Lara Siscar: De Bourbon y Bohemia
Le pedí un día a mi pareja, cuando aún no lo era, que me recibiese con bourbon. Fue el final de una conversación a la deriva sobre reinas del cine negro y escritoras de novela. Él, que bebe principalmente tequila, dispuso.
Bourbon con hielo en mano, en plan película, comparé fatalmente mis días con lo que creí que serían. Con lo que pensaba que era ser escritora o periodista. Una proyección de mí basada en figurones de hace un siglo, de cuando el ideal canalla. Todos quisimos ser aventureros. O crápulas.
Con mucho interés y poco método emulé menos a las suicidas, a casi todas. A las alcohólicas en particular jamás les seguí el ritmo, aunque al tiempo. Marguerite Duras contaba que encontró a los 41 a alguien a quien le gustaba de verdad el alcohol y que bebía cada día, pero razonablemente. Ella le superó enseguida.«Beber no es obligatoriamente querer morir, no. Pero uno no puede beber sin pensar que se mata», decía. Y así escribía. Yo, si bebo, no escribo. Y tampoco duermo aunque tenga sueño. Un lío.
El deseo de vivir al margen es natural a todo el que junta tres letras. Nos lo creímos. Y eso encuentra expresión fácil en el exceso (de alcohol, con suerte de sexo y, sobre todo, de ego). No es que yo quiera vivir On the Road, pero es que desde que las tertulias de artistas abandonaron los cafés olvídate de parecerte a Dorothy Parker, odiando al mundo desde su mesa redonda con los hermanos Marx y demás chics de Manhattan.
De aquella noche del bourbon quedó un novio poeta y la botella casi entera. Él sigue fiel al tequila. En cuanto a mí, continúo apegada a la bohemia cada vez que suena el despertador a las seis y media.
Lara Siscar Peiró: Periodista en TVE. Firmo de vez en cuando en @papel_EM y en @zendalibros. He escrito ‘La vigilante del Louvre’ (Plaza&Janés). Y lo que me queda.