Las cesiones de Sánchez dejan al PSOE en 109 escaños y al PP en 103
El centro-derecha gana ventaja y sumaría 168 diputados ahora mismo, frente a los 144 que obtendrían los socialistas y los populistas
Pedro Sánchez llevó a España a una repetición de las elecciones generales con la esperanza de mejorar su resultado de abril y después de confesar que «no dormiría tranquilo» si incorporase a Pablo Iglesias a un Gobierno de coalición. Apenas 24 horas después de la jornada electoral del 10 de noviembre, el candidato socialista se abrazó al líder de Podemos y ambos sellaron el preacuerdo para la alianza. Sánchez también había prometido que nunca pactaría con los independentistas ni con Bildu, y ahora es presidente después de negociar con todos ellos. Los electores han tomado nota y en la primera encuesta realizada después de la investidura castigan al PSOE, que vuelve a caer mientras que el PP se le acerca a pasos acelerados. Según el barómetro de ABC/GAD3, los socialistas estarían ahora con 109 diputados, mientras que el PP subiría hasta los 103.
Los bandazos, rectificaciones y cambios radicales de criterio por parte de Sánchez le han permitido ser investido presidente por la mínima y seguir en La Moncloa, pero no están saliendo gratis a su partido. Entre abril y noviembre, el PSOE pasó de 123 diputados a 120, pese a que las expectativas del líder socialista cuando forzó la repetición electoral eran otras muy diferentes. Fue entre medias cuando aseguró con solemnidad que ponía sus convicciones por delante: «Si para ser presidente del Gobierno tengo que renunciar a mis principios, está usted en lo cierto, señor Iglesias, no seré presidente ahora», aseguró al líder de Podemos en la investidura fallida del pasado mes de julio.
Este barómetro de GAD3 se realizó entre el 7 y el 10 de enero, es decir justo cuando Sánchez consiguió la confianza del Congreso en segunda votación, por mayoría simple. Atrás quedaron sus promesas electorales y sus «principios», y se dio paso a lo que Rubalcaba bautizó en su día como Gobierno «Frankenstein». El resultado es una mayor desconfianza de los electores hacia el PSOE, que cae al 26,3 por ciento en estimación de voto, con 109 diputados. En las elecciones del 10-N logró un 28 por ciento y 120 escaños y en las del 28 de abril, un 28,67 por ciento y 123 diputados. El retroceso se ha acelerado en las últimas semanas y el balance en apenas ocho meses refleja una tendencia claramente negativa: desde abril se ha dejado 14 diputados por el camino.
La «casta» de Podemos
El socio de Sánchez en su Gobierno de coalición, Unidas Podemos, también pierde terreno, aunque ya se había dado el gran batacazo en abril, que luego se confirmó en las urnas del 10 de noviembre. La incorporación de los populistas a la «casta» que ellos mismos atacaban hace pocos años no parece gustar a una parte de sus votantes. Tampoco le da buen resultado el reparto de sillones en el Consejo de Ministros y en los despachos adyacentes. Así, los 35 diputados que sumó Unidas Podemos y distintas confluencias el 10-N se quedarían en 32 si hubiera elecciones en este momento, con un 12,4 por ciento de voto. Son cuatro décimas menos que en los últimos comicios.
La coalición PSOE-Unidas Podemos sumaría ahora mismo 141 diputados, frente a los 155 que obtuvieron en las urnas. Si se añaden los tres de Más País, la candidatura encabezada por Íñigo Errejón, la izquierda y los populistas obtendrían ahora 144 escaños, frente a los 158 del 10-N.
Mientras el bloque de la izquierda pierde la confianza de muchos electores, el centro-derecha gana fuerza, según se refleja en el barómetro, principalmente por la subida del Partido Popular. El PP, Ciudadanos y Vox, junto a Navarra Suma, alcanzarían los 168 diputados, 24 más que la izquierda.
La formación liderada por Pablo Casado obtendría ahora un 23,2 por ciento de voto, con 103 diputados, frente al 20,8 por ciento del 10-N, que entonces se tradujo en 89 escaños.
