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Las nuevas flexibilizaciones sacan a la luz las contradicciones de la política migratoria cubana

Las afueras de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana. (14ymedio)

Los ciudadanos especulan ante la falta de claridad de algunas cuestiones que quedan abiertas tras el anuncio del ministro de Relaciones Exteriores

A Concepción González le esperaba este lunes otro día en la oficina de inmigración de la calle 3ra y 22, en el municipio Playa, en La Habana. Las medidas migratorias anunciadas este sábado acercan a la realidad su viejo sueño de reencontrarse con su hijo balsero.

El canciller cubano, Bruno Rodríguez, informó este sábado durante el IV Encuentro de Cubanos Residentes en Estados Unidos, realizado en Washington, de la entrada en vigor a partir del 1 de enero de un paquete de cuatro medidas entre las que destaca el fin de la llamada habilitación del pasaporte, un requisito hasta ahora obligatorio para que los emigrados entraran al país.

A esta norma se suman la entrada y salida a la Isla de ciudadanos cubanos residentes en el exterior en embarcaciones de recreo, la supresión del periodo de espera de ocho años (con carácter general) para quienes emigraron ilegalmente y el fin del requisito de avecindamiento para los hijos de cubanos residentes en el exterior.

Los medios oficiales presentan las nuevas normas como una respuesta a la escalada de acusaciones por los presuntos ataques sónicos contra sus diplomáticos que ha lanzado la administración de Donald Trump

El anuncio ha provocado una avalancha de preguntas en la calle en torno al enrevesado panorama migratorio cubano que se reflejan en los numerosos comentarios de foros digitales y redes sociales.

Mientras, los medios oficiales presentan las nuevas normas como una respuesta a la escalada de acusaciones por los presuntos ataques sónicos contra sus diplomáticos que ha lanzado la administración de Donald Trump y la reciente cancelación por parte de Washington de la emisión de visados en su consulado de La Habana.

«Fue necesario que Trump pusiera mano dura para que el Gobierno cubano determinase aflojar las retrogradas medidas migratorias impuestas a sus ciudadanos en el exterior por décadas», opina Rolando Gallardo, residente en Quito (Ecuador) desde hace años.

El ministro de Relaciones Exteriores, durante la clausura del evento, declaró: «El Gobierno de Estados Unidos cierra y Cuba abre».

«La élite política cubana quiere exhibirse ante el mundo como la antítesis aperturista de un Trump agresivo», reflexionaba en su columna del diario mexicano La Razón el politólogo Armando Chaguaceda. El emigrado sostiene que las flexibilizaciones buscan un impacto económico porque «Raúl Castro y sus herederos necesitan aliados menores que sostengan el naciente capitalismo autoritario».

Con la derogación de la habilitación del pasaporte, que está vigente desde 2004 e implica gastos de unos 70 dólares para conseguirla a través de un intermediario, se beneficiarán 823.000 cubanos residentes en el extranjero, según fuentes oficiales. Ahora, solo necesitarán para entrar a la Isla contar con un pasaporte nacional válido y vigente prorrogado cada dos años.

«La élite política cubana quiere exhibirse ante el mundo como la antítesis aperturista de un Trump agresivo», reflexiona el politólogo Armando Chaguaceda

Desde Estados Unidos, el país con una comunidad cubana más numerosa, la emisión del pasaporte cuesta 375 dólares y tiene validez por seis años. Cada una de las dos prórrogas contempladas en ese tiempo asciende a 180 USD. Con los costos de envío y procesamiento de agencias el trámite de emisión del pasaporte puede llegar a 400 dólares.

Los emigrados cubanos que llegaban este domingo al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana se enteraban allí de la noticia. «Me llevó mucho tiempo obtener la habilitación y esta es la primera vez que la uso, pero me alegra que a partir del año que viene no haga falta», comentó a este diario Yantier, de 28 años y residente en República Dominicana.

«Era un poco humillante eso de pedir permiso para entrar en mi propio país», agrega el joven. Muchos de sus amigos «han tenido que portarse bien y no hablar de política públicamente para garantizar que les pusieran este sello en el pasaporte«, sostiene, y cree que las nuevas medidas pueden ayudar a que más gente se atreva a decir lo que piensa.

Precisamente pocas horas antes del anuncio oficial, las autoridades impidieron la entrada a Cuba de la viuda del líder opositor Oswaldo Payá a pesar de tener su pasaporte habilitado. Ofelia Acevedo denunció que a pesar de tener sus documentos en regla y cumplir con la ley, la obligaron a regresar a Miami sin explicarle por qué no podía retornar.

