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Los hijos devorados por Saturno Castro Ruz

Camilo Cienfuegos, Manuel Urrutia, 'Che' Guevara, Arnaldo Ochoa y más: es larga la lista de devorados por la 'revolución' de los hermanos Castro.

Ernesto Guevara, Manuel Urrutia y Camilo Cienfuegos, tres 'devorados' por la 'revolución'.Ernesto Guevara, Manuel Urrutia y Camilo Cienfuegos, tres ‘devorados’ por la ‘revolución’. Google Arts Culture

 

El circo judicial montado contra otro alto dirigente de la oligarquía «revolucionaria» castrista, Alejandro Gil, acusado de diez delitos graves, incluyendo el de espionaje, es un déjà vu de anteriores puestas en escena similares.

Y evoca a Georges-Jacques Danton, de quien se dice afirmó antes de ser guillotinado: «Es de temer que la revolución, como Saturno, acabará devorando a sus propios hijos», en alusión el dios de la mitología romana (Cronos en la griega) que se comió a sus hijos por temor a que lo destronaran.

En efecto, las tres grandes figuras de la Revolución Francesa fueron ejecutadas «revolucionariamente»: Robespierre, Marat y Danton. A Marat lo apuñalaron en su casa en julio de 1793, Danton fue decapitado en abril de 1794 por orden de Robespierre, y este a su vez tres meses después, en julio de 1794, fue también guillotinado junto a 21 de sus principales colaboradores, por orden de la Convención Nacional de Francia.

A lo largo de la historia las revoluciones sociales han devorado a muchos de sus hijos más conspicuos. Por ejemplo, los cinco líderes principales de la Revolución Mexicana fueron devorados (asesinados) por el Saturno mexicano: Francisco Madero, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, Pancho Villa y Álvaro Obregón.

En Rusia fue destituido y luego asesinado en México, León Trotski, el verdadero estratega de la revolución bolchevique, creador del Ejército Rojo (comunista) y luego principal rival político de Stalin, quien lo mandó a matar. También fueron ejecutados Bujarin, Zinoviev, Kaménev, Rikov, Lejov y el mariscal Tujachevsky, mariscal de campo y héroe de la Guerra Civil, y otros líderes comunistas que le hacían sombra a Stalin.

Sin embargo, el Saturno castrista es diferente. Es selectivo. No ha devorado a Fidel y Raúl Castro porque ellos mismos son Saturno, y obviamente se comen a sus rivales políticos, reales o potenciales, o a quienes actúan por su cuenta y a los «resbalosos» que se enriquecen sin «salpicar» a sus superiores, como es el caso del excompañero Gil, ex vicejefe del Gobierno y ministro de Economía.

Ello explica cómo siendo Alejandro Gil la mano derecha del presidente de la República y del primer ministro del Gobierno, ambos jerarcas hayan salido ilesos en este show jurídico. Pero no me detendré hoy en este caso. Echemos un vistazo a quiénes y por qué los ha devorado Saturno Castro-Ruz.

El presidente Urrutia, Camilo Cienfuegos y el Che Guevara

En julio de 1959 Fidel Castro obligó a renunciar al presidente de la República y jefe de Estado provisional, el magistrado Manuel Urrutia, un anticomunista y liberal. Por la TV lo acusó de «traición a la patria» por decirle a la prensa que ya era necesario convocar elecciones libres. Urrutia huyó de Palacio y se refugió en la Embajada de Venezuela.

Tres meses después desapareció el comandante Camilo Cienfuegos, el tercer hombre en la jerarquía militar y política de la nación, a quien Fidel Castro consideraba su más peligroso rival político por su desbordante popularidad, su carisma, y por anticomunista. Para enmascarar su asesinato montó el paripé de que Camilo cayó en el mar mientras viajaba de regreso a La Habana en una avioneta.

Unos días más tarde fue condenado a 20 años de prisión el comandante Hubert Matos, amigo muy cercano de Camilo Cienfuegos, porque siendo el jefe militar de Camagüey gozaba de gran admiración en la tropa y con su declarado anticomunismo era un rival potencialmente peligroso.

El Che Guevara, tercer hombre en la jerarquía «revolucionaria» en la primera mitad de los años 60, asesino e incendiario de vocación, consideraba una «traición al socialismo» la política de «coexistencia pacífica» de la URSS y su modelo económico, que daba autonomía a las empresas estatales y entregaba premios monetarios a los trabajadores.

Eso chocaba con la estrategia del proxeneta Castro I de ser mantenido con el dinero de Moscú per secula seculorum. Por ello le facilitó a Guevara todo para que se fuera a las selvas de Bolivia, y lo abandonó para que lo cazaran como un conejo. Y así ocurrió.

