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La revolución en el Catatumbo

Crisis en el Catatumbo: el ELN y su estrategia binacional | Noticias UNO

 

La revolución socialista se ha desplegado por el Catatumbo. Todos hemos sido testigos de la guerra desatada entre el ELN y las disidencias de las FARC en la ribera colombiana de la cuenca del río Catatumbo, en las adyacencias de la misma región del sur del Lago de Maracaibo, proximidades de nuestro territorio venezolano. 

Si algún evento refleja de forma nítida lo que hoy representa la revolución “socialista y bolivariana” en América Latina, es esta criminal confrontación en nuestra frontera suroccidental. En primer lugar, resalta la naturaleza violenta, brutal, criminal, inhumana y desvergonzada de la acción lanzada por el ELN en ese territorio colombiano, vecino del norte del Táchira y del sur del Zulia. El enfrentamiento no se limitó a atacar al otro grupo guerrillero en armas, la operación se dirigió también contra la población civil desarmada, cuyas viviendas fueron asaltadas y muchos de sus habitantes masacrados en su interior. El saldo de esta barbarie es devastador: más de 20.000 desplazados y un centenar de muertos. 

Es pública y notoria la afinidad del Estado PSUV con estos grupos terroristas desde el mismo momento en que se instauró en nuestro país la llamada “revolución”. Existe entre el PSUV y la guerrilla colombiana una identidad ideológica y política que va más allá de una simple comunión en ideas y anti valores. Esta relación se ha traducido en alianzas sólidas en lo político, lo económico y en el manejo de todos los ilícitos tradicionales en la frontera. 

Esta identidad y solidaridad se hizo evidente en las propias palabras del difunto comandante Hugo Chávez, quien el 11 de enero de 2004, hace ya 21 años, en su discurso de presentación de la cuenta anual ante el Parlamento Nacional, expresó lo siguiente: “Mi gobierno respeta a las FARC y al ELN.”, y remarcó alzando la voz: “No son organizaciones terroristas, son verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia. Hay que darles reconocimiento. Son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí es respetado. Solicito a los gobiernos del continente que retiren a las FARC y al ELN de la lista de grupos terroristas. Pido a Europa que retire a las FARC y al ELN de la lista de grupos terroristas del mundo porque eso tiene una sola causa: la presión de Estados Unidos”. (Fuentes:  Diario Clarín y Revista Semana)

 De modo que el chavismo-madurismo adoptó a esta guerrilla, especialmente al ELN, como su socio político y militar. Luego las FARC y otros sectores de la izquierda violenta y radical de Colombia crearon un movimiento que denominaron: “Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia”.  Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia – (Verlo en Wikipedia) 

Es pública y notoria la presencia del ELN en nuestro territorio venezolano, especialmente en los estados Táchira, Apure y Zulia. Las diversas comunidades sufren el impacto de su presencia y de su accionar, llegando en varias de ellas a sustituir a la autoridad del Estado en diversas áreas.  

Fuente🙁https://www.infobae.com/colombia/2023/07/13/ong-revelo-que-el-regimen-de-nicolas-maduro-y-el-eln-estarian-colaborando-politica-y-militarmente/)

He sostenido en varias de mis entregas anteriores la tesis sobre la naturaleza violenta de la camarilla que usurpa el poder en nuestro país. Hemos demostrado documentalmente su apego a la violencia como forma de vida y, sobre todo, como forma de acción política. Así ha ocurrido desde la tentativa de golpe de estado del 4 de febrero de 1992 hasta estos tiempos, en los que cuentan con los llamados “colectivos”, estructuras paramilitares organizadas para atacar a la ciudadanía que se manifieste contra el fraude y la violación de los derechos humanos por parte del madurismo enquistado en los poderes del estado.  

En esta dolorosa incursión del ELN en El Catatumbo, la población pudo experimentar de forma clara la verdadera naturaleza de “esa revolución socialista y bolivariana” que ellos encarnan.  La masacre del Catatumbo es una prueba más de los severos riesgos que enfrentamos venezolanos y colombianos ante la presencia de estos grupos violentos y criminales, que buscan imponerse para establecer su agenda de dominación, destruyendo la paz, la libertad y la democracia, y, por ende, afectando el desarrollo y la calidad de vida de nuestros pueblos. 

En esta masacre del Catatumbo hay, sin lugar a dudas, una responsabilidad política de la dictadura madurista, que les brinda cobijo y apoyo en nuestro territorio, justificando su presencia con el mismo argumento que utilizó Chávez en su discurso: “representan un proyecto bolivariano que aquí es respetado.”  La nación venezolana no es violenta por esencia, ni amiga de los actos ilegales. Nosotros rechazamos a estos grupos terroristas y toda su amplia gama de crímenes. La comunidad internacional debe observar con atención la situación, así como la protección que se les ofrece desde el poder usurpado en nuestro país. Por la seguridad del continente, es urgente detener esta escalada de violencia desatada por el “socialismo bolivariano”. 

 

 

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