El Partido Republicano despertó el día de resaca electoral sin haber celebrado la victoria que las encuestas preveían. Con una inflación a más del 8% y alertas persistentes de una recesión inminente, el presidente Joe Biden ha registrado uno de los mejores resultados de elecciones parciales en primer mandato que se recuerdan, tan ajustado que al amanecer del miércoles aun no se sabe quién controlará el Capitolio los próximos dos años.
Los medios y analistas conservadores ya comenzaron a apuntar el miércoles por la mañana lo obvio: Donald Trump se ha vuelto tóxico en las urnas, y el partido debe mirar hacia Ron DeSantis, el flamante gobernador de la Florida que ha conseguido allí una victoria arrolladora. «The Washington Examiner», un diario conservador de la capital, proclamaba este miércoles: «Elegir a Trump y no a DeSantis para 2024 es un suicidio político».
Euforia de DeSantis
Tal era la euforia de DeSantis y los suyos que en la noche electoral, en su discurso de victoria, los asistentes le gritaban al flamante gobernador: «¡Dos años más!». Ha sido reelegido por cuatro, pero se entiende que en 2024 quieren que se presente a las presidenciales.
Trump vio a no pocos candidatos elegidos o apoyados personalmente por él perder de forma estrepitosa. El más relevante: el candidato a senador Mehmet Oz perdió frente a John Fetterman en Pensilvania. Esto quiere decir que gracias a la derrota del candidato elegido por Trump, un televisivo médico millonario que ni siquiera residía en el estado, les ha permitido a los demócratas ganar un escaño más en el Senado, lo que en teoría podría hacerles retener allí la mayoría.
En Michigan, Tudor Dixon, seleccionada por Trump para gobernadora, perdió frente a la demócrata Gretchen Whitmer. En Arizona, los republicanos Kari Lake y Blake Masters hicieron campaña juntos como candidatos trumpistas bien avenidos, pero no se impusieron con holgura. Lo mismo sucedió con Yesli Vega en un distrito legislativo de Virginia que se consideraba favorable a una victoria republicana.
Trump, cuestionado
El patrón se repetía en todo el país. Tras salir de la Casa Blanca, con falsas denuncias de fraude y una insurrección en el Capitolio, Trump ha moldeado el Partido Republicano a su medida a golpe de primarias. Pero en elecciones generales, sus candidatos no son capaces de imponerse, y pierden cuando se miden con demócratas centristas.
En elecciones generales, los votantes independientes no favorecen al trumpismo. Este miércoles la CNN amanecía recordando a sus televidentes una encuesta que confirmaba lo evidente: un 54% de estadounidenses tienen una mala imagen de Trump.
Según dijo el portavoz de Trump en un correo electrónico, «mientras el presidente Trump mira al futuro, continuará defendiendo su agenda, la de América Primero, que ganó abrumadoramente en las urnas». Sobre las elecciones, dijo: «Es un logro realmente sin precedentes y algo sólo posible gracias a la capacidad del presidente Trump de escoger y elegir a los ganadores».
Es cierto que Trump se anotó algunas victorias con algunos de sus candidatos en las contiendas senatoriales más importantes, como Ted Budd en Carolina del Norte y J.D. Vance en Ohio. Pero fueron los menos.
Sin embargo, aquí en Washington, el que aspira todavía a presidir la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, se quedó sin celebrar la victoria que anticipaban las encuestas. Trump, por su parte sí que celebró. Antes de que cerraran todas las urnas dio un discurso en su mansión de Florida, celebrando un triunfo que no existía y avanzando un «gran anuncio» la semana que viene, probablemente el lanzamiento de una candidatura a la presidencia que ahora se le complica notablemente.
En una noche peor de lo esperado, los republicanos tenían al menos una cosa que celebrar: el resultado de Florida. El condado de Miami-Dade, bastión demócrata, votó republicano por primera vez desde 2002. DeSantis, nueva estrella republicana, obtuvo casi un 60% de los votos, una mejora notable de su propio resultado en 2018, y un posible trampolín a unas presidenciales. Fue un tsunami conservador en Florida. Trump, residente de ese estado, tomó nota. Y de hecho, ya ha advertido a DeSantis en contra de hacerle sombra. En una conversación con periodistas filtrada a la prensa en día de votación dijo que si DeSantis se presenta, revelará información embarazosa «que ni siquiera su mujer sabe».
DeSantis dijo en su discurso electoral que su trabajo «acaba de empezar». Otros republicanos ya comienzan a asomarse a Fox News y otros canales conservadores, para ir ganando prominencia. Por ejemplo, el popular gobernador de Virginia Glenn Youngkin ha estado dando entrevistas a canales nacionales, sonriendo cuando se le pregunta por 2024.
Y en Georgia, el gobernador republicano, Brian Kemp, atacado duramente por Trump por certificar la victoria de Biden en ese estado en 2020, se impuso con holgura y se permitió criticar al expresidente en su discurso, un tabú en su partido que ahora queda roto, tras siete años de férreo control del partido por parte de Trump.