El general Ochoa y Aldana «perestroikos» y el general Abrantes

El general Arnaldo Ochoa, Héroe de la República de Cuba y jefe victorioso de las tropas cubanas en Angola, Etiopía y Somalia, fue fusilado en julio de 1989 porque se entusiasmó mucho con la «perestroika» de Mijail Gorbachov. Ochoa gozaba de gran admiración y respeto dentro de las Fuerzas Armadas y podía tramar el derrocamiento de Fidel Castro para instaurar un nuevo sistema político.

Fue acusado de «narcotráfico» y «traición a la patria», y ejecutado junto con el coronel Tony de la Guardia, el capitán Jorge Martínez y el mayor Amado Padrón Trujillo, quienes sí estaban en el narcotráfico, pero por órdenes de Fidel y Raúl.

Un mes después fue condenado a 20 años de prisión el general José Abrantes, el ministro del Interior, por «negligencia» y «mal uso de fondos gubernamentales». Pero el también exjefe de la seguridad personal de Fidel Castro sabía demasiado. Ya en prisión reveló que lo del juicio por narcotráfico fue un montaje mediático, pues en verdad todo fue ordenado por Fidel y Raúl para obtener divisas y adquirir equipos de alta tecnología en EEUU. Meses después, en enero de 1991 Abrantes murió de un infarto cardíaco que al parecer fue provocado.

Un año después, en 1992, la «revolución» se comió a Carlos Aldana, por entonces la tercera figura política visible del régimen, pero que se embulló demasiado con la «perestroika» y la «glasnot» en la URSS. Fue destituido y expulsado del PCC porque creyó que él podía ser el Gorbachov cubano e incluso hizo algunos intentos por flexibilizar las trabas a la libertad de expresión. También destituyó como director del diario Granma (desde 1967) al fanático fidelista Jorge Enrique Mendoza.

Hay testigos de que poco antes de destituir a Mendoza, en 1987, Aldana en privado dijo off the record a dos periodistas que Granma debía pulsar más la realidad cubana y las inquietudes de la gente, en vez de publicar «tantos artículos de historia de Cuba».

Los «conspiradores» Carlos Lage, Robaina y Pérez Roque

Llegamos entonces al «truene» de Carlos Lage, primer ministro de facto (secretario del Consejo de Ministros y vicepresidente del Consejo de Estado) y de los cancilleres Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque.

Entre 1990 y 2009 Lage se destacó como impulsor de algunas de tibias «reformas» económicas. La población percibía que era un reformista lamentablemente «contenido» por los Castro. Y en verdad era la figura más «potable» para iniciar cambios en Cuba.

En marzo de 2009 fue destituido (obligado a renunciar) junto con el canciller Felipe Pérez Roque y otros altos funcionarios, porque entre todos «estaban tramando proceder a la transición a nuevo modelo político». Fidel Castro lo confirmó cuando dijo que «el enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos».

Y pasamos a «Robertico» Robaina, el canciller cubano desde 1993, otro agazapado entusiasta de la «perestroika». Su estilo «liberal» para hablar y actuar lo hicieron popular. Comenzó a ser percibido por la gente como un posible Gorbachov, y él se lo creyó. En 1999 fue destituido deshonrosamente por «autopromocionarse» como candidato de la transición poscastrista, según expresó Raúl «el Cruel».

Otros devorados física o políticamente, más los corruptos

A esta hoja criminal de Saturno Castro Ruz hay que agregar otros hijos devorados físicamente. En marzo de 1961 fueron fusilados el comandante Humberto Sorí Marín, ministro de Agricultura del primer Gabinete castrista, y el comandante (nacido en EEUU) William Morgan, por su resistencia a la imposición del comunismo en la Isla. Y fueron encarcelados los comandantes históricos Rolando Cubela y Eloy Gutiérrez Menoyo, también por oponerse al poder absoluto de Fidel y al comunismo.

Por supuesto a esto hay que agregar a los 4.491 «hijos de la revolución», ejecutados ante un paredón o sin juicio alguno, y los asesinados cuando intentaban salir clandestinamente del país.

En este inventario de «compañeros» devorados por Saturno Castro hay muchos más casos, como el comandante histórico Diocles Torralba, ministro de Transporte, condenado a 20 años de prisión por «corrupción», y la destitución del general Rogelio Acevedo como presidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, igualmente por corrupción.

Pero esos casos corresponden a otra faceta de la autofagia «revolucionaria», que incluye el «Caso Gil» y muchos más de corrupción y robo al Estado, en los que el Saturno insular solo castiga a malversadores de la casta jerárquica subordinada, mientras protege a los «pejes gordos» de la cúpula militar y política, que son, precisamente, los más ladrones y corruptos. De ello me ocuparé en otro momento.

 

 

 

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