En Cuba, ya solo el desgaste psicológico diario de «guapear» algo de comer es abrumador. Eso provoca enfermedades psíquicas, trastornos metabólicos, depresión, descenso del sistema inmune. Atenazados por la malnutrición y la desestabilización psíquica ya muchos cubanos están «mal de los nervios», como se dice en la Isla.
Los cubanos ingieren cuatro veces menos proteínas que las necesarias
Los especialistas afirman que un adulto sedentario debe ingerir diariamente 0,8 gramos por kilogramo de peso corporal. O sea, quien pesa 75 kilogramos (165 libras) debe consumir unos 60 gramos de proteína diarios. Pero los alimentos más ricos en proteínas son los de origen animal, los más escasos y caros en Cuba.
En la Isla una libra de carne de cerdo hoy no baja de 800-900 pesos, la cuarta parte de un salario mínimo completo. Y un cartón de 30 huevos pude costar hasta 2.700 pesos, mucho más que un salario mínimo mensual (2.100 pesos).
Por eso, pese a que la mayoría de sus funcionarios son «amigos de Cuba», el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en abril de 2023 informó que «los cubanos de entre 14 y 60 años en la Isla solo ingieren diariamente el 24% de las proteínas necesarias, el 36% de la energía y el 18% de las grasas que necesitan». Puntualizó que ingieren apenas entre 20 y 34 gramos diarios de proteínas, ¡cuatro veces menos de las necesarias! Han pasado 14 meses y ahora todo es peor, pero el PMA no ha dicho más nada.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), más inclinada hacia babor (izquierda) que el PMA, admite que Cuba es uno de los países que registra más suicidios en toda América. En efecto, la prensa independiente reporta constantemente trágicos casos de suicidios. Quitarse la vida es ya una de las diez principales causas de muerte en Cuba, según admite el mismísimo MINSAP.
Y ojo, la desnutrición también comienza en el vientre materno. Niño que nace desnutrido tendrá baja estatura, será delgado y enfermizo por su débil sistema inmunológico, y tendrá problemas de aprendizaje y de desarrollo de su cerebro.
Estudios realizados por médicos cubanos han revelado que los niños cubanos ahora tienen menor estatura y son más delgaditos que décadas atrás, debido a la malnutrición de la madre y luego la de ellos mismos.
Incluso la UNICEF, que tanto elogia al castrismo, hace unos días reveló en su informe mundial sobre «pobreza infantil grave» que el 9% de la población infantil de Cuba «sufre de pobreza grave», pues de los ocho alimentos considerados necesarios para una vida sana los niños en la Isla solo reciben dos como máximo.
Destacó que el 33% de los niños cubanos menores de cinco años solo reciben tres o cuatro de esos alimentos fundamentales, lo cual puede causar «daños muy graves para la supervivencia infantil, el crecimiento físico y el desarrollo cognitivo».
Y si la UNICEF dice que el porcentaje de niños cubanos mal nutridos es de un 42% en total, la cifra es superior, pues esa entidad solo acepta las cifras manipuladas que envía La Habana. Por tanto, «conociendo el paño», me atrevería a decir que los verdaderos porcentajes no bajan de 19% y 43%, respectivamente. Es decir, que al menos el 62% de los niños cubanos menores de cinco años están subnutridos.
¿Pagarán los dirigentes por hacer sufrir tanto al pueblo?
La expresión más elocuente de la magnitud de la crisis alimentaria es que la dictadura se ha tragado su secular soberbia y ahora le pide a la ONU leche en polvo. Envía a ministros por el mundo a mendigar leche en polvo, arroz, harina y otros alimentos. Ni huevos produce ya el país, y el populista presidente colombiano, Gustavo Petro, está enviando este año a Cuba 40 millones de huevos.
China y Vietnam regalan arroz, Rusia harina y otros alimentos. En febrero llegó al Mariel un barco desde Brasil con leche en polvo, arroz, maíz y harina de soya, que fue pagado por los Emiratos Árabes Unidos. Hasta un país tan pequeños y pobre como San Vicente y las Granadinas, recientemente donó a Cuba 235 toneladas de harina.
En resumen, posiblemente más del 80%, y puede que hasta un 90% de los cubanos es víctima del hambre oculta, en mayor o menor grado. O sea, es un pueblo subalimentado.
Pero, así como luego del genocidio nazi en Europa fue que se hicieron los primeros estudios profundos sobre las consecuencias del hambre, en Cuba solo en el poscastrismo se conocerán en verdad los efectos del hambre, visible u oculta, el crimen de lesa humanidad cometido personalmente por Raúl «el Cruel» y por sus apandillados.
¿Pagarán los máximos dirigentes de la «revolución cubana» ante la Justicia por tanto dolor, muerte, hambre, abusos y sufrimiento ocasionados al pueblo cubano? ¿Habrá justicia en el poscastrismo?
Son estas dos buenas preguntas que nos hacemos hoy los cubanos.