La vida de Angela Merkel, en imágenes
Tras 16 años como canciller de Alemania, la mujer más poderosa de Europa se retira. Hace unos meses le preguntaron, durante una visita a Washington, cómo imaginaba su retiro. «Creo que me va a gustar mucho. Estoy cansada», contestó. Repasamos 67 años de vida imparables.
Los placeres de la jubilación
Merkel se retira con 67 años. ¿Cómo será su vida de jubilada? Algunas pistas. Le gusta cocinar. Su especialidad es la tarta de ciruelas. Siempre que puede, pasa el fin de semana en su casa de Uckermark y pasea por los bosques donde creció o toma el sol junto a un lago… Una vez dijo que a una isla desierta se llevaría una Biblia. También le gusta cantar, pero ahora solo canta himnos y villancicos cuando va a la iglesia. No la llame, tendrá el móvil apagado.
La chica de Kohl
La política era cosa de hombres. Su mentor fue Helmut Kohl, el eterno canciller demócrata-cristiano que estuvo cuatro legislaturas (las mismas que Merkel) en el poder. Sus compañeros de partido se burlaban de ella: «la chica de Kohl». Pero un discurso de Merkel acabó con la carrera política de su mentor, envuelto en un escándalo de corrupción. «Si se tira a una piscina llena de pirañas, al poco tiempo solo flotarán en el agua las espinas de las pirañas», dijeron de ella entonces.
El perro que llegó del frío
Merkel ha demostrado tener nervios de acero, pero Vladímir Putin los puso a prueba cuando la recibió en 2007 en su residencia de Sochi. Merkel teme a los perros desde que uno la atacó, pero Putin dejó que Koni, su labrador, la olfatease a sus anchas. ¿Un modo subliminal de recordarle la dependencia de Alemania del gas siberiano? «Si vemos cómo era la relación entre Alemania y la Unión Soviética en 1945, hemos mejorado mucho», ironizó Merkel que, además, entre los idiomas que habla, está el ruso.
Roces con el ‘amigo’ americano
Las relaciones con Estados Unidos han sido tensas. En 2013, con Obama, estalló el escándalo del espionaje de la NSA. «Espiar a los amigos. ¡Eso no se hace!», protestó la canciller. Y con Trump fueron a peor. El presidente norteamericano le negó una vez un apretón de manos y la ninguneó otras tantas, como en esta reunión del G7 en la que fue el único líder que se negó a firmar una declaración conjunta propuesta por Merkel para evitar una guerra comercial.
La ‘mami’ de los desamparados
A pesar de su fama de testaruda (‘Madame Non’ la bautizaron los franceses), confirmada durante la crisis del euro, cuando se empeñó en la austeridad a pesar del sufrimiento de los países del sur, Mutti Merkel también ha cambiado de discurso en momentos decisivos. Sucedió con los refugiados de las guerras de Siria e Irak. Alemania acogió a un millón tras la conmoción de ver al niño Aylan ahogado en una playa. «Si Europa les falla, no será Europa».
Tiembla el baluarte de Europa
Los temblores de la canciller en actos públicos dispararon las alarmas. Se deben a un raro cuadro neurológico. Pero simbolizan el desgaste de una estadista que ha sido un baluarte en las tormentas a lo largo de 16 años de mandato: crisis financiera, acoso al euro, terrorismo yihadista, ascenso del populismo, brexit, pandemia, cambio climático… En la imagen, de 2019, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, junto con la canciller, que tiembla visiblemente.
La niña ‘ossi’
Angela Dorothea Kasner nació en Hamburgo en 1954, pero creció en un pueblo de Alemania Oriental. La casa familiar la compartían con los religiosos de un seminario. Cerca había una granja que, a la vez, funcionaba como residencia para personas con discapacidad. El jardinero ejerció de figura paterna. «Mi padre casi nunca estaba en casa. Este hombre, bueno y paciente, me dejaba comer zanahorias manchadas de tierra y me enseñó a hablar con los discapacitados».
Los padres de Angela
Angela Merkel es hija de un pastor protestante, Horst Kasner, que pasó su vida predicando en la comunista y atea Alemania del Este. Murió en 2011, a los 85 años. «Era muy exigente. No era fácil conseguir que todo estuviera perfecto», dijo de él la canciller. Su madre, Herlind, fue maestra de latín e inglés hasta pasados los 80 años. Murió con 90, en 2019. «Tienes que ser mejor que los demás», le decía cada día a la pequeña Angela antes de ir a la escuela.
El perfecto amo de casa
Merkel conserva el apellido de su primer marido, al que conoció cuando estudiaba Física en la universidad y del que se divorció con 27 años. Su actual pareja es un químico, Joachim Sauer. Tan discreto que ni los alemanes lo reconocerían por la calle. Viven en un piso berlinés y hacen juntos la compra, pero, al preguntarle la prensa cuándo ponía la lavadora, la canciller dijo que no lo sabía porque de eso se encargaba su marido.