“Porque el de Mauricio Macri es el peor gobierno de la historia”, señala ante sus interlocutores y poniendo a la administración de Cambiemos con una calificación por debajo de las gestiones militares o el de Fernando De la Rúa, con su trágico desenlace de diciembre de 2001.
Por eso, el Instituto Patria, su departamento y un bar de Almagro, son los lugares habituales donde la hoy senadora se encuentra y dialoga, sin vehemencia sino con cordialidad, con quienes quebró lazos desde su segundo gobierno para acá. El primero en volver al redil fue Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete de Néstor, quien se fue de ese cargo con Cristina en la Presidencia y tras la crisis con el “Campo”, en julio de 2008.
Ahora, Fernández es uno de sus operadores -a pesar de la desconfianza de los “pingüinos” o sea, los K de cuna patagónica- y es de los más activos a la hora de atraer a quienes mantienen rencores con CFK. Otro que volvió a la majada es Felipe Solá. El diputado que se fue del bloque de Sergio Massa negó bastante su acercamiento a Cristina, que fue revelado por Clarín, y la semana pasada volvió a hablar con la ex Presidenta en su despacho del Patria.
Quien ya es habitué -y visitante semanal del Patria es Juan Grabois, el jefe de la CTEP y ahora, creador del Frente Patria Grande. Luego fue el turno del Movimiento Evita, donde tés mediantes, la senadora escuchó críticas y objeciones de boca de Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro. Estos dirigentes jugaron -sin suerte- en la elección parlamentaria de 2017 con Florencio Randazzo con una magra cosecha electoral para el Evita.
Cristina escuchó, condescendiente, las observaciones de Pérsico y de Navarro, algo que también hizo cuando recibió a Facundo Moyano, otro dirigente que se alejó de su lado con fortísimas críticas a La Cámpora: el joven Moyano visitó el Patria y hoy recompuso con varios de los jóvenes camporistas. Pero no con todos, como en el caso de Andrés “Cuervo” Larroque, quien le quitó el saludo cuando el sindicalista de los peajes se alejó con críticas al accionar K.
El diálogo, en tanto, fue más sosegado cuando Fernández de Kirchner se vio con Héctor Daer, uno de los jefes de la CGT quien mantiene un discurso duro contra la gestión Macri sin perder el diálogo aceitado con los funcionarios de esa administración. Daer -quien supo ser diputado nacional de la mano de Sergio Massa tras romper con los K en 2013- recibió el OK para la cita con CFK de su jefe político Carlos West Ocampo: “Carlin” es el histórico líder de los trabajadores de Sanidad y avaló el encuentro más allá de ser un duro crítico del kirchnerismo.
El dato que a ninguno de sus recientes visitantes escapa es que “no putean a nadie: ni a Massa ni a Urtubey”, aseguraron ante Clarín cuatro de los dirigentes “reconciliados” que la vieron en los últimos dos meses. Ese esquema es funcional a sumar a todos en “pos de la unidad”, algo que pregonan desde Cristina hasta su hijo Máximo, habitual interlocutor de Massa y clave a la hora de operar políticamente con los intendentes y dirigentes de la provincia de Buenos Aires, distrito desde el que el joven buscará su reelección como diputado nacional.
Una muestra palmaria de que la pacificación es la línea adoptada para el hoy por Cristina es la cena que mantuvo el último lunes con el escritor Jorge Asís. Tras el acto en Ferro de CLACSO; Fernández de Kirchner fue hasta el barrio de Almagro y en el “Café Las Palabras”, propiedad del peronista porteño Eduardo Valdés y también se reconcilió con el ex funcionario menemista.
Cristina había estado enfrentada y, en una charla de casi tres horas, además de esbozar críticas feroces a Macri, recompusieron relación más allá de que Asís fue quien -a través de un tuit- desnudó la corrupción del caso Ciccone, por el que el ex vice de Cristina, Amado Boudou, está preso con una condena de 5 años y 10 meses.
“Hace mucho que no nos vemos, Jorge”, lo recibió con un abrazo la ex Presidenta. “Bueno, ustedes no me querían mucho que digamos”, respondió Asís. “Es que vos escribías y decías cada cosa”, retrucó la senadora. Tras eso, y entre los platos de una cena donde asistieron varias personas más, Cristina intentó recomponer lazos con quien fuera jefe político de Asís cuando fue embajador argentino ante la Unesco, secretario de Cultura de la Nación y embajador en Portugal en las presidencias de Carlos Saúl Menem.
“¿Cómo está Carlos con esto del hijo?”, consultó Cristina tras la operación que Máximo Menem Bolocco afrontó en Chile por un tumor. “Está grande, por suerte pudo viajar”, contó, familiar, Asís sobre el viaje relámpago del riojano hasta Santiago de Chile. Y allí, CFK le mandó un mensaje de definitiva pacificación: “A Carlos siempre lo quise mucho, lo quiero y visto ahora a la distancia, no fue un mal Presidente”, fue el recado que se llevó Asís para su amigo, el también senador nacional Carlos Saúl Menem”.
Ese bar de Almagro también es escenario de encuentros de la esposa de Néstor Kirchner con empresarios, hombres de medios y periodistas, entre los que tuvo su rato de charla el conductor de “Animales Sueltos”, Alejandro Fantino, con una merienda el pasado 7 de noviembre. Clarín pudo confirmar los encuentros con Asís y Fantino con cinco fuentes, una de ellas del Grupo América.
También en ese trabajo de ampliar su base de relaciones, Cristina se junta en ese local gastronómico con los actores K: allí, los visitantes pueden ver una especie de estatua de la ex presidenta Cristina Fernández junto a una de la actriz y cantante de tango Tita Merello.