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Lenin y Stalin están cada vez mejor valorados entre los rusos

El zar Nicolás II es el personaje que despierta más simpatías, según las últimas encuestas oficiales

Si los rusos de hoy retrocedieran en la historia hasta 1917, la mayoría (36%) no apoyaría a ningún partido, aunque los bolcheviques serían la fuerza política preferida para un 32%, seguidos de los monárquicos, con un 5% de apoyo, y los socialistas revolucionarios (ESER) con un 4%, según sondeos realizados por el Centro de Estudios de la Opinión Pública (TSIOM) con motivo del centenario de la Revolución de Octubre.

La sociedad rusa de hoy es conservadora y no quiere ninguna revolución, indican las encuestas del TSIOM. A tenor de los sondeos de esta entidad vinculada a la Administración rusa, un 92% cree que el país no necesita una revolución, mientras el 5% considera que la revolución es necesaria (en 2012, un 13% era de este último parecer). Pero una cosa sería la necesidad y otra la posibilidad. En 2016, según encuestas del mismo centro, un 30% sostenía que la revolución puede suceder en Rusia, mientras un 61% opinaban lo contrario.

A la hora de valorar a los protagonistas de hace 100 años, las simpatías se reparten entre ganadores y perdedores. El zar Nicolás II, que abdicó en marzo de 1917 y fue asesinado en 1918, es el personaje que goza de mayor simpatía (60%), con un notable incremento desde 2005, cuando el porcentaje de simpatizantes era del 42%. En este periodo, por otra parte, la antipatía por Nicolás se redujo de un 28% a un 20%. El segundo entre los favoritos es Félix Dzherzhinski, el fundador de la policía política, con un 57% de simpatía (el 44% en 2005) y con una antipatía menguante hacia él (del 28% al 19% entre 2005 y 2017).

El tercer lugar es para Lenin, el padre de la revolución, con un 53% de ciudadanos con buena opinión hacia su persona (50% en 2005) y un 30% en contra (un 32% en 2005). Con un 52% de aprobación y un 30% de antipatía, Stalin, el responsable máximo de las grandes purgas de los años 30, le pisa los talones a Lenin, pero mientras éste ha mantenido una posición bastante estable, Stalin ha experimentado un fulgurante resurgir y a su favor se ha invertido la tendencia negativa predominante entre 2005 y 2008 (en 2005 un 37% simpatizaba con Stalin y un 47% tenía una actitud negativa hacia él). Entre los personajes mal vistos se mantiene León Trotski con una antipatía (52%) predominante sobre la simpatía (21%).

Otros sondeos de diferentes instituciones en los últimos años confirman el repunte de Stalin. Alexéi Levinsón, responsable de investigaciones sociales y culturales del centro Levada, una entidad independiente, afirma que la sociedad no ha elaborado una posición única en relación con la Revolución de Octubre. Opiniones formadas por la propaganda de los tiempos soviéticos y acuñadas en época de la Perestroika convergen en las valoraciones de aquel acontecimiento, afirma. Según Levinsón, la sociedad no valora el centenario como un acontecimiento importante y mantiene una actitud muy contradictoria sobre él.

Según los sondeos de TSIOM, la opinión pública rusa está dividida a partes iguales entre quienes consideran que la revolución sucedió en interés de la mayoría de la sociedad y quienes discrepan de esta afirmación. Un 38% cree que la revolución dio un empuje al desarrollo social y económico del país y según el 33% de los encuestados, la revolución benefició a un pequeño grupo de personas, una idea que prevalece entre los ciudadanos de entre 18 y 44 años.

Aunque los bolcheviques serían la fuerza más apoyada por los rusos de hoy si hubieran vivido hace 100 años, el respaldo variaría según la edad, siendo de un 25% entre los jóvenes de 18 a 24 años y de un 51% entre quienes tienen 60 años o más.

La indiferencia frente a la revolución prevalece entre los rusos en la actualidad. Si vivieran cien años atrás. la mayoría (27%) intentaría pasar el tiempo sin participar en la revolución, otros emigrarían al extranjero (16%) y en tercer lugar se situarían los que estarían dispuestos a apoyar activamente a los bolcheviques (15%).

A la pregunta sobre qué aportó la Revolución de Octubre a Rusia, un 38% opinó que dio un impulso al desarrollo socioeconómico del país (en 2005 pensaban así un 28%) y un 23% que abrió una nueva era en la historia de Rusia, mientras un 14% cree que frenó el desarrollo socioeconómico y un 13% que llevó el país a la catástrofe.

Sobre los fines perseguidos por los partidarios de la Revolución, un 19% dice que quisieron dar un golpe de Estado, un 13% que aspiraban al poder (poder para el pueblo, fábricas para los obreros, tierra para los campesinos), y un 10% opina que querían mejorar la vida. Pero un 42% de los encuestados no sabe qué contestar.

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