«Centralidad»
El PP partía de los 66 escaños que consiguió en abril, un auténtico desastre que hizo tambalearse el recién estrenado liderazgo de Pablo Casado. Después de ese batacazo, el partido corrigió el rumbo, dejó de competir en el terreno de Vox y optó por la «centralidad y la moderación», como subrayó el presidente de los populares, en consonancia con sus barones. En las elecciones municipales y autonómicas de mayo mejoró el resultado y en noviembre subió hasta los 89 escaños, aunque todavía lejos de las expectativas que se había creado, en torno a los 100 diputados.
Después del 10-N, Casado mantuvo firme su «no» a Sánchez, pese a que en el PP se escucharon voces a favor de una gran coalición con el PSOE, y también de permitir la investidura de Sánchez. Pero el líder del PP se desmarcó de un candidato que había elegido con claridad a la extrema izquierda, a los independentistas y a Bildu como compañeros de viaje. Ahora, Casado tiene como objetivo aglutinar en el PP el centro y la moderación, no solo del centro-derecha, sino también de los votantes socialistas descontentos con los pactos de Sánchez y el Gobierno que los populares califican de «ultra». En el barómetro de GAD3 se observa cómo ese trasvase de votantes moderados y de centro decepcionados con el PSOE de Sánchez puede haber comenzado.
Vox, tercero
En Génova tienen claro que las elecciones se ganarán en el centro. Por eso, ante el crecimiento de Vox su intención pasa por combatir las posiciones en las que discrepen desde la moderación, y no en el terreno de juego del partido de Abascal.
Vox mantiene más o menos los mismos apoyos que el 10 de noviembre. En este momento tendría un 15 por ciento de voto y 51 diputados, apenas una décima y un escaño menos que en las pasadas elecciones. El descontento que logró atraer en la campaña parece ya amortizado, y ahora, en plena ola de radicalidad por los pactos de Sánchez, el voto que más se está moviendo es el moderado que huye de posiciones extremas, y se está dirigiendo hacia el PP.
Con todo, Vox, un partido que apenas existía hace poco más de un año, se consolida como tercera fuerza política nacional, solo por detrás del PSOE y del Partido Popular.
La buena noticia para Ciudadanos es que ha conseguido frenar su desplome, que no es poco. Su hundimiento electoral en noviembre, al pasar de 57 a solo 10 diputados en el Congreso, supuso la retirada de la vida política de su líder, Albert Rivera, al que los votantes no perdonaron sus vaivenes respecto a la gobernabilidad de España, y sobre todo que se negara a intentar un pacto con Sánchez en la anterior legislatura, cuando el PSOE y Ciudadano sumaban nada menos que 180 diputados.
El partido está ahora en un periodo de readaptación y de transición hacia un nuevo liderazgo, en principio dirigido por Inés Arrimadas. Por ahora, la portavoz de Ciudadanos en el Congreso puede ver cómo su formación frena la caída, y sube ligeramente del 6,8 por ciento de voto en las urnas al 7,3 en este barómetro. Sus diputados pasarían de 10 a 12.
«No» a Sánchez
Si Sánchez se presentara a la investidura con los mismos aliados y con los resultados de este barómetro, no saldría elegido presidente. En total, habría obtenido 152 síes (PSOE, Unidas Podemos y confluencias, Más País, PNV, BNG y Teruel Existe). Son 15 menos que los que consiguió el pasado martes 7 de enero, por el retroceso del PSOE y Podemos y la pérdida del escaño de Nueva Canarias. Los «noes» sumarían ahora 181 votos (PP, Vox, Ciudadanos, Navarra Suma, Coalición Canaria, PRC, Junts y CUP). Y las abstenciones se quedarían en 17 (ERC y Bildu).
Entre los socios de Sánchez, los resultados en el barómetro son bastante discretos. En el caso de ERC, se quedaría en un 3,4 por ciento de voto, dos décimas menos que en noviembre. Es una caída pequeña, pero las autonómicas catalanas pueden estar a la vuelta de la esquina y esto podría reflejar un parón de su crecimiento. Seguirían con sus 13 diputados. Junts per Catalunya, sin embargo, ganaría un diputado y sumaría nueve en total. Otro de los socios de Sánchez, Bildu, pierde terreno, se deja dos décimas en estimación de votos y pasaría de tener cinco diputados a cuatro.