Latinoamérica aumenta el gasto en educación, pero sigue lejos de la media
México, Chile y Brasil no logran mejorar la calidad de su enseñanza
Chile, México y Brasil invierten más de su PIB en educación y están a punto de acercarse o incluso superar a algunos miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El aumento en inversión, sin embargo, no ha mejorado sustancialmente la calidad de la educación y, en consecuencia, los datos relacionados a la desigualdad laboral, tiempo de estudio o las tasas de matriculación. Varios índices sí han mejorado —o, al menos, permanecido iguales—, pero todavía sitúan a los países latinoamericanos muy por detrás de los desarrollados, según apunta el informe Panorama de la Educación 2014 divulgado este martes. Es el caso, por ejemplo, de los jóvenes de 15 a 29 años que ni estudian ni trabajan —ninis—, que todavía suponen el 20% del total en los tres países estudiados, por debajo de la media del 15% de la OCDE.
En Chile hay cada vez más ciudadanos que han concluido sus estudios secundarios. El 57% de los adultos han terminado la educación secundaria, lo que contrasta con el 75% de media de la organización. Sin embargo, entre la población de 25 a 34 años, el 77% ha finalizado sus estudios, un poco menos que la media de la OCDE, del 82%. El país es, asimismo, uno de los que más ha incrementado sus inversiones en educación, al destinar el 6,9% de PIB al sector —la media del grupo es del 6,1%—. También ha duplicado sus gastos por estudiante, pero solo invierte 5.522 dólares por cada uno, muy abajo de los 9.487 dólares de media.
Chile es también, en contraste con los demás miembros del grupo, el que más inversión privada posee en todos los niveles de educación: el 40% del total. Sobre todo en la educación superior, en la que la inversión privada llega al 76%, mientras que la media de la OCDE es del 31%. Además, solo el 37% de los jóvenes de 15 años van a escuelas públicas, en contraste con el 82% del resto del grupo.
Menos positivos aún son los datos sobre la desigualdad laboral. El estudio revela que el 84% de los adultos chilenos con estudios universitarios poseen trabajo, mientras que solo el 59% de los que han completado apenas sus estudios secundarios están empleados. Los ciudadanos que tienen educación superior pueden ganar el 160% más que los que solo tienen estudios secundarios. La mayor inversión tampoco se ha reflejado en mejores salarios a los profesores: estos, cuando completan 15 años de experiencia, pueden ganar hasta 26.000 dólares al año, por debajo de los 43.000 de media de la OCDE.
Brasil sí ha incrementado la presencia del sector público y el Gobierno llega a destinar el 19% de su presupuesto a educación, por encima del 13% del grupo, lo que le convierte en el cuarto país que más aporta al sector. Esta inversión representa el 6,1% del PIB, en contraste con la media del 5,6% del grupo. En 2000, representaba solo el 3,5%, lo que supone el crecimiento más rápido de la OCDE.
Sin embargo, la inversión pública por alumno todavía es de solo 2.985 dólares, muy por debajo de los 8.952 dólares de media. Además, Brasil gasta cuatro veces más en un alumno de educación superior que en uno de educación primaria o secundaria. Los que pasan por instituciones superiores ganan, a su vez, 2,5 veces más que los que han completado estudios secundarios —la media de la OCDE es de 1,6 superior—.
En México, la inversión en educación aumentó de forma considerable y, en 2011, el 6,2% del PIB se destinó al gasto en instituciones educativas, por encima del promedio del 6,1% de la OCDE. Además, los estudiantes de 15 años lograron una media de 413 puntos en la evaluación de matemáticas de la prueba de PISA de 2012, un incremento de 28 puntos desde 2003.
En cambio, el gasto anual por estudiante, desde primaria hasta educación superior, es solo del 19% del PIB per capita, muy por debajo del promedio de la OCDE del 27%. Y pese a que la cobertura educativa entre los de 5 a 14 años es universal, solo el 53% de los jóvenes de 15 a 19 años están matriculados. México también es el único país del grupo donde los jóvenes de esa franja de edad pasan más tiempo trabajando que estudiando: 6,4 años, un año más que la media de la OCDE; y 5,3 años estudiando, dos menos que el resto del grupo.
[En la imagen superior: Cientos de manifestantes en una marcha estudiantil en Chile. / MARIO RUIZ (EFE)]