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La revolución militar de EE.UU. que explica el fracaso ruso en Ucrania: «Los carros van a tener que cambiar»

Guillermo 'Will' Pulido, experto en geopolítica y estrategia militar, analiza en su libro 'Guerra multidominio y mosaico: El nuevo pensamiento militar estadounidense' la nueva doctrina para dominar los campos de batalla

Hacia 2014, Estados Unidos se convenció de que la batalla estaba perdida. Frente al aumento de armamento pesado y convencional por parte de países como Rusia, China, Irán o India, el país norteamericano comprendió que para mantener su superioridad militar necesitaba hacer una jugada arriesgada, una revolución silenciosa y difícil de imitar. «Para poder seguir compitiendo militarmente con estas potencias, que estaban dejando desfasada progresivamente la capacidad norteamericana, decidieron crear una fuerza armada centrada en drones y plataformas más pequeñas y robóticas», explica Guillermo ‘Will’ Pulido, un experto en geopolítica y estrategia militar que acaba de publicar el libro ‘Guerra multidominio y mosaico: El nuevo pensamiento militar estadounidense’ (Los libros de la Catarata, 2021)’.

 

Esta obra analiza el nuevo modo de hacer la guerra, que EE.UU. lleva años ensayando y ahora está mostrando sus ventajas en Ucrania, aunque sea de manera indirecta. Un cambio de paradigma en las operaciones militares que, además de trascender los campos de batalla, obliga a los ejércitos del mundo a adelgazar o morir por el camino. El tiempo de los grandes tanques propios de la Segunda Guerra Mundial y las grandes moles de acero flotante está amenazado de muerte frente a tecnologías más flexibles, más inesperadas, más económicas, más invisibles…

«Ya en los años 90 se pronosticó que las grandes plataformas de combate serían muy vulnerables a la proliferación de municiones inteligentes y que, por tanto, iban a ser antieconómicas. En Ucrania en vez de invertir en batallones de carros y escuadrones de cazas, han dedicado el dinero a municiones inteligentes capaces de frenar al tercer ejército más grande del mundo y dejarlo ahí estancado y destruido», apunta este doctorando en Estudios Estratégicos de Disuasión Nuclear.

–¿Por qué decide Estados Unidos cambiar de paradigma?

–El origen está en el año 2014, en lo que se llamó Tercera Estrategia de Compensación, como reacción ante las modernizaciones militares de Rusia, China e Irán, que complicaron la capacidad de Estados Unidos para desplegarse en el teatro mundial. Estos países estaban desarrollando tecnologías que, además de crear burbujas anti-acceso o negadoras de área, aumentaron la cantidad de sus plataformas de guerra convencionales, como los portaaviones, las brigadas de combate terrestre, los cazas, las fragatas, etcétera. Asimismo, EEUU se dio cuenta de que se estaba convirtiendo en un país muy vulnerable ante la proliferación de municiones de larga distancia y con gran precisión.

–¿Cómo era la doctrina anterior de Estados Unidos?

–Desde la Segunda Guerra Mundial, la estrategia de Estados Unidos se basó en fabricar grandes plataformas tradicionales, monolíticas que sacaran provecho a la ventaja tecnológica del país. Esta Primera Estrategia de Compensación buscaba compensar la inferioridad en divisiones respecto a la Unión Soviética y fue desplegando una enorme cantidad de armas nucleares, tácticas y estratégicas para poder ganar la Guerra Fría. Después, en las décadas de los años setenta y ochenta, cuando la Unión Soviética alcanzó la paridad nuclear, llegó la Segunda Estrategia de Compensación, que se centró en la fabricación de armamento de precisión, con aviones furtivos y tecnología basada en redes. EE.UU, como gran potencia económica industrial, podía fabricar estas plataformas en grandes cantidades y mejor tecnológicamente que sus competidores.

Imagen del drone empleado por las fuerzas ucranianas.
Imagen del drone empleado por las fuerzas ucranianas.

 

–¿En qué fase de adaptación está la nueva doctrina?

–Vivimos una revolución tecnológica, con tecnologías que no están totalmente maduras, por lo que la doctrina está en una fase de ensayo y error. Por ejemplo, los marines han desarrollado un manual tentativo, que no definitivo, para aplicar la doctrina multi dominio, mientras que el Ejército de Tierra está experimentando y planteando la adquisición de nuevo material en torno a la doctrina, pero hasta el verano de 2022 no tendrá un documento doctrinal. La Fuerza Aérea está tratando de experimentar con los sistemas de combate aerotransportado del futuro. La Armada, que es la rama de las fuerzas de los Estados Unidos que va más retrasada, está cambiando algunos buques de desembarco anfibio y experimentando con flotas de drones navales…

–¿Qué papel juegan los drones y los robots en esta doctrina?

–Tiene una importancia fundamental, porque ya desde los años 90 los teóricos empezaron a vislumbrar la guerra mosaica en sus estudios sobre el futuro. Detectaron que las tecnologías de detección, como radares, sistemas electro ópticos, infrarrojos, y la proliferación de misiles de largo alcance hacían que las plataformas de combate tradicionales fueran extremadamente vulnerables, por lo que plantearon la necesidad de reducir su tamaño y hacer plataformas robóticas más difíciles de detectar. Si bien las plataformas monolíticas requieren décadas de planificación y muchísimos costes, los drones son más económicos, más fáciles de diseñar y fabricar y aportan una gran flexibilidad operativa. Perder 100 drones de una flota de 10.000 tiene un efecto inferior a perder unos pocos carros de combate.

