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La testigo estrella contra Trump, la actriz porno Stormy Daniels: «Cuando lo conocí, sabía que era mayor, probablemente mayor que mi padre»

Los fiscales dicen que el expresidente encubrió un pago de 130.000 dólares que utilizó para mantener el silencio de Daniels sobre un encuentro sexual

                       La exactriz pornográfica Stephanie Clifford, conocida como Stormy Daniels EP

 

La actriz porno Stormy Daniels, la presencia más esperada en el juicio penal contra Trump en Nueva York, subió este martes al estrado para testificar en la causa que persigue al expresidente de EE.UU. Daniels -su verdadero nombre es Stephanie Clifford- está en el centro de los cargos contra el magnate neoyorquino por falsificar documentos financieros en conexión con otros delitos.

Daniels ha asegurado que mantuvo relaciones sexuales con Trump en 2006, cuando el ahora expresidente estaba ya casado con su actual mujer, Melania Trump. Una década después, en la recta final de la campaña presidencial que llevó a Trump a la Casa Blanca, el entonces candidato republicano buscó evitar que ese romance saliera a la luz poco antes de la cita con las urnas. Lo logró con un pago de 130.000 dólares a la actriz porno, efectuado por su abogado y muñidor, Michael Cohen, también pieza central del juicio. Hizo lo mismo en otros dos casos para evitar informaciones dañinas, como con otro romance con otra mujer, Karen McDougal, una modelo de ‘Playboy’.

Según el relato de la fiscalía, para ocultar esa trama de silenciamiento de información relevante a los votantes, Trump falsificó los pagos, cheques y recibos cuando reembolsó a Cohen ese dinero para callar a Daniels. Ese delito menor de falsificación de documentos financieros está tipificado como delito cuando está vinculado a otra trama delictiva. Según la posición de la fiscalía, cuestionable para algunos expertos legales, ese delito es una conspiración para influir en el resultado de las elecciones.

El testimonio de Daniels llegó después de que lo hiciera Sally Franklin, una empleada de Penguin Random House, la editora en la que Trump publicó varios de sus libros. Y después de una discusión entre las partes y el juez, nada más iniciarse la sesión, de si la ‘testigo estrella’ puede o no discutir delante del jurado los encuentros sexuales que asegura haber tenido Trump -el expresidente los niega-, o incluso detalles escabrosos como el tamaño y la forma de su pene, algo que ya ha discutido en unas memorias.

El testimonio de Daniels, que puede estar entre lo volcánico y lo irreverente, es un contraste con la jornada anterior. Dos empleados de la compañía del multimillonario neoyorquino, Trump Organization, dieron detalles aburridos pero decisivos sobre cómo Trump devolvió a Cohen el dinero con documentos falsificados.

Nerviosa, la testigo, Stormy («Tormentica») Daniels, contó cómo conoció a Trump en un torneo de golf cuando tenía 27 años. «Sabía que era mayor, probablemente mayor que mi padre», dijo Daniels a escasos metros del magnate, con la mirada perdida al frente, mientras ajustaba su pelo y se ponía las gafas.

La fiscalía muestra una foto de los dos en el golf, Trump con camisa amarilla y sombrero y ella con un top negro abrazándose. «El Sr. Trump dijo que quería cenar conmigo», refirió la testigo que relató cómo llegó a la suite del hotel, «tres veces más grande que mi apartamento», donde la esperaba el magnate con flores y en pijama de seda que después cambió por una camisa y un pantalón de calle.

Esta es la primera vez que Daniels se encuentra cara a cara con el magnate que durante años la ha denigrado, incluso cuando estaba en la Casa Blanca.

Vestida con un traje negro y anteojos negros, Daniels, de 45 años, dijo que se molestó por las frecuentes interrupciones de Trump y le preguntó: «¿Siempre eres así de arrogante y pomposo?». Ella dijo que Trump la retó a darle una palmada y ella obedeció. «Eso es una tontería», pareció decir Trump mientras observaba desde la mesa del acusado.

 

 

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