Lluvia de armas y entrenamiento militar de EE.UU. a Ucrania para la batalla del Donbass
El último envío incluye 18 cañones ‘horowitz’, 40.000 piezas de munición para ellos, sistemas de radar, 300 drones de ataque Switchblade o 500 misiles antitanque Javelin
El escenario de la guerra de Ucrania se concentra de forma progresiva en el Donbass, la región del este de Ucrania controlada en parte por separatistas prorrusos, y que Vladímir Putin quiere llevarse como trofeo de la invasión. El flujo de armas en esa dirección será un factor decisivo en la evolución del conflicto.
La semana pasada, Joe Biden autorizó un nuevo envío de equipamiento militar a Ucrania, tras la enésima petición de Volodímir Zelenski de más armas como única forma de resistir la embestida rusa y tras una conversación telefónica con el presidente ucraniano. Era un paquete de 800 millones de dólares, que elevaba la ayuda militar de EE.UU. a Ucrania a 2.500 millones desde el comienzo de la invasión.
Desde la llegada de Biden a La Casa Blanca, su Administración ha concedido 3.200 millones de dólares en equipamiento militar al Gobierno de Zelenski, lo que supone más del 75% del presupuesto de defensa de Ucrania.
El último envío incluye 18 cañones ‘horowitz’, 40.000 piezas de munición para ellos, sistemas de radar, 300 drones de ataque Switchblade, 500 misiles antitanque Javelin, 300 vehículos blindados, once helicópteros, equipamiento médico y 30.000 piezas de protección persona y cascos.
Para el uso de algunos de esos sistema militares, EE.UU. entrenará a militares ucranianos en Europa, en un paso más allá de la implicación de Washington en el conflicto. Hasta ahora, el Pentágono había dado formación en el uso de los Switchblade a un puñado de militares ucranianos que estaban en un programa de intercambio en EE.UU. cuando empezó la guerra. Ahora, el entrenamiento será por parte de las tropas desplegadas en países de la OTAN en Europa del Este -con la guerra, el contingente estadounidense en Europa ha crecido hasta los 100.000 soldados-, que recibirán a soldados ucranianos para una instrucción rápida antes de regresar al frente.
Biden ha sido cauto a la hora de evitar dar pasos que supongan una implicación directa en el conflicto, como establecer una zona de exclusión aérea o transferir cazas de combate a Ucrania.
Lo ha sustituido por la continua aprobación de envío de armas, que nunca serán suficientes para los ucranianos. Según Yaroslav Trofimov, de ‘The Wall Street Journal’, esos 500 misiles Javelin se consumen en Ucrania en tres días de combate, mientras que los 18 cañones ‘horowitz’ supondrían solo un 3% de la artillería presente en el conflicto, y que pocos sobrevivirán al paso de una semana. La guerra es una devoradora de armamento y los líderes de Kiev quieren más: tanto Zelenski como su ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, exigieron ayer más envíos de armas.