Una de las dudas que falta por despejar desde el sábado es si el Gobierno de la Isla permitirá la entrada de líderes opositores del exilio y exprisioneros políticos que salieron del país, como es el caso de muchos de los procesados durante la Primavera Negra de 2003.

¿Cree que con las nuevas flexibilizaciones migratorias el Gobierno  dejará de retornar a exiliados «incómodos» que lleguen a la Isla?

 

«Bruno Rodríguez, no te creo, no creo que a todos los cubanos los incluyas en esos supuestos beneficios«, emplazaba al ministro de Exteriores en su cuenta de Facebook el exprisionero de la llamada Causa de los 75 Pablo Pacheco residente en Estados Unidos y excarcelado en 2010.

La autorización de entrada y salida a los cubanos residentes en el exterior en embarcaciones de recreo a través de las Marinas Turísticas Internacionales Hemingway y Gaviota-Varadero, algo que estuvo totalmente vedado durante años, también genera confusión entre los afectados.

«Si voy con mi yate desde Miami hasta La Habana puedo entrar», reflexionaba en las redes sociales un cubano emigrado. «Sin embargo, si aprovecho mi estancia en Cuba para hacer el proceso de repatriación y obtener un carné de identidad cubano, ¿qué va a pasar? ¿Puedo ser residente en la Isla y seguir teniendo mi yate en la Marina Hemingway?«, se preguntaba.

A los nacionales con domicilio en la Isla les está prohibido tener embarcaciones de motor en esas exclusivas marinas recreativas, por lo que las nuevas medidas puede poner en evidencia aún más las contradicciones entre «los distintos tipos de cubanos», según especula el internauta en su publicación.

Los emigrados que no han hecho el proceso de repatriación siguen sin tener derecho a comprar propiedades en Cuba o participar en el proceso electoral, demandas tradicionales del exilio cubano. Tampoco se les reconoce la doble nacionalidad que han obtenido en su segunda patria, por lo que obligatoriamente deben ingresar al país con su pasaporte cubano.

Los emigrados que no han hecho el proceso de repatriación siguen sin tener derecho a comprar propiedades en Cuba o participar en el proceso electoral, demandas tradicionales del exilio cubano

El hijo balsero de Concepción González, que partió en una pobre embarcación hacia Miami por la zona oeste del litoral habanero en 2012, se puede ver beneficiado de la medida que suprime el plazo de prohibición de entrada a Cuba en los ocho años posteriores a la emigración ilegal.

«Llevo más de cinco años sin verlo y pensé que teníamos que esperar otros tres», cuenta la madre a 14ymedio.

Sin embargo, para los profesionales que desertaron de misiones médicas, diplomáticas o mientras viajaban en delegaciones deportivas o de otro tipo, la situación no cambia. Contra ellos se mantiene la restricción de entrada a la Isla durante los ochos primeros años posteriores a su salida. El panorama tampoco cambia para quienes salieron a través de la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo.

Otra de las medidas eliminadas a partir de enero es el requisito de avecindamiento para los hijos de cubanos residentes en el exterior, que hasta ahora debían vivir 90 días en la Isla para poder acogerse a la ciudadanía de sus padres.

La flexibilización resulta un «arma de doble filo» para las familias cubanas residentes en los países que no otorgan la nacionalidad a través del ius solis (derecho del suelo), como el caso de España (generalizado en Europa). El Código Civil de ese país permite otorgar la nacionalidad por «simple presunción» a los niños de padres extranjeros que carezcan de nacionalidad.

La flexibilización resulta un «arma de doble filo» para las familias cubanas residentes en los países que no otorgan la nacionalidad a través del ‘ius solis’

Ahora, ese argumento no podrá ser usado para reclamar la nacionalidad española en tanto el consulado de la Isla tramitará la nacionalización incluso aunque el niño nunca haya pisado territorio cubano. Esta situación podría repetirse en otros países con similares leyes.

A pesar de las dudas y las situaciones que no encuentran aún respuesta tras las nuevas medidas migratorias, este fin de semana en innumerables casas de Cuba la felicidad por reencontrar a sus parientes permitió aparcar un rato las preguntas.

«Cuento los días que quedan de este año para ver a mi hijo», confiesa Concepción González. «Sé que muchas madres todavía no tienen esa alegría, pero confío en que vengan más aperturas de este tipo», opina. «Cerrar no pueden más, así que solo les queda abrir».

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