«Las plataformas monolíticas requieren décadas de planificación y muchísimos costes, mientras que los drones son más económicos, más fáciles de diseñar y fabricar y aportan una gran flexibilidad»

–¿Lo que está ocurriendo en Ucrania confirma lo acertado de la decisión de Estados Unidos?

–Creo que da la razón al concepto de guerra mosaico. Quizás no al concepto concreto definido por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), pero sí a su filosofía, que viene a decir que las grandes plataformas tradicionales son profundamente vulnerables. Un ejército relativamente poco organizado como el ucraniano está destruyendo miles de vehículos y cientos de carros de combate rusos a un precio muy económico.

–¿EE.UU. ha inducido esta estrategia o ha surgido de manera improvisada?

–No es que los ucranianos tuvieran el manual de la guerra mosaico, pero sí está claro que Estados Unidos quería implementar una estrategia para que a los rusos les costara caro invadir Ucrania. Sencillamente, EE.UU le dió a Ucrania una gran cantidad de misiles y de cohetes porque era más barato que darle cientos de carros de combate y permitía frenar cualquier tipo de invasión rusa, aunque nadie se esperaba que los ucranianos fueran a pararla en seco. Logísticamente, también es mucho más fácil de sostener este tipo de ayuda y de entrenar a los soldados en el uso de misiles.

–Con más recursos de este tipo, ¿la guerra hubiera sido aún más favorable a Ucrania?

–En mi opinión, si los EE.UU. hubieran dado más recursos y hubieran enviado más dinero en los años previos, Ucrania hubiera destruído el ejército ruso en cuestión de semanas, porque imagínate que le dan a los ucranianos 10.000 drones kamikazes… Pienso que los estadounidenses han dosificado el envío precisamente por mantener la situación equilibrada, porque si les dan miles y miles cada dron sería capaz de destruir un vehículo o un tanque ruso. No hay ejército que pueda frenar oleadas de este tipo de ataques en mosaico.

Marines estadounidenses participan en unos ejercicios militares cerca de Kherson (Ucrania) antes de la guerra.
Marines estadounidenses participan en unos ejercicios militares cerca de Kherson (Ucrania) antes de la guerra. – Reuters

–¿El resto de potencias están también preparándose para esta doctrina o para contrarrestarla?

–Rusia estaba haciendo una modernización militar muy tradicional, muy del siglo XX, antes de la guerra. Hicieron varias maniobras con sus grandes drones y se hicieron fotitos mostrando los avances, pero en la práctica no se les ha visto en la guerra, por lo que cabe pensar que probablemente fuera simple propaganda. También se sabe que tienen miles de misiles de largo alcance, de gran precisión, pero en el conflicto estos han demostrado ser muy imprecisos. Los estadounidenses calculan que el 60% de estos misiles han caído muchos metros desviados de su objetivo. En resumen, los rusos no se basan en esta nueva filosofía de guerra, sino en una estructura tradicional con una gran cantidad de municiones de largo alcance de precisión, que al final han demostrado no ser demasiado agresivos.

–¿Y China?

–Antes tenían casi 2000 misiles balísticos preparados para dispararlos y ahora están incrementando en varios cientos al año su fuerza. Pero exceptuando esta gran fuerza de misiles balísticos de crucero, que está desplegando para tratar de destruir las bases americanas en caso de conflicto en el Pacífico, su ejército es bastante tradicional y, por tanto, bastante alejado de estos conceptos militares que están emergiendo en Estados Unidos. También es verdad que hay noticias de que están haciendo bastantes experimentos con enjambres.

«La guerra de Ucrania demuestra que es mucho más económico gastar tu dinero en munición de precisión, en drones kamikazes, que en grandes tanques o plataformas monolíticas»

–En el caso español, ¿se sabe si se está trabajando para adaptarse a esta doctrina?

–No, a día de hoy es una fuerza armada basada en las grandes plataformas. No hay planes oficiales de cambiar este tipo de organización militar. Al menos en el contacto que yo tengo con las Fuerzas Armadas veo bastante incomprensión ante lo que significa la nueva doctrina norteamericana y bastante resistencia institucional. Nadie quiere renunciar a sus grandes buques, a sus tanques, etcétera. En fin, no creo que estemos doctrinalmente muy avanzados, sino todo lo contrario.

–¿Estamos asistiendo a la muerte de los carros de combate?

–Unos dicen que desde el momento en el que, con la proliferación de cámaras, radares, e interconexión, todo lo que se mueve en el campo de batalla se puede detectar y, por tanto, se puede atacar, la única opción para los carros es la de quedarse quietos y bajo tierra, lo cual militarmente es un absurdo. Y después, hay gente que es más escéptica y cree que sería fácil desplegar defensas anti drones lo suficientemente densas y complejas como para negar las oleadas de drones y de municiones inteligentes. El debate está entre esos dos polos. En mi opinión, la guerra de Ucrania demuestra que es mucho más económico gastar tu dinero en munición de precisión, en drones kamikazes, que en grandes tanques o plataformas monolíticas.

–Pero, ¿qué ocurre si se quiere tomar un territorio y pasar a la ofensiva?

–Hay una visión intermedia que dice que los carros de combate sobrevivirán, pero serán menos porque habrá que gastar mucho dinero en protección activa y en defensa antiaérea contra los drones. Ciertamente, para atacar y tomar territorio vas a necesitar igualmente algún tipo de plataforma de combate, tal vez un dron acorazado. Lo que sí se puede vaticinar es que el tanque, tal y como lo conocemos en el siglo XX, va a tener que cambiar. De cómo evolucione depende la tecnología.

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