LA HABANA, Cuba. – La fuga del pelotero César Prieto Echevarría, de 22 años y segunda base de la selección cubana de béisbol, no tomó por sorpresa a los aficionados de la Isla, acostumbrados a restar jugadores cada vez que la selección viaja al extranjero.
CubaNet recorrió las calles de la capital para conocer sobre la huida del mejor prospecto de la selección, así como el pronóstico de los fanáticos del béisbol sobre las futuras deserciones durante el torneo preolímpico en Florida, Estados Unidos.
“Eso de que ni siquiera llegó al hotel caracteriza lo resuelto que es en la pelota”, dijo a CubaNet el habanero Rafael Martínez para referirse a la fuga de César Prieto, considerado por la afición como el más rápido en el robo de bases.
Los medios informaron que, cuando la selección cubana llegó al hotel donde se aloja, Prieto ni siquiera entró a la instalación: se subió a un auto que lo esperaba y huyó del lugar.
El fanático del béisbol José Enrique Gómez considera que es el paso más acertado en la carrera del joven pelotero cubano.
“César Prieto, ahora mismo, es el mejor prospecto que tiene la pelota cubana; es un pelotero completo: robador de bases, rápido, bueno en la defensa y líder bateador. Este año César rompió el récord de bateo en la pelota cubana de más partidos consecutivos bateando hits; terminó con 403 de average”.
José Enrique concuerda con el resto de los aficionados en que hay otros peloteros cubanos con mejores resultados al bate, pero no logran conectar tanto con la pelota como lo hace Prieto.
“Que haya abandonado la selección para quedarse tiene que ver mucho con su juventud y el tiempo que llevaba en la pelota cubana. César Prieto necesita explotar sus cualidades en otra Liga; él estaba fichado por la Liga Mexicana de Béisbol, pero aquí (en Cuba) el contrato se quedó en letra muerta. En Cuba hay peloteros que no son mejor que él y tenían contratos”.
La oportunidad de viajar a territorio estadunidense es considerada como única en la carrera de los jugadores de la selección cubana. El aficionado Ángel Bueno pronostica que las deserciones del equipo irán sucediendo en el transcurso del tiempo, aun cuando se recrudezca la vigilancia sobre los peloteros.
“La oportunidad es de oro, en un tercer país la travesía es más larga. Ahí mismo están esperando los cazatalentos y (los peloteros cubanos) tienen la posibilidad de escapar. ¿Cómo logró desertar? Eso nada más lo sabe él, pero es evidente que lo había planificado”.
Jorge Menéndez, otro de los fanáticos entrevistados por CubaNet, solo disfruta el béisbol cuando puede ver a los peloteros cubanos jugando en Ligas Mayores.
“Yo dejé de ver la pelota cubana porque la de hoy día no tiene que ver con la que se jugaba una década atrás. Desde Garbey (Bárbaro), que fue el primero que se quedó, lo que vino después fue un problema político. El pelotero cubano no se siente realizado con la política que el Gobierno sigue con el deporte (…). Hay peloteros que ven la prosperidad de quienes jugaron en la Selección Nacional con ellos, y hoy están en las Grandes Ligas con su vida asegurada. Se sienten mal jugando en una pelota mediocre siendo mejores que los que se han quedado; y no tienen ni una olla para ofrecerle a tus padres”.
Los aficionados cubanos lamentan la pérdida de calidad del béisbol cubano y apoyan el sueño de los peloteros de la Isla de jugar en las Ligas Mayores.
José Enrique considera que jugar en el mejor béisbol del mundo es la cumbre a donde quiere llegar todo pelotero.
“Ahora va a ganar el dinero que merece su esfuerzo para vivir decentemente. Ser pelotero en Cuba no te deja fuera de la realidad asfixiante que se vive en el país. Desde que comenzó la pandemia el Gobierno se ha encargado de acomodar las leyes para empeorarlo todo. Los peloteros tienen familia también y pasan el mismo trabajo que nosotros. César Prieto fue el primero, los que piensan igual que él deben estar presionados por la vigilancia de la Seguridad del Estado, pero antes de que se acabe el torneo se quedaran más”.
Rafael Martínez señala que el engaño inicial de las autoridades de la Isla para impedir las deserciones ya no funciona.
“A los peloteros cubanos los engañaban, les decían que no sabían inglés, que jugar en las Grandes Ligas sería un fracaso. En cuanto desertó el primero, todos se dieron cuenta de lo que podían prosperar en sus carreras deportivas; así es como llegó César Prieto a los EE. UU., sabiendo que su futuro no estaba en la pelota nacional”.