“La probabilidad de sufrir otra gran catástrofe nuclear es muy elevada”
Kate Brown, ensayista e investigadora, ha investigado la catástrofe de Chernóbil
Lo de Chernóbil se veía venir?
Un documento ultrasecreto del politburó revela que antes del 26 de abril de 1986 se habían producido 104 accidentes de pequeña envergadura en la central nuclear.
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Los ingenieros nucleares sabían que el reactor RBMK tenía serios defectos de diseño. Repararlo hubiera costado dinero, así que no lo hicieron.
¿Fukushima también se veía venir?
Ingenieros y sismólogos advirtieron que en esa costa había habido fuertes tsunamis y que el muro que protegía a la central no era lo suficientemente grande, pero los empresarios decidieron que era demasiado caro elevarlo.
Chernóbil pasó pronto al olvido.
El gobierno soviético dio una serie de directrices confidenciales sobre cómo debían cubrir el accidente los medios de comunicación: ensalzar el heroísmo de los 600.000 liquidadores y asegurar a la población que la contaminación radiactiva había sido contenida dentro de la zona de los 30 km de Chernóbil. Al resto del mundo le interesó no ahondar en el tema.
Ucrania era el granero de Rusia y siguió alimentando a la población.
La industria alimentaria publicó manuales explicando a las plantas empaquetadoras de carne que mezclaran la carne limpia y la radiactiva para hacer salchichas y distribuirlas a todo el país.
¿La economía se impone a la vida?
El dinero desempeña un importante papel en los cálculos relativos a la seguridad y el riesgo. Mueren cuatro millones y medio de personas al año a causa de la contaminación atmosférica, pero los propietarios de las fábricas argumentan que les resulta muy caro colocar filtros adicionales en las chimeneas industriales, medidas que reducirían enormemente esas muertes.
¿La infección viral y el cambio climático van de la mano?
El 78% de las muertes europeas por la Covid-19 en los primeros meses del 2020 se ha producido en regiones del norte de Italia y del centro de España donde las emisiones de dióxido de nitrógeno son más elevadas. En EE.UU. los patrones son similares. Es necesaria una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones en relación con nuestra salud y seguridad.
¿Cuántas nucleares hay en el mundo?
Más de 400 centrales, cien están en EE.UU; y de estas, 59 tienen más de 30 años, el tiempo de vida autorizado para una planta nuclear. La mayoría de los reactores nucleares están en la línea de costa, donde las tormentas son cada vez más habituales. Parece que tenemos todos los puntos para vivir una nueva catástrofe nuclear.
¿Emergerá la radiactividad enterrada?
Emerge cuando se cosechan productos en áreas que estuvieron contaminadas en la antigua URSS y por toda Europa. Y la radiactividad de Chernóbil nos persigue cada vez que hay uno de los numerosos incendios forestales en las regiones contaminadas. El humo y la ceniza viajan extensamente.
¿Hay alternativa viable a las nucleares?
Las renovables son mucho más seguras y mucho más baratas. La mayoría de los gobiernos tienen que subvencionar a las empresas nucleares (ha sido así desde los años cincuenta) y después la población tiene que gastar miles de millones para limpiar y almacenar los residuos.
¿Y para quién son los beneficios?
En el ámbito de la esfera nuclear los beneficios se privatizan; el desarrollo, el riesgo y los residuos se socializan.
¿Qué paralelismos ve entre estos accidentes nucleares y la pandemia que nos asola?
La tendencia neoliberal en la sanidad ha llevado a poner el foco en la responsabilidad del paciente. Si tienes cáncer, algo malo habrás hecho: una dieta pobre, demasiada ansiedad, mala genética; a pesar de que dos terceras partes de todos los cánceres tienen origen ambiental.
Entiendo.
El cáncer está aumentando de forma constante desde la década de los cincuenta con la propagación de la energía nuclear y de las toxinas químicas. Nos hemos dicho a nosotros mismos que podemos protegernos si tenemos cuidado y vivimos de la forma correcta. Los supervivientes de Chernóbil aprendieron lo que todos estamos aprendiendo ahora: no hay escapatoria.
Debemos cambiar de prioridades.
Con la pandemia somos más consciente de la interconectividad de los mercados globales, pero también de la de los cuerpos humanos con plantas, animales, virus y micobacterias que habitan la atmósfera. Deberíamos aprender a tratar esa relación con mayor respeto. La pandemia, al igual que Chernóbil, es un desastre tanto ecológico como social y sanitario.
¿Tiene fe en la humanidad?
El 6% del ADN humano procede de virus. Gran parte de nuestro cuerpo se rige por el ADN de los microbios. Estas investigaciones nos dicen que debemos mirar a nuestro entorno como un aliado y no como algo que ha de ser derrotado.
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Aprendamos de nuestros compañeros terrestres. Un árbol en el bosque solo es tan fuerte como el árbol más débil, porque actúan como un solo organismo. Sabemos que la supervivencia de los más aptos no es una descripción acertada de la naturaleza, y tampoco debería serlo para la sociedad humana.
KATE BROWN: Tengo 54 años. Nací en Chicago y vivo entre Boston y Washington DC. Casada, tengo un hijo. Profesora de Ciencia, Tecnología y Sociedad en el MIT.