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La responsabilidad política por Valencia

«No molestemos al Gobierno con asuntos menores que no son de su competencia que bastante tiene con librarnos del fascismo»

La responsabilidad política por Valencia

El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Ilustración: Alejandra Svriz

 

Es asombrosa la ligereza con la que el Gobierno de la nación ignora sus responsabilidades en la catástrofe de Valencia y la facilidad con que lo está consiguiendo, con la inestimable colaboración, como siempre, del Partido Popular, contumaz en sus errores, y de los medios afines, impagables en su sacrificio diario para combatir al pulpo de mil tentáculos de la extrema derecha.

Si el PP hubiera forzado desde el primer momento la dimisión de Carlos Mazón por su manifiesta negligencia en la gestión de lo ocurrido, se hubiera cargado de legitimidad para dirigir de inmediato el foco contra el Gobierno de la nación, contra la vicepresidenta Ribera y el propio presidente Sánchez, los responsables últimos de una tragedia de esa dimensión. Al no hacerlo, prolonga el calvario de Mazón y el del propio PP, que, como responsable del Gobierno autonómico de Valencia, concentra toda la atención.

La prensa afín, por lo demás, se ha ocupado de aminorar o hacer desaparecer los principales errores cometidos por Sánchez en esta crisis: sus ausencias –¡su primera respuesta en el Parlamento se va a producir un mes después de lo sucedido! se deben a que está ocupado en asuntos trascendentales de la política internacional -aunque dejó sólo al Rey en la Cumbre Iberoamericana-, su huida de Paiporta fue irremediable después de sufrir una agresión de miembros de extrema derecha -«estoy bien», dijo después para nuestro consuelo- y su famosa frase de que «si necesita más recursos, que los pida» es un bulo sacado de contexto.

Repitamos la frase con todo el contexto posible: «Quiero reiterar a la ciudadanía lo que he trasladado al Govern y al presidente [Carlos] Mazón: que el Gobierno central está listo para ayudar. Si necesita más recursos, que los pida, no hace falta priorizar unos municipios sobre otros ni jerarquizar tareas; se prioriza cuando faltan medios, y ese no es el caso. Si la Comunitat Valenciana requiere más efectivos, maquinaria, financiación o asesoramiento técnico, lo que tiene que hacer es pedirlo y se lo suministraremos, como estamos haciendo y como vamos a hacer, inmediatamente, con los 5.000 militares solicitados hace escasos minutos».

Lo que esa frase deja en evidencia, pese a todos los esfuerzos de maquillaje que se pretendan, es que Sánchez entiende que no le corresponde a él o al Gobierno de la nación determinar qué es lo que necesita Valencia o los valencianos. Cuando Sánchez pronunció esa frase, las imágenes de desolación y abandono de la población afectada causaban ya consternación en la mayoría de la población, pero el Gobierno de España no se sentía obligado a dar una respuesta si no lo consideraba oportuno el Gobierno autonómico de Valencia. La dejación de responsabilidades es de libro.

Incluso en Estados más descentralizados que el nuestro, como son Estados Unidos y Alemania, se pidieron responsabilidades al Gobierno central, al que se dirigieron también todas las críticas en situaciones similares a las vividas en España. El presidente George Bush fue objeto de una feroz y merecida campaña de descalificaciones por haber tardado cuatro días en visitar en 2005 la zona devastada por el huracán Katrina en Nueva Orleans, así como por la lentitud de la ayuda federal. «Pensemos en la mayor crisis en la historia de nuestro país», dijo el alcalde de la ciudad, Ray Nagin, «tras el 11 de septiembre, el presidente recibió poderes sin precedentes para enviar ayuda a Nueva York. La misma respuesta debería aplicarse en este caso». La respuesta de Bush fue: «Asumo la plena responsabilidad por la respuesta del Gobierno federal».

Las riadas de Alemania de 2021 igualmente dejaron en una difícil posición política al Gobierno federal. La canciller Angela Merkel también asumió las responsabilidades, se dirigió personalmente al lugar de la catástrofe y puso a su Gobierno al frente de la crisis. «Estamos ante un fallo desastroso del Gobierno. No ha habido coordinación, no se alertó a la población y esto no puede quedar sin consecuencias», declaró en el Parlamento la diputada del partido Die Linke (La Izquierda), Susanne Henning-Wellsow.

Nadie hasta el momento ha asumido responsabilidades en el Gobierno español. Doy por descontado que nadie lo hará y que cuando Sánchez se digne a comparecer por primera vez ante el Congreso -insisto: ¡un mes después de la catástrofe!- se limitará a señalar al PP y a Mazón y a colocarse medallas por la espectacular reconstrucción que le va a prometer a Valencia. Pero, tranquilos, aquí todo está bien, el Estado, por lo visto, funciona de maravilla porque miles de abnegados y mal pagados militares, policías, guardias civiles, bomberos y empleados públicos, junto a un montón de hombres y mujeres buenos, se están dejando la piel por sus compatriotas. El Estado somos todos, repiten ahora cada minuto. Es decir, el Estado somos nosotros y, si acaso, los Gobiernos regionales del PP. No molestemos al Gobierno con asuntos que no son de su competencia, que bastante tiene con librarnos del fascismo.

 

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