CorrupciónDerechos humanosDictaduraOtros temas

La verdad del chavismo está naufragando en Venezuela

Desde hace mucho, se han acostumbrado a enfrentar los problemas y a resolver los conflictos en el terreno del relato.  No importa lo que ocurra, luego siempre se puede armar un cuento. Disparan primero y ficcionalizan después. El departamento de control de daños del oficialismo es lo único que trabaja las 24 horas al día.  Pero sus creativos cada vez están peor. Ya no encuentran argumentos originales. Hace rato que están dedicados a los refritos.

¿Hasta cuándo creen que puede funcionar la historia de la inocente Revolución como una virgen, pura y casta, que queda amnésica, ciega, pobre, y nuevamente amnésica, mientras trata de defenderse de los ataques infames y despiadados de esos villanos ñaca ñaca que son el Imperialismo y la Oposición?  El oficialismo aún no ha entendido que las narrativas tampoco son eternas.

Esta semana, nuevamente, Jorge Rodríguez ha tenido que salir a dar la cara y a poner su lengua para tratar de producir un relato, medianamente verosímil, que pueda explicar el espantoso apagón que asfixia al país.  Aunque en algunos momentos, pareció estar un poco alterado, Rodríguez se aferró al libreto y trató incluso de brindar alguna de sus sonrisas sarcásticas que tanto éxito le han dado en el pasado. Sin embargo, no convenció. Algo falla en el espectáculo. Ya no es lo mismo. La verdad bolivariana está naufragando.

¿Hasta cuándo creen que puede funcionar la historia de la inocente Revolución como una virgen, pura y casta, que queda amnésica, ciega, pobre, mientras trata de defenderse de los ataques infames y despiadados de esos villanos ñaca ñaca?

Hasta la propia estructura discursiva es antigua, no sorprende. Rodríguez comenzó, como siempre, halagando al auditorio, felicitando al pueblo, felicitando a los militares, felicitando a los empleados de Corpoelec…Luego empezó el exceso de adjetivos y acusó a los enemigos habituales, aseguró que ya tenían pruebas y confesiones, después dio por descontado que ya todo estaba probado y confesado, repitió otra vez los insultos del caso y, no faltaba más, confirmó que muy pronto presentará todo esto ante los organismos internacionales. Se despidió hablando de independencia, de soberanía y de paz. Es un esquema retórico que los venezolanos conocemos de memoria. Creo que quizás hasta podríamos adivinar el segundo exacto en que el Ministro va a decir la palabra “psicópata”.  Ahora, en este país, lo único predecible son las declaraciones oficiales.

Rodríguez aparece ante nosotros como un detective furibundo que ya ha resuelto el caso: “Atacaron el Sistema Automatizado de Control (ARDA) en Guri, sistema que controla las máquinas de generación de energía eléctrica”.  Lo dice con la vehemencia de quien invoca una fórmula mágica. Como si para todo el mundo fuera clarísimo y natural ver a la represa de Guri convertida de pronto en un videojuego. Nada de lo demás existe. Ni las advertencias reiteradas de los especialistas, de los empleados, de los sindicatos del sector sobre el mal estado y la falta de mantenimiento de las instalaciones. Ni las denuncias sobre corrupción, ni las investigaciones presentadas por las AN, ni las propias promesas realizadas por el gobierno desde hace año. No. La realidad de pronto se concentra únicamente en un ataque digital, electromagnético, galáctico e interactivo, que representa “la agresión más brutal” que ha recibido el pueblo venezolano “en 200 años”.

Si el gobierno hubiera cumplido con su deber, si hubiera atendido la crisis, si no hubiera sido negligente y corrupto, nada de esto estaría pasando

Las pruebas que demuestran todo eso son los tuits de los supuestamente implicados. Eso es lo que, sagazmente, el detective llama “confesiones”.  Gracias a una minuciosa lectura, y a un lúcido análisis literario, Rodríguez ha podido resolver el misterio en tan poco tiempo. La profunda investigación que ha hecho para diagnosticar a Juan Guaidó como una “mente psicopática” es, sin duda, una joya del análisis semiológico y de la crítica literaria. Rodríguez convierte una metáfora en una evidencia criminal. Está demasiado desesperado por forzar palabras, por cumplir de cualquier forma con un relato pre establecido.

En el 2014 y en el 2016, la periodista Fabiola Zerpa publicó serios y excelentes trabajos de investigación periodística sobre la situación del sector eléctrico y sobre las probables y terribles consecuencias que podría traerle al país.  También César Bátiz realizó un excepcional y arriesgado trabajo sobre la empresa Derwick y sus nefastas relaciones con la energía eléctrica en Venezuela. Si el gobierno hubiera cumplido con su deber, si hubiera atendido la crisis, si no hubiera sido negligente y corrupto, nada de esto estaría pasando. Ahora la oscuridad, por desgracia, solo está haciendo más visible nuestra tragedia.

Botón volver arriba