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Las Abuelitas, una nueva voz contra los populistas en Austria

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VIENA — Son figuras habituales de las protestas en contra del gobierno cada jueves por la noche en la capital de Austria: mujeres de edad avanzada con gorras tejidas a mano con los colores púrpura, rojo y azul. Les gusta marchar entre los estudiantes que gritan y los antifascistas encapuchados, saludando a las personas que observan y esperando captar la mirada de alguien el tiempo suficiente como para intercambiar una sonrisa.

“Son las Abuelitas”, gritó una voz desde una ventana del tercer piso mientras la manifestación hacía su recorrido por el quinto distrito de Viena el mes pasado. “¡Miren! ¡Las Abuelitas!”.

Son las Abuelitas Contra la Derecha, decenas de mujeres de una generación que vio a sus madres padecer las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y ayudó a conformar una democracia en Austria.

Ahora, libres de la carga de criar una familia y trabajar para mantenerla, están movilizando protestas en contra del viraje de Austria hacia la derecha bajo el gobierno conservador nacionalista del canciller Sebastian Kurz.

Incluso tienen la meta de formar una “resistencia” internacional contra la derecha y los extremistas de toda Europa y fuera de ella, según declararon las Abuelitas en una reunión anual el mes pasado.

“Estamos enojadas por sus políticas”, comentó Monika Salzer, de 71 años y abuela de tres nietos. Fue ella quien fundó el grupo de Facebook en noviembre de 2017 por la preocupación por el retorno de un partido de extrema derecha al gobierno. El año pasado, registró a las Abuelitas como una organización oficial de Austria, y ahora cuenta con trescientos integrantes y con delegaciones en toda Austria y Alemania, así como miles de seguidores en las redes sociales.

La lista de reclamos de las Abuelitas es larga: el recorte a los programas para las mujeres; la discriminación contra las mujeres, quienes no reciben compensación alguna en sus pensiones por el tiempo que invirtieron criando a sus hijos; la satanización de los refugiados y de las minorías en general, y la falta de empatía generalizada en el discurso político.

“Pretenden destruir todo lo que hemos construido durante los últimos cincuenta años”, comentó Salzer acerca de la coalición conservadora de Kurz y del Partido de la Libertad, de extrema derecha, el cual es parte del gobierno por segunda vez en veinte años.

La vez anterior que el Partido de la Libertad se unió al gobierno, en el año 2000, hubo alaridos de protesta por toda Europa y decenas de miles de austriacos tomaron las calles. La reacción después de que tomó posesión el gobierno de Kurz en diciembre de 2017 fue más apagada.

Las manifestaciones habituales de los jueves por la noche apenas empezaron en octubre, para cuando las Abuelitas ya estaban organizadas. Las Abuelitas no han faltado a ninguna manifestación desde entonces, pero con el debilitamiento actual de la oposición política, la influencia de estas protestas ha sido limitada, mencionó Martin Dolezal, politólogo de la Universidad de Salzburgo.

Monika Salzer, que fundó el grupo en Facebook en 2017, pronunciando un discurso en la reunión general de las Abuelitas el mes pasado. Credit Lena Mucha para The New York Times

“Las Abuelitas han recibido mucha atención debido a su edad: destacan en la multitud formada principalmente por gente más joven y están bien relacionadas”, comentó Dolezal. “Pero yo no sobrestimaría su influencia”.

No obstante, precisamente por su edad, su presencia sirve como recordatorio de los horrores del pasado originados por la intolerancia y de los logros democráticos que las Abuelitas desean preservar.

A pesar de que su cifra varía de una manifestación a otra, dependiendo en gran parte de la ayuda que se requiera de ellas para atender a sus nietos, las Abuelitas se han convertido en una fuerza política reconocida.

Para Irene Haider, quien se unió al grupo en una manifestación con motivo del Día Internacional de la Mujer el mes pasado, la edad de las Abuelitas no solo las hace peculiares, sino también importantes.

“Es fabuloso que mujeres mayores manifiesten su postura política”, comentó Haider, de 48 años. Sin que se lo pidieran, tomó una de las más de diez pancartas guardadas en un carrito para las compras que llevan a todas las manifestaciones.

“Queremos que los principios sociales y democráticos de nuestro país con los que crecimos existan para nuestros hijos y nietos», dijo Susanne Scholl. Credit Lena Mucha para The New York Times

Ese ánimo de apertura define a este grupo, el cual, pese a su nombre, recibe a cualquiera, sin importar su género ni su edad, que apoye su oposición a la discriminación y a la ideología de la extrema derecha. El apartidismo es importante.

“No queremos un escaño en el parlamento, no queremos convertirnos en canciller”, señaló Susanne Scholl, de 69 años, antigua corresponsal de la radiodifusora nacional ORF, quien espera a su primer nieto este año. “Queremos que los principios sociales y democráticos de nuestro país con los que crecimos existan para nuestros hijos y nietos”.

Las Abuelitas tomando un descanso de la reunión general, cuando el grupo decidió hacer presión internacional. Credit Lena Mucha para The New York Times

En una marcha por una de las principales calles comerciales de Viena el Día Internacional de la Mujer, aproximadamente quince de las Abuelitas tomaron su lugar en el centro de los manifestantes. Les hicieron señales a dos mujeres que las veían desde la acera, luego sacaron de su carrito un par de pancartas que decían “Abuelitas Contra la Derecha” y les pidieron que se unieran.

Ebru Uzun, de 26 años, y Sabine Schwaighofer, de 49, aceptaron riéndose y se unieron al grupo para participar en la marcha.

“Esto envía un mensaje importante a los conservadores”, comentó Uzun, de 26 años. “Todos tenemos una abuelita, ellas participan en la unión de la familia, están para ayudar a todos”.

 

Un comentario

  1. ¿Qué saben las nuevas generaciones de la catástrofe que fue la Europa del fascismo y el nacismo? A la vista del crecimiento de la extrema derecha en toda Europa: nada. Lo que me hace pensar en el fracaso de la enseñanza de la historia más resiente.

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